10. La espada de oro

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- ... En realidad, le he dicho que sí. - Peter sintió cómo la furia de su hermana le atravesaba las entrañas.

- ¿Estás loco? ¡Esto no formaba parte del plan! ¡Y encima ni siquiera me has consultado nada! - exclamó ella llena de rabia.

- ¿Pero quién te crees para hacer algo así sin preguntar? - le gritó esta vez Caspian también notablemente enfadado, lo que hizo que todos confirmaran las sospechas de su relación.

- Calmaos, por favor. Todo tiene una explicación. Y no tendrás que casarte con él si no lo deseas. - tranquilizó la situación el sumo monarca para explicar lo sucedido. - Ram ha empezado a hablar de las numerosas ventajas que supondría para los dos países una alianza matrimonial. Pensadlo, decirle que sí nos abre muchas puertas. Eso hace que probablemente estén de nuestra parte y nos ayuden en la guerra contra Calormen. Necesitamos más hombres que luchen a nuestro lado.

- Entiendo lo que quieres decir, ¡pero tú no eres el que se va a casar con un desconocido!- volvió a sobresaltarse la reina benévola.

- No tendrás que hacerlo. Le he comentado que ahora mismo no estamos para celebraciones nupciales teniendo una batalla que librar a la vuelta de la esquina. Ram ha entendido la situación y ha aceptado aplazar el evento y la proposición de matrimonio hasta después. Simplemente, tendrás que negarte a casarte con él. Quizás nos traiga algunos problemas, pero conociendo al rey Ram, dudo que sea peor que la guerra con Calormen.

- Pues eso espero, porque no pienso aceptar. - aclaró ella aún algo molesta.

- En realidad, está bien pensado. - Rillian apoyó al sumo monarca- Si se hubiera negado, Ram se resistiría a ayudarnos o quizás directamente se aliaría con Calormen.

- Exacto. No había otra opción. Lo siento, Su por utilizarte de excusa. Te lo compensaré.- se disculpó el mayor de los Pevensie.

- Bueno, pero igualmente el plan de la espada sigue en marcha. Si nos descubren dudo que esté de nuestra parte si le intentamos robar.- añadió Cora.

- O puede que si nos descubren, continúe a nuestro lado por el "futuro matrimonio"- explicó Rillian defendiendo la postura del mayor de los Pevensie.

- No hay nada más que hablar, deberíamos dejar de pensar en el futuro y centrarnos en el plan que vamos a llevar a cabo. - interrumpió Annabeth.

Tenía razón, en realidad aceptar la propuesta de Ram había sido inteligente por el momento. El problema vendría después de la guerra, pero ya se encargarían de él. No hay que pensar tanto en el futuro sin siquiera saber qué te deparará el día siguiente.

Poco tiempo después, escucharon que alguien subía las escaleras. Era el rey Ram que se dirigió a sus aposentos para descansar. Los reyes de Narnia esperaron un rato para asegurarse de que se había dormido.

Era el momento de llevar a cabo el intercambio. Iba a ser difícil tener que hacerle esto a Ram, era una persona muy agradable y simpática. Si los pillaban romperían el lazo que les unía al país.

Escucharon los ronquidos provenientes de la habitación del rey de Archenland. Era ahora o nunca.

Susan y Percy salieron de la habitación y se dirigieron sigilosamente al museo que el rey les había mostrado esta mañana.
Rillian y Caspian vigilaban en la puerta de la habitación que no se despertara. Mientras, Peter y Edmund prepararon los caballos en la salida. No sabían si abría que recurrir al plan de huida precipitada. El resto de reyes esperaban en la habitación de las chicas, deseando que la misión fuera un éxito.

Susan y Percy llegaron sigilosamente al pasillo dónde se encontraba la puerta del museo. Observaron que dos guardias vigilaban la puerta.

- ¿Ahora qué?- preguntó susurrando Percy a la reina.

Los tesoros de Narnia 👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora