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Cuando era más joven y salía con Mina, de lo único que tenía que preocuparme era de que no nos vieran muy empalagosos o haciendo cosas que considerábamos atrevidas.

Realmente, la razón era que yo tenía 14 y me sentía raro teniendo una novia a esa edad, creía que era raro empezar con noviazgos. Y noona se sentía igual, por lo tanto no tuvimos tanto problema.

Siempre fue algo muy inocente, los pocos toques que nos dimos nunca fueron sin ropa y siempre eran acompañados con unas risas nerviosas y un rubor. Ambos éramos unos novatos y estábamos igual de perdidos en las relaciones.

Ella fue mi primera novia en cierta manera, porque las demás novias habían sido un juego de niños. Y aunque con ella no dimos pasos grandes, me ayudó a tener una idea de como era ser el novio de alguien, a la par que con ella entendí como era que alguien te gustara de verdad.

Era una chica de quince años a la que le gustaba tocar el piano y hacer pastelitos muy decorados para el negocio familiar de repostería.

Varias veces nos habíamos quedado hasta muy de noche juntos mirando las estrellas mientras compartíamos nuestras jóvenes e ingenuas reflexiones de la vida, nuestras pasiones, sueños, tristezas, miedos, anécdotas y gustos, ella fue la primera persona en saber que yo era bisexual. Y me alegra que no le haya importado.

Los padres de Mina se enteraron de nuestro romance a los pocos días de que "formalizáramos" (tampoco era como si tratáramos de esconderlo, simplemente no queríamos dar detalles), pero al contrario de lo que pensé, lo tomaron muy bien.

Su padre siempre me decía que cuidara a su pequeña y su madre solía repetir mucho que yo era un buen chico.

Fue una relación perfecta, ella me gustaba mucho y yo le gustaba mucho a ella.

Me dolió tanto cuando terminamos, y me dolió porque sabía que quizá nunca nos volveríamos a ver ya que ella se fue con toda su familia a Sudamérica porque sus abuelos tenían problemas de salud.

Me puse muy triste por meses, la necesitaba, fue la primera vez que mi corazón se rompió y no sabía como llevarlo.

A mis 15 años aún seguía dolido, fue una etapa misteriosa para mi yo de ese entonces, que duró hasta tres meses después de cumplir esta edad.

Me sentí feliz, eufórico y libre al notar que recordaba a Mina con cariño, pero ya no con necesidad.

En un inicio era extraño, incluso me sentía algo culpable imaginando que ella aún sentía lo mismo que antes y yo en cambio ya no.

Hablábamos rara vez, ella estaba muy centrada en adaptarse a la nueva cultura que estaba conociendo y cada vez nos hacíamos más distantes. No pudimos manejar la distancia, éramos unos novatos como para lograr algo tan complejo.

Durante todo el tiempo que estuve sin Mina llegué a la conclusión de que era muy inexperto y joven como para poder mantener un noviazgo a distancia, y que debía evitarlos para no terminar cayendo en lo mismo, que a pesar de no haber sido un error, dolió.

Todo iba bien, las relaciones que mantenía eran esporádicas y heterosexuales. Maleables.

Hasta que cierta personita llegó. Cierta personita de ojos muy profundos que me gustaba mirar por mucho rato después de haber tenido sexo hasta el agotamiento.

Una personita con la cual nos entregamos algunas primeras veces.

-Bajemos.- Me dijo Baekhyun sacándome de mis pensamientos.

Otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora