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boys don't cry

El lunes no comenzó de la mejor manera para Jones. Por culpa de la ansiedad y los nervios, el gran londinense con suerte pudo dormir un par de horas la noche anterior, y llegó al set de grabación con un aspecto bastante demacrado. No le importó mucho, de todos modos, siendo sincero. En ese momento, lo único que consideraba realmente importante era hablar con ________. Necesitaba liberar aquella presión que alojaba en su pecho.

Apenas vio a la joven maquilladora llegar al set, su corazón se aceleró de manera involutaria. Los sentimientos por ella siempre habían estado ahí, sin embargo, ahora que los había asumido se manifestaban con mucha más fuerza que antes. Se insultó, en su interior, por ser tan idiota, ¿cómo era posible que recién ahora se hubiera dado cuenta de lo muy enamorado que estaba de ella?

La muchacha llevaba consigo una sonrisa demasiado entusiasta para ser lunes por la mañana, lo que le causó algo de curiosidad. Sintió ganas de preguntarle el motivo de su alegría, sin embargo, para su suerte, fue Joe el que se atrevió a hacerlo. La respuesta era una que no imaginaba.

—¿Por qué andas tan feliz, pequeña saltamontes? —Mazzello le molestó.

—¿Recuerdas lo mucho que te burlaste de mí por mi comportamiento del viernes? —preguntó ella, con una sonrisa victoriosa en sus labios, mientras se sacaba el abrigo que llevaba puesto. Él asintió, riendo—. Pues, adivina qué, la perdida de dignidad ha valido la pena. Timothée me llamó ayer. Iremos al teatro hoy por la noche. 

Pese a que Joe todavía no estaba al tanto de la ruptura de Hardy y su novia, el viernes le había quedado más que claro que el hombre todavía guardaba sentimientos por ________. Es por eso que, el intérprete de John Deacon, desvió su mirada sutilmente hacia el lado, sólo para asegurarse de que su amigo estuviese bien. Claramente, no lo estaba. En el rostro del rubio se había formado una expresión similar a la de un niño cuando se entera que Santa Claus no existe.

Toda la seguridad del joven desapareció como por arte de magia. Tanto así, que ni siquiera se atrevió a pedirle a la chica un momento a solas para hablar con ella como lo había planificado. El temor de que los sentimientos de ella por él ya no existiesen, era uno que no había experimentado hasta entonces. Y así, la tarde se le pasó entre cuestionamientos.

Cuando decidió que, fuera cual fuera la respuesta, debía confesarle a ________ cómo se sentía, la jornada de grabaciones ya había finalizado. Esperar un día más no era una opción, así que, no lo pensó dos veces y subió a su auto, esperando que la muchacha todavía no se hubiese marchado a su cita con aquel muchacho del bar. Tuvo suerte de no encontrarse a ninguna patrulla de policia en su camino, pues la velocidad a la que iba manejando era una que le podría haber hecho pagar una alta multa de tránsito. Aún así, valió totalmente la pena, el exceso de velocidad, porque llegó al edificio de la muchacha justo cuando esta se encontraba saliendo de este.

La joven recién le divisó en el momento que él se bajó de su vehículo, y frunció las cejas bastante sorprendida. Ben, al mismo tiempo, suspiró, acercándose a ella, y admirando lo preciosa que se veía con ese vestido de mangas largas color vino.

—Ben. —le nombró ________, todavía desconcertada, saludándole.

—Tengo que hablar contigo. —el inglés le dijo.

—¿Ahora? Voy sal...

—Lo sé, tu cita. S-sólo me tomará cinco minutos, lo prometo.

—Yo... está bien —suspiró. Sabía que no podía decirle que no a esos ojos—. Habla.

THE MASTER PLAN - BEN HARDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora