En la vida de Millie, existió un tiempo en que se sentía como una persona normal como el resto. Hasta que una noche llena de desgracia, fue el inicio de una serie de giros imparables e incontrolables en su vida. Lo único que llegaba a considerar nor...
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Después de una breve discusión sobre como el hechicero debió de haber escuchado a Stark y que debió de haberse mantenido alejado, el hechicero dejo en claro que todo lo que hacía, era con el fin de proteger la gema que tiene en su collar. Así que en un resumen, estábamos en el espacio gracias a que Calamardo buscaba esa piedrita para su jefe que no es Don Cangrejo y como la entrometida que soy, me metí en todo este lío en donde probablemente vamos a terminar muertos, muy lejos de casa.
¿Y qué tiene de especial esa gema para que todos lleguemos a morir en el espacio? Pues tenía que descubrirlo, porque si iba a morir por una maldita piedra, tenía que haber una buena razón.
—Disculpa, su relación me confunde, ¿qué es?, ¿tu pupilo? —pregunto el hechicero en cuanto Peter se quiso meter a la conversación.
—Es su hijo —todos me miraron—. ¿Qué? Si voy a morir, que al menos sea fastidiándolos a todos.
—No vamos a morir —me encogí de hombros ante lo que dijo Peter y mire al hechicero, para estirar mi mano en su dirección.
—Por cierto, soy Millie.
—Doctor Strange —estrecho mi mano aceptando el saludo.
—¿Usas tu nombre ficticio? Entonces soy Spider-Man.
El hombre solo lo miro antes de regresar con Stark, para saber si podíamos regresar a casa, a lo que Tony negó y propuso emboscar al tal Thanos en el lugar donde se supone que se dirige esta nave, para así mantenerlo lejos de la tierra. Strange termino aceptando a regañadientes el plan, sin embargo, le advirtió a Stark que si debía dejarlo morir a él o a nosotros para salvar la gema, no dudaría en hacerlo.
«Definitivamente moriremos» pensé.
Stark se nos acercó y nos tomó de los hombros, mirándonos seriamente.
—Bueno... Ahora son Avengers.
—Alto, ¿qué?
Peter parecía demasiado entusiasmando por la noticia, pero yo solo estaba confundida ante la repentina decisión de Stark. Digo, debería de estar igual que Peter, el mismísimo Iron Man me nombró una Avenger y debería estar saltando de la felicidad, sin embargo, solo me quede pasmada sin dejar de ver el suelo en completa confusión.
«¡Apenas soy nueva en esto! ¡Ni siquiera tengo un maldito nombre ficticio! ¡Mami, ayuda!» pensé.
Me senté en el suelo observando la gigante pantalla frente a nosotros, Peter estaba parado a mi lado y al igual que yo, nos quedamos viendo la pantalla que nos mostraba el recorrido de la nave. Strange se puso frente a nosotros para comenzar a explicarnos sobre Thanos y en lo serio que debíamos de tomarnos esta misión, pues el universo dependía de nosotros, ya que si él lograba conseguir todas las Gemas del Infinito, estábamos jodidos.
Genial.
Me encanta esa motivación, Strange.
Después de su pequeña charla, no pude evitar pensar en que pasaría si nunca regresábamos a casa, en si llegaba a existir alguna posibilidad de que todos muriéramos tratando de luchar contra ese alíen y mucho más, en que pasaría con mis padres. Me dio temor de tan solo pensar en la última vez que los vi, cosa que fue incrementándose al pensar en profundidad gracias al silencio que me rodeaba; y al cabo de unos segundos, mi mente ya fue repleta de pensamientos negativos, principalmente sobre como no volvería a verlos, como no saben donde me encuentro o como no sabrían que morí en el espacio.
