31. Todo lo que queremos decir

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Esa tarde cuando papá me pasa a buscar, las niñas no están en el auto. Papá menciona algo de ir a buscarlas, pero estoy demasiado agotada como para pensar en ello.

—¿Aprendiste algo interesante hoy?

Que cuando tu no quieres hablar todo el resto del mundo si quiere.

—No.

—¿Cómo está Nadine?

¿Quién sabe? ella no lo dice. Y yo ya no pregunto.

—Como siempre.

—¿Quieres que vayamos por unas hamburguesas? Podríamos decirle a tu mamá que no cocine y tomamos algo para llevar.

—No tengo hambre.

Escucho a papá murmurar algo, pero no sé qué, tampoco pregunté. Solo me concentro en ver las luces pasar y las nubes aglomerarse en el cielo, amenazando en hacer llover sobre esta triste ciudad.

Es impresionante lo mucho que cambian las cosas a tu alrededor cuando ya no quieres prestarle atención.

Siento el motor apagarse, papá se estaciona justo enfrente de la escuela de mis hermanas. Varios niños ya están afuera reuniéndose con sus padres, algunos van con sus paraguas en manos.

—Bueno, iré por tus hermanas.

No me muevo ni lo sigo, más bien me distraigo con las cosas que hay dentro del auto.

No pasa mucho cuando escucho la puerta abrirse y las voces animadas de mis hermanas. Me doy vuelta para saludarlas cuando me enfrento a la mirada de Zane, caminando directamente hacia el auto. Papá debió haberle dicho que se uniera, ya es prácticamente costumbre.

—Zane te puedes sentar junto a mi. 

—¡No! Él se sentará al lado mío.

Él deja salir una sonrisa que pasa por nerviosa si no lo conoces bien, y que realmente es de incomodidad. Sin embargo, ¿acaso yo lo conozco bien?

—Puedes sentar a Galen en tus piernas.

Papá abre la puerta del conductor y se queda de pie al ver que Zane no se mueve, por el retrovisor alcanzo a ver que Galen ya se acomodó, él único que está indeciso de venir es Zane.

—La verdad señor, tenemos que pasar a otro lado antes de ir a casa-

—¡Pero yo te llevo! —exclama papá con mucho ánimo. Sé que no entendió que esa es una simple excusa.

Pongo mi vista fija al frente y guardo silencio. Si cree que por lo que pasó el otro día entre nosotros algo cambiará con respecto a como mi familia lo ve, está confundiendo las cosas. No estoy exactamente entusiasmada por esto, pero mis hermanas son amigas del suyo y a mis padres les gusta servir de taxi y llevarlos hasta su hogar. Y si quiero cortar lazos es cosa mía, eso no los involucra a ellos.

—Señor, realmente no quiero molestar. Galen vamos-

—¡Aaah! —se hace un coro de quejas al instante.

¿Estará esperando Zane a que diga algo para apoyarlo?

—De verdad que no molestas, niño. Además, está a punto de llover, si dejo que te vayas así como así ninguna de mis hijas me lo perdonará.

Papá se ríe, pero nadie le secunda.

—Vamos, sube al auto, no seas terco.

No distingo lo que dice, pero sí que suspira. Sus intentos de convencer a papá no fueron suficientes y terminó por rendirse.

No hay lugar en tu corazón [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora