Una cruel apuesta

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Capítulo 13

Una cruel apuesta

Inspirado en la canción de Bea Miller, "Enemy Fire"

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- El rumor de una guerra ha llegado a la ciudad Yorkshin, su gente está alterándose.

- Siempre han sido de nervios de cristal y eso que reciben a la Mafia cada año.

- Tocando el tema, la Mafia ha enfocado su interés en esas criaturas llamadas Hormigas Quimera. ¿Adivinas lo que están pensando hacer?

- ¿Apostar? Solo para eso se ponen de acuerdo.

- Apostar, sí, pero con resultados.

- ¿Resultados de qué?

- La Mafia ha puesto su ojo en las Hormigas Quimera, como te dije pero más allá de eso, los Diez Dons han hecho un movimiento interesante.

- ¡Repite eso! ¿Los Diez Capos de la Mafia, que rayos...? ¿Qué interés podrían tener en unos bichos evolucionados?

- Tranquilo, es solo un rumor. Se dice que los Diez Dons quieren a una Hormiga Quimera entre sus Bestias Sombrías.

- ¡Como si fuera a ser posible!

Disimuladamente, el hombre dio una risa nerviosa para callar súbitamente, secretamente horrorizado.

Luego de despedirse, el guardaespaldas Dalzollene fue al aeropuerto Ringon a esperar a su jefe, que recién arribaba a la ciudad al concluir sus negocios. Ambos se dirigieron en limusina al hotel Beitacle.

- Las malas noticias están sacudiendo todo el continente- comenzó el jefe Nostrade ya dentro del cuarto de lujo, encendiendo un puro.

- Sin duda, el chisme sobre lo que intentan hacer los Diez Dons también está circulando.

- Lo que faltaba.

Light Nostrade estaba por quejarse del lío en el que estaba el mundo cuando tocaron la puerta cuidadosamente, oyendo chillidos animados.

Dalzollene reviso por la retina de seguridad, quito los seguros y cedió la entrada a dos mujeres. Una de ellas era baja, menuda y de aspecto sereno, su ropa humilde desentonaba con su trabajo pero lo importante era el disimulo. La otra, una quinceañera de cabello azul y terminaciones de cascabel, se precipito al cuarto con toda intención de ponerse el nuevo vestido que cargaba en su bolso de mano.

- Bienvenidas, Senritsu. Señorita Nostrade.

- ¡Aah, viniste!

Neon no presto atención al saludo ni a quien le abrió la puerta. Sus ojos azules se abrieron de alegría y dio saltitos de conejo poco antes de lanzarse al pecho de su padre, abrazándolo al punto de asfixiarlo.

- ¡Finalmente apareces, papa!

- Yo también me alegro de verte.

De pronto, la efusividad de la muchacha se reemplazó por un mohín de enfado y distancia.

- ¡Dijiste que vendrías ayer, mentiroso!

- Ya, ya, lo que sucede...

- ¡Nada de excusas! Solo te apuras en venir a verme cuando quieres a Lovely Ghostwriter.

Ella se cruzó de brazos, altanera.

Sus guardaespaldas sabían lo que se venía ahora; otra triste escena.

Al Estilo del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora