En la vida de Millie, existió un tiempo en que se sentía como una persona normal como el resto. Hasta que una noche llena de desgracia, fue el inicio de una serie de giros imparables e incontrolables en su vida. Lo único que llegaba a considerar nor...
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—¿Tus padres lo saben?
—No, obviamente no les diré que Stark me dejo una maldita pistola.
El traje que me había dado Tony, era casi idéntico al que ya tenía, solo que este era completamente negro y tenía una extraña máscara que me recordaba a la de Peter; mi boca se podía ver y en vez de que los ojos fueran blancos, eran rojos oscuros. En la parte de las manos, tenía unas garras de metal, junto al diseño de Black Widow en la palma de cada mano y en cada muñeca, un pequeño orificio donde salían unas sogas que se parecían a la anterior.
Shuri rio ante lo que dije, mire el techo esperando a que dejara de reírse y para cuando lo hizo, me deje caer en la cama.
—¿Ya abriste la caja que te dio Clint?
—No...
—¡Ya han pasado dos meses, Millicent!
—De hecho, son dos meses, tres semanas y un día... —la escuché soltar un suspiro de exasperación.
—¡Solo ábrela! No va a pasar nada malo.
—Ajá... ¿Cómo van las cosas en Wakanda?
Claramente, notó como trate de evadir el tema, pero me siguió la corriente y nos quedamos hablando un rato más, hasta que tuvo que colgar para ir a terminar uno de sus experimentos. Me senté en la cama dirigiendo mi mirada a la caja y por más que quise seguir ignorándola, decidí que era mejor hacer caso a las palabras de Shuri, por lo que la tomé entre mis manos y fui deshaciendo con cuidado el lazo blanco, hasta que solo me quedaba quitar la tapa para ver lo que contenía.
Tome unos cuantos respiros para controlar los nervios y finalmente la abrí, encontrándome con el cinturón de Natasha.
No me sentí para nada bien al verlo.
Antes de regresarlo a su lugar, fruncí el ceño al ver un extraño dispositivo al fondo de la caja y dejé el cinturón de lado para tomar el dispositivo, el cual apenas cubría mi dedo índice. Al no lograr entender como servía, lo regrese a la caja con miedo a perderlo, al igual que el cinturón y le puse la tapa a la caja antes de esconderla debajo de mi cama.
Salí de mi habitación al escuchar el timbre sonar y al abrir la puerta principal, me encontré con la sonrisa de cierta chica rubia.
—¡Millie!
—¡Betty! —exclamé de la misma manera—. ¿Qué te trae por acá?
—Pues como ya deberías de saber, el profesor Harrington nos puso a organizar lo del viaje y estaba pensando... ¡En como esta puede ser tu perfecta oportunidad de pedirle a Peter que sea tu novio!
—¡¿Eh?! ¡Pero si faltan como dos meses para ese viaje!
La rubia ignoró mis palabras y me tomo de la mano para jalarme afuera de mi hogar, pero antes de que me sacara por completo, tome mi bolsa tan rápido como pude. Apenas cruce la puerta, pude escuchar una suave carcajada y me di cuenta de que Michelle estaba sentada en la pequeña banca del porche.