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routine life

El despertar solo era algo que todavía le parecía extraño a Ben, principalmente porque hace tan sólo un par de meses Katriona solía estar ocupando el otro lado de la cama. Ahora, sus mañanas no contaban con la presencia de quien había sido su compañera durante los últimos nueve años. Sin considerar esos estúpidos romances de secundaria, Kat había sido la primera y única novia que él había tenido.

Frotándose los ojos, aún somnoliento, bajó a la cocina para prepararse una taza de café. Era fundamental que bebiera de éste para poder comenzar su mañana de la manera correcta. Un suspiro se le escapó de los labios cuando, al abrir el mueble, se encontró con aquel tazón rosado que Kat siempre usaba cuando ambos tomaban el desayuno. Sabía que la muchacha ya no volvería por él, mas aún no era capaz de deshacerse de aquel objeto.

Ben Jones y Katriona Perrett habían comenzado su relación cuando ambos apenas tenían dieciocho, y pese a que en ese momento eran jóvenes y no podían apostar tanto por su noviazgo adolescente, con el paso del tiempo, Ben parecía estar cada vez más seguro de que compartitía el resto de su vidas junto a la chica. Para el hombre, Katriona era la mujer con la que, eventualmente, se casaría y formaría una familia. Sin embargo, todavía no estaba preparado para dar ese importante paso, y culpaba a aquello como el responsable del término de su relación.

Todavía podía recordar el día que la muchacha y él terminaron. Él debía marcharse de imprevisto y ella no parecía de acuerdo con aquello. El ascenso de la carrera del actor parecía estar interponiéndose entre ellos y comenzaba a deteriorar lo que con tanto esfuerzo habían construido.

—¿A dónde va esta relación? —Katriona le preguntó a Ben, mientras él terminaba de armar su maleta. La audición para una importante película que su mánager le había conseguido se había adelantado una semana, por lo que debía volar a Los Ángeles esa misma mañana.

—¿A qué te refieres con eso? —Jones, o populartemente conocido como Hardy, le preguntó, sin dejar de empacar y más pendiente de no perder su vuelo que de lo que su hasta entonces novia le estaba diciendo.

—No estamos avanzando —susurró la también actriz, sentándose en la cama y con la mirada fija en el suelo de la habitación—. Vivimos juntos, adoptamos una mascota juntos, pero... nos hemos quedado ahí, estamos estancados, no hemos dado el siguiente paso.

—¿Siguiente paso? —el actor se detuvo por unos instantes, para prestarle por fin completa atención.

—Matrimonio, hijos, Ben, de eso estoy hablando —y con tanto sólo escucharle, Hardy sintió su cuerpo tensarse. Por supuesto que quería aquello, pero no todavía. Había algo que no le hacía sentirse seguro y no lograba acertar qué era—. Todos nuestros amigos estan casándose y formando una familia...

—¿Podemos hablar de esto cuando vuelva? —fue lo único que pudo decir, entre agoviado por el poco tiempo que tenía y el nerviosismo que la presión de Katriona le generaba—. Tengo que estar en el aeropuerto en menos de media hora y...

—Entonces, ¿eliges tu carrera por sobre nosotros?

Ben se pasó una mano por el rostro, exhausto de esa clase de insinuaciones. No era primera vez que discutían por aquello y realmente le molestaba que Katriona actuara así. Si fuera ella quien estuviese recibiendo nuevas llamadas y propuestas de proyectos cinematográficos, por supuesto que estaría feliz de su éxito.

—No sabía que el hecho de que me esté yendo bien te molestaba.

—No se trata sobre eso, Ben —ella se defendió, bastante ofendida. Aunque una parte de ella efectivamente se molestaba—. No sé si puedo seguir esperando, no sé si quiero.

—Kat, yo... prometo que hablaramos de esto cuando vuelva. Sólo esperame una semana más. —le rogó. la joven parecía desilucionada de la respuesta que su novio le estaba dando, sin embargo, sólo asintió.

Pese a que era algo que todavía no estaba dentro de sus planes, Ben optó por hacer a un lado sus dudas e inseguridades y se dio cuenta de que quizás ya era hora de, tal y como le había dicho Perrett, dar el siguiente paso. Aprovechó su estadía en Los Ángeles para comprar un hermoso anillo de diamantes y, decidido a hacerle la pregunta a su novia apenas estuvise de vuelta en Londres. No pensó en que, muchas veces, las cosas no ocurren de la manera que uno desea.

Ese día que volvió a casa, pudo notar rápidamente que algo extraño sucedía con Kat. Y es que, en realidad, bastó con encontrarse con todas las maletas de la joven en la sala de estar, para entender que algo había pasado.

—Dormí con Ethan.

Las cejas del rubio se alzaron por sí solas cuando escuchó la confesión de Katriona, quien todavía no era capaz de mirarle a la cara. Pudo observar cómo las lágrimas se deslizaban por las mejillas de la joven,

—Yo estaba mal por la pelea del fin de semana, Ethan se ofreció a hacerme compañía y... las cosas simplemente se dieron.

—Supongo que no pudiste esperar.

—Supongo que no.

La bocina de un auto rompió el tenso silencio que se había formado en la habitación. Aún sin asimilar del todo la situación, se asomó por la ventana, para encontrarse con la camioneta de Ethan, uno de los mejores amigos de Kat, estacionado frente a su casa.

—Yo... suerte en todo, Ben. —fueron las últimas palabras que ella le dijo, antes de marcharse del hogar que compartían y de su vida.

Ahora, once meses después, para Ben la ruptura y el término de su relación era algo que le había dejado una especie de secuela. No sabía si era la manera en la que habían sucedido las cosas, el hecho de que todo el futuro que había planificado junto a Katriona se había derrumbado frente a él o el inminente miedo que le generaba la idea de volver al juego del amor. Considerando su corto historial amoroso, Ben se consideraba para nada experto en lo relacionado al romance y, por lo tanto, la idea de buscar pareja le aterrorizaba como a nadie.

Como un amigo le había dicho, el ser humano es un animal que vive de la rutina, o al menos él lo era. No quería a alguien nuevo, cuando había tenido a sólo una persona durante nueve años. No quería algo nuevo, le temía a lo desconocido. Una nueva relación implicaba cosas distintas a su relación pasada. Y él no quería algo nuevo, quería, por su tranquilidad, su vida tal y cómo estaba. Y si eso implicaba reincorporar a Katriona en su vida, esta bien, lo haría. Regresaría con ella. 

Aunque, cegado por su miedo a lo desconocido, quizás no lo estaba haciendo por las razones correctas. 

THE MASTER PLAN - BEN HARDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora