Capítulo 16

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3 meses después

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3 meses después...

Corrí entre la oscuridad de la noche, podía escuchar mis propios pies, romper varias ramas que se encontraban ocultas bajo la nieve. El frío viento chocaba contra mi rostro y cada vez que dejaba el aire escapar por mi boca, humo salía solo para desaparecer detrás de mí. Sostuve la caja entre mis brazos, alcanzando a escuchar como el maldito volaba justo encima de mi cabeza y antes de que pudiera cambiar de rumbo o buscar un escondite, apareció frente a mí.

—Entrégame la caja, niña.

—Ni loca —sostuve la caja contra mi pecho y el hombre me miro con furia, a lo que me prepare para lo siguiente.

—Entonces tendré que quitártela.

—Quiero verte intentarlo.

Voló en mi dirección y me dejé caer al suelo de espalda, evitando una patada.

Me levanté con rapidez, aprovechando que el hombre se aterrizó en suelo, para ir corriendo hacia él y subirme a sus hombros, comenzando a pegarle en la cabeza con mi codo. Me tomo de ambas piernas, dejándose caer de espaldas y mi cuerpo choco contra el suelo, por lo que la caja voló de mis manos, quedando lejos de nuestro alcance. Lo miro rápidamente para levantar la pierna y proporcionarle un golpe en su rostro con el talón, me levanté para ir tras la caja, pero algo me sostuvo de mi cinturón, jalándome con fuerza hasta pegarme a un árbol.

Trate de correr, pero nuevamente fui jalada para pegarme contra el árbol y supe que el hombre había usado una cuerda eléctrica.

—Lo siento, niña, pero yo gané —sostuvo la caja entre sus manos, mientras se me acercaba con esa sonrisa de arrogancia.

—Olvidas algo —me miro confundido, a lo que sonreí—, Nunca te acerques al enemigo.

Antes de que él pudiera evitarlo, levante la pierna golpeándolo en esa zona dolorosa para cualquier hombre y cuando se agachó, cubriéndose ahí, le di un puñetazo en la cara haciéndolo caer al suelo. Rompí la cuerda con un cuchillo que tenía escondido bajo la manga y tome la caja, alejándome unos pasos del hombre que se encontraba quejándose de dolor en el suelo, y ahora, yo fui quien lo miraba con triunfo.

—¡Las galletas son mías, Wilson!

Salí corriendo de vuelta al pequeño campamento y me metí al quinjet, refugiándome del frío. Me acerqué a Natasha, quien no dejaba de ver una pequeña tableta, sintiéndome orgullosa de mí misma. La mujer dejó el aparato a un lado, al darse cuenta de que no dejaba de sacudir la caja frente a su cara, con tal de llamar su atención.

—Lo logré —tomo la caja y me miro—. Y antes de que me digas que la caja está vacía, no lo está, la revise antes de dejar a Wilson abandonado en medio del bosque.

—Muy bien —sonreí dejándome caer al suelo, cansada—, pero hay algo que no tomaste en cuenta.

—Repase cada cosa que me enseñaste, ¡estoy totalmente segura de que no olvide algo! —la mujer saco de la caja un pequeño dispositivo que parecía ser... Un rastreador—. ¡Mierda!

—Lenguaje.

—Cállate, pantalones patrióticos —solté con cansancio y lleve mis manos a mi cara, totalmente frustrada.

—Millie, aún te falta mucho por aprender. No puedes esperar a tener todo ese entrenamiento y conocimiento en tan poco tiempo —me obligo a quitarme las manos del rostro y me tomo de la barbilla con una sola mano, haciéndome verla para mostrarme esa pequeña sonrisa que siempre me tranquiliza—. Puede que algún día llegues a ser mejor que yo...

—¿En serio me darás esa frase de "El alumno supera al maestro"?

—Sí —no pude evitar hacer un puchero.

—No creo poder llegar a ser, tan siquiera, la mitad de buena que tú eres.

—Millie, soy la mejor maestra que puedes llegar a tener, está más que claro que serás de mi rango.

Sin soltarme de la barbilla, la sacudió haciendo que mi cabeza también se moviera y deje escapar una carcajada.

Me regreso la caja y escuchamos a Wilson entrar al quinjet. Lo primero que hizo, fue mirarme enojado y yo solo respondí encogiéndome de hombros. Steve le contó sobre como olvide el rastreador, a lo que Wilson me miro con más enojo que antes y comenzó a quejarse sobre la patada que le había dado. Los tres nos limitábamos a escucharlo con fastidio y solo se calló cuando termine aventándole la caja de galletas al rostro.

Natasha miraba en su tableta algo que llevaba rastreando en las últimas semanas y para mi entendimiento, eran unas armas en Siria, en las manos equivocadas; Steve comía una sopa instantánea de la cual me compartió un poco y Wilson comía una de las galletas de la caja.

Durante estos últimos meses he entrenado cada día sin parar, al igual que aprender ruso, después de haberle suplicado a Natasha que me enseñara al haberla escuchado hablar el idioma. Hay pocos días en los que puedo descansar completamente y después de la paliza que le di a Wilson, las siguientes horas serían uno de esos días, a lo que quise pensar que era por el día que se veía marcado en el calendario.

Era Navidad y nadie parecía estar tan interesados en eso.

Era mi primera Navidad sin mi familia y quería celebrar la festividad aun si no podía estar con ellos, por lo que conseguí regalos para los mayores. No los conocía demasiado, pero quería estar segura de que los regalos eran de su preferencia, y si no, pues les tendría que gustar porque había gastado el poco dinero que tenía cuando nos detuvimos en una ciudad, lo cual fue hace una semana.

Steve tiró el vaso a la basura y me dirigí al asiento del copiloto para sacar una bolsa de papel, me gire a ver a los mayores, cada uno haciendo de lo suyo e intente llamar la atención tosiendo un poco, pero me ignoraron.

—Hoy es Navidad —hablé, haciendo que finalmente me miraran—. Sé que es algo temprano, pero ya no puedo esperar por darles sus regalos.

—No era necesario, Millie...

—Lo sé.

Deje escapar una sonrisa ante mis propias palabras y me acerque a Wilson para darle un llavero de una ala de ave, el hombre rió sarcásticamente y supe que le había gustado. A Steve le di una bufanda de color azul y evite soltar un suspiro al ver la sonrisa del hombre... Puede que mi crush en él se estaba expandiendo cada vez más.

Y por último, a Natasha le quise dar lo mejor de todo, lo cual era un brazalete con una pequeña araña negra colgando.

—Lo hice yo misma. Tarde en pintar lo rojo de la araña.

La mujer sonrió al ver ese característico símbolo rojo y tomo el brazalete, viéndolo por un largo rato y la abrace con fuerza, sabiendo que ella sería incapaz de hacerlo con los dos hombres en el lugar.

—Esto no significa que te vaya a reducir el entrenamiento.

—Al menos lo intente.

I NEED YOU || Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora