En la vida de Millie, existió un tiempo en que se sentía como una persona normal como el resto. Hasta que una noche llena de desgracia, fue el inicio de una serie de giros imparables e incontrolables en su vida. Lo único que llegaba a considerar nor...
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Eran las once de la noche cuando regrese a mi cuarto a intentar dormir, sabiendo que mañana era fin de semana y que tendría que ponerme al tanto con todas mis tareas escolares, antes de regresar el lunes. Ya me encontraba a mitad de camino, cuando el timbre sonó deteniéndome y extrañada, regrese para ver de quién se trataba a estas horas. Por un momento pensé que se trataría del chico araña, pero al abrir la puerta, no me encontré con nadie.
Estuve a punto de cerrar la puerta, cuando de la nada, un chico saltó gritando frente a mí. Grité asustada y en cuanto reconocí al desconocido, empecé a darle muchos golpes con mis puños, a lo que él gritaba en auxilio.
—¡TE ODIO, NED!
Mire al chico con enojo y en lugar de cerrarle la puerta en la cara, entre a mi hogar sabiendo que me seguiría. Ya adentro, Ned cerró la puerta detrás de él y pude notar que sostenía un cuaderno morado.
—¡¿Qué rayos haces aquí?! ¡Son las once de la noche!
—Me dijiste que te sentías algo paranoica y aproveche mi oportunidad... ¡Debes de admitir que fue algo gracioso!
Tomé mi botella de agua que había dejado en la encimera y le di un largo trago, queriendo evitar insultarle en tres idiomas diferentes. Solo pude decir en voz baja "Idiota" a sabiendas de que Ned me escucharía, y antes de hablar, me dio por estornudar, a lo que agarre un pedazo de papel para sonarme la nariz.
—Como sea, ¿solo viniste para eso?
—No, me dieron una misión especial —estiró el cuaderno en mi dirección y lo primero en que me fije al tomarlo, fue como en la portada estaba escrito con un marcador negro "De nada, Mills"—. Peter me envió para darte esto. Tuvo que salir con May y no tenía tiempo para venir, pero él quería dártelo lo más pronto posible.
—¿Y te dijo que me lo entregaras a las once de la noche?
—Es que se me olvido.
No pude evitar soltar una carcajada por la cara que había hecho. Abrí el cuaderno para ver su contenido, y no pude evitar sonreír, al darme cuenta de que escribió todas las actividades de esta semana. Había separado las materias por colores y aunque algunas clases no las compartíamos, me había dejado las tareas resueltas.
Al llegar a la última página, me había dejado una pequeña nota, la cual leería más tarde.
—Qué tierno —bueno, "Tierno" no era la palabra que usaría, pero no podía decir nada más frente a Ned, sabiendo que iría a contarle todo al castaño. Cerré el cuaderno y miré a Ned sin deshacer mi sonrisa—. Gracias por venir hasta acá, Ned.
—Solo cumplo con mi deber, Mills. Nos vemos el lunes.
—Gracias, igualmente.
Lo acompañé hasta la puerta para despedirme de él y cuando fui perdiéndose de mi vista, cerré la puerta. Con mi botella de agua en mano, me aseguré de que todas las puertas estuvieran cerradas con llave antes de regresar a mi habitación y rápidamente, sumergirme entre mis cobijas que estaban algo tibias. Deje la botella en mi mesa de noche, tomé el cuaderno abriéndolo justamente donde estaba la nota de Peter y la leí en voz alta intentando imitar su voz.
Querida Millie:
El consejero escolar me pido que te mandara todos los trabajos que dejaron para esta semana, así que me tome el tiempo de hacerte este cuaderno para facilitarte las cosas. No pude evitar ayudarte con las tareas, así que me debesuna;)
Sé que dirás que no era necesario escribir todo este mensaje en papel, pero se sintió genial haber escrito esto intentando sonar formal.
Nos vemos cuando regreses a la escuela, espero que te recuperes pronto.
Con cariño, Peter.
Sonreí dejando el cuaderno a un lado de la botella y apagué la lámpara sobre mi mesa de noche, para irme a dormir tranquilamente.
