8. Viaje a Archenland

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Amanece en Narnia un día más, pero esta vez no era un día cualquiera. Oficialmente iniciarían su viaje a Archenland y, por lo tanto, la aventura encomendada por el gran león.
Tras la noche de acampada, los reyes se despertaron en medio del bosque. El primero en despertarse fue el sumo monarca, que aún desperezándose, zarandeó a su hermano.

- Cinco minutos más... - se quejó Edmund medio dormido.

- De eso nada, hoy tenemos prisa. - continuó zarandeándolo hasta que finalmente se dignó a colaborar.

Despertaron a todos los demás y emprendieron el camino de vuelta a Cair Paravel. Tardaron poco en llegar, ya que tampoco se habían alejado demasiado el día anterior.

Nada más pisar el castillo, Edmund, Peter y Caspian prepararon los caballos para salir. Mientras, las chicas se encargaron de las provisiones de comida necesarias para el viaje. Percy y Rillian ayudaban repartiendo armas. En principio, la idea era completar el plan sin tener que usarlas, pero debían estar preparados y barajar cualquier posible opción.

Como cada mañana desayunaban en la larga mesa del comedor, aunque esta vez todos masticaban en silencio, perdidos en sus pensamientos y preocupaciones.

- Saldremos después de desayunar.- anunció Annabeth rompiendo el silencio.

- ¿Alguien ha avisado al rey de Archenland de nuestra inesperada visita? No vaya a ser que tenga otros asuntos pendientes - cayó Caspian en ello.

- De eso ya me he encargado yo.- respondió el sumo monarca, tranquilizando a todos los presentes-
Le envié una carta pidiéndole pasar unos días en su palacio para resolver posibles conflictos.

- Menos mal, lo había olvidado por completo...- se tranquilizó Caspian.

- ¿Qué haríais sin mí? - vaciló el rubio.

- Vivir más tranquilo, por ejemplo - contestó el rey justo burlón.

- No empecéis con vuestras tonterías, - los frenó Susan - es muy temprano y no me apetece escucharos.

- Creo que estamos pasando por alto lo importante. - se metió la pequeña de los Pevensie - ¿Aceptó la propuesta de la carta? - interrogó entusiasmada, haciendo que regresaran al tema.

- Ah, verdad... - recordó Peter - Pues claro que aceptó.

- Perfecto, entonces.- sonrió ella, dando un último bocado a la manzana.

- ¿Habéis terminado con el desayuno? - preguntó Rillian.

- Sí - respondieron los demás.

- Pues vamos hacia la puerta del castillo, ya está todo allí para partir. - informó Caspian decidido.

Eso hicieron. Salieron del comedor y recorrieron el castillo hasta llegar a la entrada. En el portón  de madera de Cair Paravel ya se encontraban preparados los caballos con las provisiones.
Los reyes se montaron en estos e iniciaron el camino hacia Archenland.

- Deberíamos llegar sobre las cuatro de la tarde. - informó Percy mirando un reloj de mano.

- Nos queda un largo trayecto por delante, - suspiró Cora - solo son las once de la mañana.

Así era, les esperaba mucho tiempo a caballo por los frondosos bosques de Narnia. La parte positiva era que no hacía demasiada calor aquel día. Además, los árboles tapaban el sol, lo que se agradecía.

En el camino, todos iban inquietos porque no sabían lo que les depararía el futuro. Quién sabe, quizás los calormenos se les habían adelantado.

Después de tres horas cabalgando, decidieron parar para almorzar. Serían sobre las dos de la tarde, y tanto ellos como los caballos estaban ya agotados.

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