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not confused

Creyó que, luego de aquel irremediable error, Katriona se volvería loca. Que gritaría, lloraría e inclusive le golpearía. Ben se llevó una gran sorpresa cuando la rubia, en vez de todo lo anterior, tan sólo se alejó de él y soltó un pequeño beso en sus labios.

—¿S-sabes qué?, tienes razón, luces cansado, será mejor que lo dejemos para mañana. —murmuró, levantándose de la cama y caminando en dirección al clóset.

—Kat... —le llamó el rubio. La culpa esta vez era un millón de veces más grande que cualquier otra ocasión, y por más que intentaba buscar una excusa en la que pudiera escudarse, sabía que no había manera de justificar lo que había hecho—. Kat, yo...

—Tranquilo, yo también estoy cansada. —susurró ella, mientras se quitaba la bata y, en lugar de ella, se colocaba una camiseta de Jones—. Buenas noches.

El inglés parpadeó, atónito, al ver cómo su novia actuaba como si nada hubiese ocurrido, mientras se cubría con las mantas de la cama y cerraba sus ojos. En un momento se cuestionó si la mujer, efectivamente, le había escuchado, sin embargo, no cabía duda que le había oído; gimió tan fuerte el nombre de ________, que era imposible que no lo hubiera hecho.

Todas sus ganas de dormir habían desaparecido, así que decidió dejar a Perrett descansar tranquila, y dirigirse a la sala de estar. Se acomodó en el sofá, sujetando la taza de té que se había preparado, y colocó un capítulo de Friends. Trató de concentrarse en el programa de televisión, mas todos los pensamientos que bombardeaban su cabeza no se lo permitían. Se encontró tan perdido en éstos, que, la madrugada se le pasó volando, y recién se dio cuenta de que había amanecido cuando escuchó la voz de Katriona a sus espaldas. Para ese entonces, él ya había aclarado todo lo que debía ser aclarado.

—Buenos días, amor. —canturreó la mujer, unos metros atrás de él, desplazándose por la cocina.

—Kat... tenemos que hablar. —él susurró, levantándose del sillón y caminado hasta ella. Volteó para verle y se la encontró mirándole con una expresión confundida.

—¿Hablar sobre qué? —preguntó ella. Ben suspiró frustrado.

—Sobre anoche.

—¿Ah?, no entiendo, Benny, nada pasó anoche. —ella rio nerviosa y, tratando de dejar pasar aquello, continuó sacando un par de cosas del refrigerador para preparar el desayuno.

—Kat... —insistió.

—Haré tostadas francesas con...

—¡Por dios, Katriona, suficiente!

El grito del inglés se escuchó en cada habitación del departamento e, inclusive, hizo que Katriona soltara el cartón de huevos y la leche que sostenía en uno de sus brazos. Los ojos de Perret se cristalizaron y, botando un tembloroso respiro, se quedó callada y esperó a que Ben dijera algo más.

—Sabes que tenemos que hablar de esto. —la voz de Jones volvió a ser serena.

—Bien, Ben, ¡¿quieres hablar sobre esto?! —la mujer le respondió, fuirosa. Cualquier rastro de tranquilidad en sus palabras había desaparecido, en cosa de segundos—. ¿Por qué dijiste el hombre de ella cuando estabas conmigo?

—Katriona...

—Anda, ¡explícame!, ya que, tienes tantas ganas de hablar de esto. ¿Tienes algo con ella?, ¿desde hace cuánto? , ¿ya te la follaste? —le interrogó, disparando una pregunta tras otra.

—¡No, por la mierda, no te he engañado!

—¡Pero las ganas de hacerlo no te faltan! —rebatió y Ben se quedó en silencio. No fue capaz de mentirle otra vez.

Los sollozos de la rubia no tardaron en ser escuchados, luego de eso, y requirió más de un minuto para poder regular su respiración. Jones, por su parte, intentaba buscar las palabras adecuadas para explicarle a Katriona lo que sentía, sin herirle. Podía ya no estar enamorado de ella, pero todavía existía un cariño fratenal por la mujer que le había acompañado durante nueve años de su vida.

—¿Sabes por qué no quería hablar sobre esto? —dijo, acongojada, entre el incontrolable llanto—. La razón por la quería tocar este tema, y el porqué no te hice un escándalo anoche, es porque... yo lo entiendo, Ben. Estás confundido y... eso es normal —tomó airé y, al parecer, aquello le tranquilizó—. Hemos logrado sobrevivir a otros problemas durante los nueve años que estuvimos juntos. Lograremos solucionar esto, yo te ayudaré, Ben.

—Kat —el actor cerró los ojos, por un instante, para después continuar. Él ya había sido capaz de asumir lo que tanto le había costado entender, sin embargo, al parecer, ella no—. Yo... lo siento, en verdad lo siento. He estado todas estas semanas creyendo lo mismo, que tan sólo estoy confundido, pero... ya sé que no lo estoy. Anoche... anoche yo me di cuenta de ello.

—¿De qué hablas, Ben?

Y, es que, ya no podía negarlo más. Ya no estaba confundido. Ahora tenía las cosas más claras que nunca.

—No puedo estar contigo, Kat, porque estoy enamorado de ella, estoy enamorado de ________.

THE MASTER PLAN - BEN HARDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora