20.Joy

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Hay veces en las que te sientes sola, veces en las que te sientes vacía y no se te ocurre qué puedes hacer para dejar de pensar en lo que te hace sentir mediocre. Nuestro plan siempre es sonreír falsamente y tirar adelante, engañar a la gente a través del exterior para que no se preocupen, para que no se percaten del problema que nos envuelve enteros, no dejamos que nos ayuden porque creemos que si es así, sin nadie a nuestro alrededor, el problema se va a arreglar con más pensamientos.

Con lo que no contamos es que esos pensamientos son aún más perjudiciales.

En cambio, yo, opto por un método que me tranquiliza. Que hace mantenerme ocupada. Lo suficiente para no pensar en las cosas malas.

Voy a la biblioteca siempre que tengo algún percance conmigo misma. Mis dedos se pasean por los lomos viejos de los libros. Mi olfato percibe los olores más aburridos y a la vez más interesantes de cada libro. Cada uno es un nuevo mundo, una historia escondida entre páginas. A veces me gustaría estar dentro del libro, ser una integrante más de ficción que de la vida real.

Mi dedo se para en la famosa obra de Mary Shelley. Frankenstein me pareció, sin duda, una obra de arte. El real sentido escondido entre el monstruo y su amo. Una historia electrizante y sabrosa. Lo vuelvo a dejar en su sitio con cuidado.

Esta biblioteca me gusta por ser de las más antiguas aquí. Libros que hace más de cien años que se conservan en buen estado, te sorprenden y te hacen ver la vida de antes de un modo que nunca te planteaste verla.

Veo a una mujer de mediana edad detrás del mostrador. Es buena mujer, pero nunca sonríe. O bueno, nunca la he visto dar una sonrisa real. Aunque eche de menos ver a Clare, la madre de Wyatt, detrás del mostrador, dándome una sonrisa o simplemente asintiendo con confianza, como si ya supiese que venía solo para distraerme. Ella era la única que me sabía leer. Nunca terminó de leerme, puso un marcapáginas y dejó el libro en la estantería. Igual que con su hijo.

Voy al apartado actual de los libros sobre enfermedades. Algo-o alguien- me ha conducido hasta aquí. Es el apartado más pequeño de toda la sala y eso me preocupa. Busco la enfermedad que padece Wyatt libro por libro.

Wyatt ha estado en mi cabeza la mayor parte de mi tiempo. La otra parte, Josh me la ha taladrado. Presiento que no será un buen año. Higgins me besó, yo le devolví el beso y ni tan solo fui lo suficiente valiente ni lista para enviarle un mensaje o llamarle o ir a su casa el día siguiente, cuando llegamos de Providence. Me siento inútil y estúpida. Además, estas semanas han sido un poco- vaya eufemismo- caos. Mi vida se acaba de torcer.

Toco el lomo de un libro en el que el nombre de la enfermedad me produce escalofríos y, sin parar a pensar nada de aquello, sigo adelante hasta que encuentro lo que busco. Repaso las letras del titulo de color azul. "Avances de esclerosis sistemática" me hace plantearme qué cojones haré luego de leerlo. ¿Iré con Wyatt y le haré una clase sobre su enfermedad?

Que tontería.

¿Le diré que he estudiado a fondo lo que le pasa?

Hace tiempo que no lo veo.

Desde el beso.

Ese pequeño pero significante beso.

Ese causante beso.

Ese error tan dulce.

Aún no puedo creer el sentimiento que recorrió mi estómago, mi necesidad insaciable de aferrarme a él, a toda su esencia.

Minutos más tarde, pensé que fue el mejor beso de mi vida.

En ese momento, alguien choca contra mi y me sobresalto del susto. Me giro y veo a un chico girándose igual de rápido que yo.

-Vaya, lo siento.

Su rostro se ve reflejado por la sorpresa y la incredulidad cuando me mira. Me parece familiar y no sé decir porqué. Sus ojos marrón oscuro escudriñan mi pelo y mi cara. Su altura hace sombra a la mía y se nota que es unos pocos años mayor que yo.

-No importa.

Las comisuras de sus labios se elevan notablemente y entonces veo que no me equivocaba cuando he pensado que me era familiar. Le devuelvo una sonrisa tensa.

No se porqué me sonríe.

Vuelvo a lo mío y abro el libro. Leo el primer párrafo del primer capitulo antes de sentir la respiración de alguien por sobre mi hombro. Me asusto y me giro mientras doy unos pocos traspiés hacia atrás. El maldito chico de antes retrocede antes de que yo le haga daño y levanta las manos.

-Solo quería ver qué leías-dice encogiéndose de hombros.- Y da la casualidad de que yo buscaba ese libro.

Asiento no muy convencida y observo la portada blanca del libro. ¿Y ahora que? ¿Espera que le dé el libro?

-Ehh, lo necesito.-le digo.

Mira al suelo mientras, estoy segura, piensa qué hacer.

-Bueno- dice alargando la e.- ¿Me lo podrías dejar cuando lo acabes?

-¿Como?.- desconcertada me muevo inquieta por el pequeño pasillo.

-Ya sabrás como.

Una risa amarga burbujea desde el interior de mi garganta. No me lo puedo creer.

Lo último que necesito ahora es entrar en otra relación.

Después de horas de acabar con una no pienso meterme en otra.

Ni conocer a cualquier chico más.

-Lo siento, si tu intención es que te dé mi número de teléfono lo llevas claro.

Sus cejas se disparan hacia arriba y ríe sonoramente, haciendo que un grupo gire la cabeza con malestar.

-No he dicho eso- dice sin parar de sonreír mientras niega con la cabeza incrédulo.- He dicho que encontrarás la manera de dejármelo.

Y se va.

Me quedo quieta un rato en el mismo sitio.

Eso quiere decir que no será la primera y última vez que lo veré.

¿Sabe quien soy? ¿Que coño quiso decir con...?

Mierda.

Bruce Higgins.

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Hola, mis pequeños lectores!!

No he tenido listo el capitulo hasta ahora por tema de tiempo, pero aquí lo tenéis. Espero que disfrutéis cada palabra, cada frase, cada párrafo y cada parte de esta história.

Esto se está poniendo interesante eeh...

¿Créeis que Joy le dirá a Wyatt que su hermano está en la ciudad? o ¿qué hará Joy con Bruce?

Ui, eso sonó muy mal.

Muchas grácias por leer y hasta la próxima semana!!

Adiós, pequeños lectores.

Buscando En Las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora