Capítulo 17: Harto

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Encontraron a Arthur rodeado por un charco de sangre varias horas después gracias a un dron de NY R&D. Lo llevaron a la nave y allí lo repararon de nuevo.

- ¡Estaba preocupado! - le gritó Charles al verlo salir del taller.

Arthur no quería discutir.

- A Mike le gustan los tejados, la próxima vez será mejor que tengamos un dron con nosotros. También debería ordenar a sus subordinados que registren las alcantarillas si no lo ha hecho. Es un buen lugar para esconderse.

- ¿¡A dónde vas!? - lo detuvo Charles al verlo caminar con tanta prisa.

- A mi casa. Estoy harto de todo.

- Eres un robot, no puedes hartarte. - le contestó Arthur.

- Según esa norma, tampoco podría sentir arrepentimiento o atracción, pero resulta que lo siento, para bien o para mal. Y esa es una de las cosas de las que estoy harto: de no entender nada de lo que ocurre en mí. Así que me voy a mi casa y nadie me lo va a impedir.

Charles volvió a detenerlo, poniendo su mano en su pecho. Arthur era más alto que él y era ridículo que intentase detenerlo así.

- Arthur, ¿es por no haberlo podido detener? No importa, lo lograremos. - intentó tranquilizarlo.

- No.

- ¿Entonces? ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás así?

- He estado pensando mientras me arreglaban y he decidido que estoy harto y que me voy a mi casa, lo dejo.

Charles creyó en un principio que bromeaba, pero luego se dió cuenta de que no.

- ¿Lo dices en serio?

- Nadie me preguntó nunca si quería ser policía. Nunca me explicaron mi naturaleza. Jamás recibí una pistola eléctrica como la suya con la que enfrentarme a Mike. - explicó - Estoy harto de que nadie me tenga en cuenta y lo dejo. Se acabó. A partir de ahora voy a centrarme en MI vida. Voy a hacer lo que quiera y aprovechar el poco tiempo que me queda antes de que Mike encuentre la manera de vengarse de mí. Se acabó, definitivamente. Estoy cansando de ser un objeto a disposición de todo el mundo excepto de mí mismo. Así que ahora me voy a ir a mi casa, daré de comer a mi pez y cenaré un yogurt en paz y tranquilidad, sin pensar en Mike, en Cooper, en esta empresa ni ninguna otra de las tantas mierdas que controlan y rigen mi vida.

- Arthur... - volvió a intentar calmarlo.

- ¡No! Déjeme en paz.

Charles apoyó su mano en su hombro.

- Me parece bien.

Aquello sorprendió a Arthur.

- Tómate un descanso. Varios días si quieres. Es lo más justo.

Arthur no entendía nada, pero lo aceptó en silencio y se marchó de allí. Cooper, que había escuchado su conversación de lejos se acercó a él.

- Sé lo que está pensando. - dijo la mujer.

- Ah, ¿sí?

- Sí, inspector, y no, no puede darle la pistola. Necesitamos que, en caso de que... bueno... - le costaba encontrar las palabras para expresarse, a ella, la mujer más segura del mundo -ocurriera lo peor y Arthur se volviera como... ya sabe, Mike... tenga la posibilidad de matarlo.

Charles estaba perplejo.

- Eso no ocurrirá. - aseguró el policía - Lo conozco, no haría eso.

- ¿Usted cree? Por pasar unas horas con él en el trabajo, Arthur no es su amigo. No se confunda, inspector: Arthur es una máquina, no un compañero o un amigo.

Metallic KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora