Capitulo 3: Visitas desde las Lejanías

386 23 6
                                    



Capítulo 3

Visitas desde las Lejanías

     Mientras Kion despertaba y se enteraba de lo que le había pasado, en un lugar cercano al manantial principal del reino, Kiara descansaba junto a Zuri ya que Tiifu se había decido a quedarse en la Roca del Rey porque "estaba cansada", aunque Kiara sabía muy bien porque era en realidad.

- Qué raro que Tiifu no haya querido venir con nosotros, siempre nos acompaña. – desde que habían salido, Zuri no había dejado de pensar las razones que tenía Tiifu para no ir con ellas. Kiara tampoco le quiso decir el porqué ya que no quería delatar a su hermano y su secretito.

- Ya, Zuri. Su razón tendrá. – Kiara ya había tenido suficiente, su cabeza le dolía de tanto escuchar como Zuri continuaba interesada en saber que le había pasado a su hermana. – Además, es grande y tiene su independencia. Sólo relajémonos y descansemos, ya pasamos una semana de completa locura. Todos esos animales viniendo a preguntar cosas y a exigir soluciones. Ya bastó por este año. – terminó por echarse a los pies de una gran acacia que desprendía una refrescante y espesa sombra, ideal en un día, que aparentaba, sería muy caluroso.

- Si, que digo. Ya nos preocupamos de más. Solo descansemos y tengamos un día tranquilo. – qué mejor que poder estirarse y refregar su espalda contra el suelo, fresco y cómodo, que era provisto de la hermosa sombra de ese árbol y por un fresco aire proveniente del manantial.

     Así estuvieron por un buen rato, hasta que decidieron invertir su tiempo de descanso en algo más productivo, como podría ser una caminata por el reino. Caminaron por un par de horas, hasta que, en una zona cercana al límite con las Lejanías, escucharon unos ruidos y unos quejidos, detrás de unos arbustos y pastos altos.

     Lentamente se acercaron, tomando todas las precauciones posibles, hasta dicho lugar para cerciorarse de qué era lo que pasaba. Lo que encontraron sorprendió a Kiara e hiso que Zuri temblara del miedo, pero su amiga la asustó aun mas ya que se levantó y develó su posición inmediatamente.

- ¡Kiara, ¿Qué haces?! ¡Estás loca, nos va a matar! – susurraba con gran nerviosismo, intentando mantener su postura lo más baja posible para que el desconocido no la viera.

- Shh, ya, Zuri... - calló a su amiga la cual, ya le parecía, estaba demasiado paranoica. Solo entonces pudo centrar su atención completa en ese león marrón, de mas o menos su edad, que estaba echado frente a ellas. - ... ¿Kovu? – preguntó ante la sorpresa que asaltó al joven león quien pegó un salto digno de una gacela. Definitivamente, para Kiara, no era ningún peligro, así que se acercó sin ningún temor. Solo se asustó un poco al escuchar el grito de dolor del visitante.

- ¿Ki-Kiara? – fue lo que atinó a decir el león de pelaje oscuro tras poder razonar un poco luego del susto. – Cre-creí que po-po-podías ser Kion o-o-o Simba, que sería peor. Por favor, solo dime que no me echaras... ¿no? – continuó con su parloteo rápido y casi inentendible por los nervios.

- Eh, tranquilo, solo respira y tranquilízate. – decía mientras intentaba calmar al pobre león que no podía salir del shock. – Dime algo: ¿yo te eché aquella vez de los cocodrilos? – preguntó lo mas suave y tranquila posible, transmitiendo esa paz a su interlocutor.

- No, pero podría delatarme ahora. – dijo mientras intentaba dar un paso, lo cual fue un fallo garrafal ya que cayó instantáneamente.

- No lo haría jamás. Pero hay algo que en serio me preocupa; ¿Qué te pasó? Estas herido y además... ejem... estas en las Tierras del Reino. ¿Sucedió algo malo? – aseguró y se preocupó Kiara por Kovu, quien solo la miro con una cara de desgraciado rendido ante la vida.

El Rey León: Una HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora