Mientras el inspector visitaba NY R&D, Arthur decidió escabullirse un rato e ir a hacer una visita. No cogió el coche, pues no quería dejar allí tirado al inspector y además el hospital no estaba muy lejos.
El hospital de Urdent se había construido con el dinero de la fábrica y todavía hoy R&D seguía financiándolo. El logo de la empresa (una mano humana estrechando una mano robótica de metal) estaba situado en la entrada del edificio dejando bien claro a quién pertenecía aquel lugar. Era el mismo símbolo que había en la comisaría donde Arthur era inspector.
Arthur no iba a visitar a ningún enfermo. Pulsó en el ascensor la planta 14. Era la primera vez que iba aquel lugar, pero sabía que esa era la planta. La puerta se abrió y un doctor lo detuvo bruscamente poniéndole una mano en el pecho.
- ¡¿Cómo ha subido hasta aquí?! ¡Esta planta es para enfermos extremadamente contagiosos! ¡No puede estar aquí!
- Le he dado al botón y no tuve ningún problema. - respondió Arthur - Vengo a hacer una visita. - intentó tranquilizarlo.
- Otra vez ha fallado el detector dactilar... Maldito mecánico, menudo inútil está hecho. - murmuró el hombre - No puedes visitar a nadie de esta planta, chico.
- Soy el inspector Arthur Clark.
- Por mí como si eres el presidente, esto es un área de acceso restringido y muy peligrosa. Por tu salud, vete o tendré que llamar a seguridad.
- Tranquilo, no me pondré enfermo, solo quiero ver a... - dijo apartando al doctor de su camino.
Dos hombres salieron del ascensor y lo agarraron por los brazos.
- ¡Soltadme, gorilas! - les gritó Arthur.
Una doctora muy joven y de piel oscura salió de una de las habitaciones alertada por los gritos.
- ¡¿Qué está pasando aquí?! - preguntó nerviosa.
Entonces reconoció al chico que estaban sujetando.
- ¿Arthur? - se extrañó - ¡¿Qué haces aquí?! Soltadle.
- Pero podría... - dijo el doctor.
- A Cooper no le importará. - aseguró la doctora.
El hombre suspiró y los guardias lo soltaron.
- Vale, pero si le ocurre algo tu serás la responsable. - añadió antes de volver a su trabajo.
La doctora cogió a Arthur por la muñeca y lo metió en la habitación donde estaba atendiendo a un enfermo.
- ¿Estás loco, Arthur? No puedes pasearte así por esta planta.
- Quería verte, Keyra.
Ella se desinfectó las manos de nuevo y se puso los guantes. Arthur tomó asiento en un taburete giratorio y empezó a girar de izquierda a derecha juguetón.
- ¿Por qué ahora, Arthur? ¿Por qué después de todo este tiempo?
- Estaba cerca y quería verte, no hay más explicación.
Ella suspiró y comprobó los latidos del hombre en la pantalla donde estaba monitorizado. Estaba tan enfermo que había entrado en una especie de coma y no parecía que fuera a salir de él.
- ¿Has encontrado ya a Mike? - preguntó con un nudo en la garganta.
- No.
Se miraron a los ojos.
- No deberías buscarlo. Sabes que lo tratasteis de pena, déjalo escapar, Arthur.
- Sabes que no puedo, Keyra... - se frotó la frente.
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Metallic Killer
Ficção CientíficaTodo el mundo imaginaba que la Dr. Reed había muerto de sobredosis. Era una mujer mayor con muchas adicciones: aquella era la opción más probable. Todo el mundo lo imaginaba... Hasta que la autopsia desveló que había muerto estrangulada. Inmediatame...