Capítulo 13: Reencuentro

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Capítulo 13

Reencuentro

     La tarde llegaba para ambos grupos; el de las desaparecidas y el de los buscadores. Para todos, la búsqueda, se estaba volviendo muy larga; generalmente cuando alguien se perdía no pasaban más de 1 día buscándolo, hasta que lo o la encontraban... o a sus restos, por lo menos. Pero esta búsqueda era desesperante, más allá de que no hubiera dudas de donde estaban, porque siempre seguían encontrando nuevas pistas que los llevaban un paso más lejos pero siempre un paso atrás.

     Como decía, la búsqueda se había vuelto desesperante para todos, pero había alguien quien no daba más...

- Kion... ¿podemos hablar? – el tono dulce y melodioso de la chita sacó de su encierro mental al joven macho, quien asintió y se dirigió a orillas del rio que fungía de frontera natural entre el Reino de Oriente y una zona neutral entre tierras, donde habitaban los exiliados del reino. – Te he notado algo raro desde que peleamos contra Zira, Kion y... y quisiera saber el porqué, si puedo. – interrogó delicadamente para no hacer enojar o exaltar a su líder y amigo.

- ¿Eh?... ¿Cómo dices, Fuli? – preguntó con falsa distracción el joven felino. Eso le parecía algo infantil a Fuli ya que, desde pequeños, Kion buscaba esconder todos sus problemas a los demás. Desde una reprimenda de sus padres hasta la misma muerte de su hermano, todo ocultaba a la vista de ellos... excepto de alguien.

- Kion, sabes que no me puedes engañar; desde niño lo sabes, pero igual lo sigues intentando. – rio suavemente recordando todo por lo que había pasado con ese león. – Ya es hora de que me digas algo sin evadirme, ¿no te parece? – le dijo mientras apoyaba su pata sobre la del macho. Ella no era muy de tener contacto físico con los demás, es más, lo aborrecía, pero con Kion era diferente; lo veía como si fuera un hermano, alguien en quien podía confiar incondicionalmente y con el cual podía demostrar una gran intimidad sin sentirse avergonzada o molesta. – Anda, dime; ¿Qué pasó para que estés tan desanimado? Ya estamos cerca, vamos por buen camino y estamos a punto de encontrar a las chicas. – intentó animarlo, pero el joven no parecía dispuesto a animarse.

- Fuli... aghhh. ¿Cómo decírtelo?... – se consultó a sí mismo, mientras buscaba las palabras correctas para hablar. - ... mis padres siempre me han enseñado que jamás, pero jamás, debo dejar que mis sentimientos me controlen. Sobre todo, si esos sentimientos son malos y estoy en problemas. Hoy me pasó eso, exactamente y ustedes vieron el desenlace que tuvo. Hice lo que siempre me dijeron que no debía hacer: dejarme influenciar por sentimientos y... y asesinar a alguien de mi familia. – la tristeza era notable en los ojos del joven príncipe, pero no demoró en continuar hablando. – Esto me convierte en alguien igual o peor que Zira, Fuli; maté a alguien sin ningún sentido más allá de mis emociones. Eso es imperdonable, me es imperdonable. – ahora sí, sus ojos se llenaron de lágrimas que comenzaban su camino hacia el barro húmedo de la orilla del rio.

- Escucha, Kion; tu no fuiste, eres o serás, jamás, como Zira. Sé que no eres así. Y más allá de eso, ambos sabemos que se lo merecía, pero quisiera saber ¿por qué reaccionaste así? ¿qué te hizo reaccionar de esa forma? – dijo mientras seguía sollozando ante la carga de frustraciones que llevaba dentro.

- E-ella dijo, ella dijo... dijo que Tiifu era... Grrr... que Tiifu me era infiel y que... que seguro estaba con otro macho. – dijo y se desbordó en llantos de rabia y dolor.

- ¿Y tú crees que Tiifu es así? – preguntó de forma suave al destrozado joven. Ante la negación con la cabeza del mismo, Fuli continuó. – Yo sé que no es así, ella te ama demasiado, es alguien que no puede vivir sin ti; pero lo que dijo la leona fue muy cruel, muy duro y, al final y al cabo, se merecía lo que le hiciste, esa perra no se merecía vivir. Uh, perdón por la palabra. – dijo y se tapó rápido la boca, lo que logró sacar una leve sonrisa de parte de Kion.

El Rey León: Una HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora