epílogo

1.4K 161 19
                                    

Epílogo

a happy life

Muchos pensaban que la nonagésima primera ceremonia de los Premios Óscar, sería el fin de la gran amistad que se había formado entre todo el equipo de Bohemian Rhapsody. Aquellos que creían que el grupo se disolvería así como así, estaban completamente equivocados, porque inclusive después de los casi tres años que había pasado desde esa premiación, en la cual la película había ganado una considerable cantidad de premios, todos se mantenían tan unidos como siempre. Quizás no se veían tan a menudos, como en las épocas de grabación, pero la amistad seguía allí, intacta. 

Y ahí estaban todos juntos otra vez, celebrando el cumpleaños número treinta y dos de Ben. Casi todo el equipo se había reunido en la casa de campo que ________ y él habían comprado hace poco para celebrar su año más de vida.

La maquilladora observaba desde su asiento como todos sus amigos compartían y celebraban alegremente. Una sonrisa se formó un sus labios. Era imposible ser más feliz, con la vida que tenía. La grave voz de Ben, que todavía lograba hacerle estremecer tal y como el primer día, hizo esfumar sus pensamientos. 

—¿Todo bien, Señora Jones? —el rubio murmuró en el oído de la muchacha, haciéndola soltar una pequeña risita. La verdad era que, aunque no había cambiado su apellido, Ben de todos modos actuaba como si lo hubiera hecho. 

Ben y ________ se casaron ocho meses después de aquella noche en la que él le dio el anillo de promesa. Aunque era relativamente poco el tiempo que llevaban como pareja, a ninguno de los dos le cabía duda de que querían pasar el resto de sus vidas juntos. Así que, aprovechando la gira de la película en la que los actores estaban participando —y en la cual ________ decidió acompañar a su novio—, una noche que se encontraron en las Fabulosa Las Vegas, sin más preámbulos y avisándole a sus más cercanos, se casaron. No hicieron una fiesta extravagante ni nada por el estilo, sin embargo, ambos recordaban aquel momento como uno de los días más felices de sus vidas. 

—Todo bien, Señor Jones. —ella sonrió, recostando la cabeza en el hombro del actor. Cerró los ojos, sintiendo tranquilidad, sin embargo, esta no duró mucho.

Ambos observaron cómo el teléfono de la mujer vibró repetidamente y ella rodó los ojos. Estiró su brazo para alcanzar el móvil, sin embargo, el inglés le detuvo. 

—Hey, se supone que nos hemos tomado estas semanas de vacaciones —él le regañó, fingiendo un puchero—. Nada de trabajo, ¿está bien? 

Dicen que donde se cierra una puerta, otra se abre, y así sucedió cuando ________ rechazó la oferta que Vogue Egipto le había hecho. La maquilladora recordaba a la perfección aquel momento, para ser más específica, recordaba a la perfección la cara de decepción que Zac le había dado, y también las palabras que el fotógrafo le había dicho: 'estás tomando la decisión equivocada, ________'. Finalmente era él quien se había equivocado, al parecer. No había ni un momento en el que se arrepintiera de rechazar esa oportunidad. 

Un par de meses después, Vogue volvió a contactarse con ella, esta vez desde su país de origen, Estados Unidos y la propuesta que recibió muchísimo más interesante. No dudó en aceptarla. Era así como ahora era la encargada de redactar gran parte de los artículos de belleza que se encontraban en la plataforma online de la revista o en su versión impresa. Lo mejor de aquello, era que su trabajo no era presencial. Podía redactar donde sea que estuviese, lo que le permitía acompañar a la Ben a la mayoría de sus proyectos. Muchas veces, inclusive, terminaba ella misma maquillando a su esposo. 

—Nada de trabajo. —obedeció, besando cortamente los labios del rubio. 

—¿Quieres una copa de vino? —Ben le ofreció, poniéndose de pie.

—¡No! —casi gritó. Un segundo después su rostro se puso rojo de vergüenza y él frunció las cejas bastante confundido—. No pu... digo, n-no, no quiero vino. 

La tarde transcurrió tan amenamente y el sol comenzaba a esconderse. Mientras la mayoría de la gente ya comenzaba a irse, Joe, Gwilym y Rami se encargaron de encender el gran brasero que había en la terraza —bajo la supervisión de Lucy— sin ánimos de detener la fiesta. Aprovechando aquel momento, ________ se acercó a Ben, con la intención de robárselo por unos minutos. 

—Hey  —le susurró. Tomó la mano del actor y suavemente jaló de esta—, ¿puedes acompañarme por unos minutos, mi amor? 

El gran londinense asintió cortamente y, sin preguntar nada más, se dejó guiar por su esposa hacia el interior de su casa. Subieron entre risitas y torpes besos las escaleras, los cuales se detuvieron apenas estuvieron dentro de su dormitorio. 

—Tengo otro regalo de cumpleaños para ti. 

—Mhm, ¿otro igual al de la mañana? —Ben suspiró ahogado, envolviendo sus brazos en la cintura de la muchacha y hundiendo su rostro en el cuello de ella. 

—¡Ben! —rio—, no, no... siéntate —le pidió, señalándole la cama—... ¡y cierra los ojos! 

Recién luego de asegurarse que el rubio le hizo caso, caminó hasta el clóset. Tomó los pequeños zapatos de bebé que tenía escondidos dentro de los bolsillos de uno de sus abrigos y sonrió. Volvió a la habitación y rio al ver que, efectivamente, mantenía sus ojos cerrados. 

—Estira las manos. —le dijo y él, instantáneamente, hizo aquello. 

Colocó los zapatos sobre las manos del actor y suspiró. Una vez más, por un instante de segundo, pensó en lo afortunada que era de vivir la vida que estaba viviendo. Era un sueño hecho realidad. 

—Ok —musitó—, abre los ojos en tres... dos... uno, ¡ya! ¡Sorpresa!

Ben tenía razón. Su plan maestro no había fallado. 

THE MASTER PLAN - BEN HARDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora