7. Acampada

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Otro día más comenzaba desde que los Pevensie llegaron a Narnia. Hoy los nervios recorrían las venas de los reyes. Al día siguiente partirían hacia Archenland para llevar a cabo una arriesgada misión.

Debido a la tensión del ambiente, decidieron hacer una acampada en el bosque para relajarse. Tenían el día libre, sin tener que entrenar o preparar nada.
Se despertaron y desayunaron en el comedor. Los nervios se palpaban en todo el castillo, pues se veía a los caballeros y guardias vagar de un lado a otro, preparando todo lo necesario para el siguiente día.

Cuando todos estaban listos, salieron de Cair Paravel a pie. Cada vez se iban adentrando más en el bosque. Caspian guiaba al grupo, pues era el que tenía más experiencia en acampar. Tras andar un rato, se paró en seco y observó el terreno con cautela.

-Es aquí.- informó el telmarino.

Se habían parado en una explanada con flores alrededor. Los árboles que los rodeaban no dejaban ver más allá de la maleza.

- Bueno, pues aquí pasaremos el resto del día.- Annabeth sacó una manta de una bolsa de tela.

Extendieron la manta que llevaban y se sentaron en el suelo.
La reina Lucy llevaba una cesta en la que traía la comida necesaria para pasar el día allí. Una vez estuvieron asentados, comenzaron a conversar unos con otros. Aunque los Pevensie tenían la sensación de conocer a los reyes de toda la vida, lo cierto era que había muchas cosas que aún no sabían sobre ellos.

- Ya conocemos vuestras vidas actualmente, pero no habéis contado nada de cómo eran en el pasado.- sacó el tema Edmund, rompiendo el silencio.

- Está bien, empiezo yo. - se ofreció Cora- Nací en Narnia. Recuerdo que me crié en un orfanato, nunca supe quiénes eran mis padres. Ni siquiera sé si aún vivirán o no. Tan solo mencionaron algo de que tenía un hermano, pero nada más. No tengo familia y cuando os veo tan unidos no puedo evitar sentir algo de envidia. Pero ya me acostumbré a vivir sin nadie y a ser independiente.

-Debió de ser terrible.- empatizó Susan con su amiga. No esperaba que detrás de aquella alegre chica hubiera una infancia tan triste.

- No todo fue malo. Me acuerdo de bonitas anécdotas con mis compañeras de habitación en el orfanato. La verdad es que nos trataban bastante bien, pero aún así, no puedo negar que a veces no fuera duro no tener a nadie.- le respondió su amiga.

- ¿Y nunca has tratado de buscar a tu hermano?- preguntó Lucy sin tapujos.

- No tengo ningún dato por dónde comenzar a buscarlo. Tampoco sé si seguirá con vida o qué será de su paradero.

- Entiendo... - comprendió ella.

- Ahora por ejemplo... Tú, Rillian, cuéntanos algo.- preguntó Edmund con curiosidad.

- Yo también soy de Narnia, siempre viví cerca de Cair Paravel y soñaba con trabajar en la corte real. Cuando era pequeño, me contaban numerosas historias sobre vosotros; los reyes de antaño que liberaron Narnia del eterno invierno. Nunca imaginé que algún día yo también sería rey y podría contribuir al futuro de mi nación. En cuanto a mi familia... - su cara se ensombreció un poco - Mi madre sigue con vida pero mi padre murió debido a una enfermedad grave cuando tenía seis años.- terminó el muchacho.

- Nosotros cuatro siempre vivimos con la ausencia de una figura paterna, sabemos lo que se siente.- lo comprendió Peter - Además, en mi caso tuve que madurar antes de tiempo para cuidar de mis hermanos.

- Yo no tenía hermanos, pero aún así también tuve que madurar antes de tiempo. No quería que mi madre me viera triste y trataba de esconderlo delante de ella. - contó el rubio con voz algo apenada.

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