Comando Indeseable

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Capítulo 5

Comando Indeseable

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Pese su experiencia como biólogo y explorador activo nunca se sintió obligado a lidiar con gente nueva como ahora. En su carrera siempre fue necesario entablar una relación laboral con quienes investigaría o diera colaboración pero en este caso...

- No sé si he caído bajo...- murmuro Kite, apretando los dientes. Su discípulo lo miro raro porque soltara una frase así de repente.

Vaya broma de mal gusto. Precisamente a él lo eligieron para comandar a un grupo conformado de criminales indisciplinados, que nada tenía que ver con su estilo de trabajo. ¿Porque lo asignaron en primer lugar y como comandante, además?

"Confiamos en tu capacidad"

¡Jodido Pariston! Con su sonrisa psicótica y su voz de doble significado, seguro que lo eligió con otro motivo.

Pero allí estaba, en el puerto de Green Island, una isla olvidada de Dios que un hombre llamado Reiza sacó provecho para construir una prisión de alta seguridad. Para Kite, esta tenía mejor presentación e imponencia que la Torre de Trampas del Cazador Lippo.

En cuanto llego, seguido de un Gon listo con su mochila de viaje y su inolvidable caña de pescar, se encontraron a Reiza y un número de gente esperando.

Cinco personas en total, algunos se destacaban gracias a la expresión de sus ojos, otros eran llamativos por su apariencia y el difuso recuerdo de sus rostros en carteles de recompensa.

- ¿Porque están encadenados?

La pregunta era obvia y casi podía pasar de una broma si no fuera por seriedad de Kite.

El Master ni intento sonreír.

- Por las dudas.

Por el rabino del ojo, Kite miro disimuladamente a los Demonios de Reiza, reteniendo a esos cinco personajes misteriosos, seguramente complejos y llenos de secretos. Algo le decía que estaba próximo a ver un volcán en erupción, no sabía porque, el sentimiento era tan fuerte que le erizaba los vellos.

- ¿Son todos?

- Sí- Reiza comenzó a señalar a sus presos, viendo que ninguno quería presentarse- Dos son nuevos, te los regalo- Señalo a un moreno de risos negros y a una mujer de peinado fucsia.

Kite quedo perplejo. ¿"Se los regalaba", dijo? Que falta de profesionalismo.

De la nada, el Master chasqueo los dedos y las esposas en las manos, pies y cintura de los presos cayeron al suelo.

Un silencio sepulcral sacudió a todos.

Kite no se lo podía creer.

Los presos estaban atónitos.

Gon no entendió nada.

- ¿Uh, que paso?- Pregunto inocentemente, sin darse cuenta que los elegidos por los Zodiacos estaban en libertad en pleno puerto, capaces de hacer lo que quisieran ante la restricción de Nen anulada.

Sin perder tiempo, Kurapika dio un gruñido feroz y materializo sus cadenas.

- Trate de contenerme pero no lo puedo soportar- Rugió, dando un salto hacia atrás para imponer distancia y manejar mejor sus instrumentos- ¡Tu vida me enferma!

Al Estilo del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora