¿Hora? Siete de la noche.
¿Lugar? El parque de la laguna.
¿Regaños que me esperaban? Muchos.
-Y el profe dijo que a la próxima me tocaba exponer solo.
-Bueno, tú te lo buscaste a la final.
Sonrió- sí, pero que flojera.
-Moral- hablé suave acariciando su cabeza, que estaba sobre mis muslos.
-Deberíamos aprender a reconocer constelaciones.
-Nou, yo sí sé.
-A ver, pruébalo.
-Bueno, esa es...ammm... bueno no sé, pero sabía.
Soltó una pequeña risa. Y seguimos mirando el bonito cielo estrellado.
Nos habíamos entretenido hablando y aunque suene extraño casi no nos habíamos besado.
Cumplí mi objetivo de cansarlo hasta que muriera de sed y solo así lo llevé a los puestos de jugos.
Y hace como una hora mi madre me había llamado molesta y le había dicho que me quedaría un poco más, y obvio que me esperaban regaños. Me preocupé en su momento, pero ahora, apoyado en el tronco de un frondoso árbol, sobre un pasto verdoso y abundante con alguna que otra flor dispersa, una vista hermosa a la laguna que reflejaba la luna y las estrellas brillantes en un cielo sin nubes, y con la cabeza de Baekhyun sobre mis muslos no podía arrepentirme.
Había pasado media hora que estábamos en ese lugar, y no sabía el por qué pero estábamos siendo los de antes.
Mi charla era sincera aunque quisiera ser recatado, y él reía aunque se esforzara por ser seductor.
Sencillamente me hipnoticé, seguía hablando pero no podía dejar de acariciar al chico recostado sobre mí, y él me miraba, evitando que saliera de su embrujo. O talvez cayendo en el mismo.
-¿Recuerdas cuando nos conocimos?
-Mmm, la verdad no, pero si recuerdo la primera vez que salimos.
-¿Y la primera vez que nos besamos?
Me quedé en silencio en unos segundos.
-¿Tú?
-También- respondió tomando mi mano.
Quería responder, pero no sabía qué.
-¿Tienes frío?
-No todavía- comenzó a jugar con mi mano- quiero quedarme aquí, está muy bonito.
-Ojalá- hablé despacio.
Y volvió un silencio cómodo mientras parecíamos pensar si seguir hablando o no
-Min, ¿es cierto que querías con Sana?
Lo miré confundido apenas terminó la frase.
-No, claro que no. ¿Por?
-Yukhei me lo dijo.
Sonreí burlándome- vaya, que raro.
Se levantó de mis muslos para tomar de la botella de agua que teníamos.
Aproveché que se sentó unos momentos para cambiar de posición.
Me levanté con delicadeza y me acomodé frente a él, colocando mis piernas a los lados de las suyas.
Sus ojos me vieron calmados y despreocupados de que invadiera su espacio personal. Él mismo me invitó algo de agua de la botella y yo tomé de esta.
Cerró la botella y se recostó sobre el pasto con cuidado, y yo seguí su ritmo, bajando al mismo tiempo que él, de modo que cuando el estuvo completamente tendido yo estuve de la misma manera sobre él. Apoyado en su hombro, sintiendo su perfume suave y su calor.
Talvez la forma en la que decidí llegar a esa posición con él resultaba un tanto inusual, pero solo me importaba que ahora lo tenía cerca, demasiado, y a él le gustaba.
-Deberíamos...deberías...-murmuré sin saber como pedirle un beso.
-Debería...- remedó tiernamente esperando que terminara la frase
Miré hacia arriba y coloqué mi mano derecha en su mejilla, acariciándola suavemente.
Relamí mis labios cuando su mirada bajo de mis ojos a estos, dándole permiso de que me besara.
Con cuidado, me levantó ligeramente de él, para vernos de frente. Yo apoyando mis manos a ambos lados de su cabeza para crear esa distancia que nos permitiría conectar la vista.
El miraba hacia arriba respirando con algo de anormalidad y estoy seguro de que yo miraba hacia abajo embobado por la obra de arte en la que podían convertirse sus mejillas.
-Lindo- le susurré y me agaché para besarlo de forma corta.
Él correspondió y no me dejó ir, pues colocó sus manos en mi nuca y enredó sus dedos en mi cabello. Con bastante sutileza y hasta podría decir que cariño.
Poco a poco dejé de apoyar mis manos y terminé recargándome por completo en él.
Nos separamos para recobrar el aire y volvimos a besarnos con la misma lentitud que antes, sin siquiera pensar en utilizar la lengua.
Una de sus manos comenzó a bajar por mi columna, ligera y lenta la delineó provocándome un escalofrío y un por favor, dime que no estoy soñando.
Sin intención de hacerlo rudo mordí su labio inferior.
-Ah-gimió Baekhyun al sentir el pequeño ardor en sus labios.
-Shh- susurré dulcemente cerca a sus labios y lamí con cuidado el lugar afectado.
Volvimos a besarnos y seguía sintiendo como la mano de Baekhyun delineaba toda mi columna vertebral de arriba hasta abajo, con lentitud y sensualidad.
Y se sentía bien, sus manos me hacían sentir protegido y cómodo, así como sus labios me hacían volar y querer abrazarlo, porque eran tan suaves que me retenían sin poder apartarme ni un segundo, eran dulces, cálidos, lo suficiente como para querer protegerlo de cualquier cosa.
Su perfume era suave, delicado como sus movimientos.
Bajé una de mis manos hasta su cadera y la acaricié, hasta llegar a su cintura.
Volví a bajar y toqué parte de su muslo, o mejor dicho lo acaricié.
Se sentía divino sentir a este hermoso chico moverse con sutileza debajo mío, buscando un poco más en la lentitud de nuestras caricias.
Jugué con el borde de su suéter mientras dejábamos que nuestras bocas se abrieran con cuidado.
Me atreví a dejar mi mano en su cadera y besar más allá de su boca. Su mentón suave y después su cuello. Al que por cierto, me dio acceso rápidamente.
Besé el área y él gimió con suavidad, cerrando también sus ojos.
Besé su mejilla y sentí como su mano se iba hacia mi pecho, no para empujarme, sino para acariciar este.
Y por eso no paré, metí mi mano bajo su suéter y dejé que mi mano fría estremeciera el cuerpo de Baekhyun.
Casi sin notarlo fui subiendo por su torso desnudo, causando que la prenda que cubría este se levantara un poco.
¿Qué estamos haciendo?, pensé en cuanto mi espalda se arqueó por el accidental tirón de cabello que me había dado Baekhyun después de que mordiera superficialmente su cuello.
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Otra vez
FanfictionSi no me gusta, ¿Por qué lo deseo? Si me hace mal, ¿Por qué lo anhelo? Si me meteré en problemas, ¿Por qué no me abstengo? Si eres mi peor opción, ¿Por qué no me alejo?