BLESSED [Klance]

Pánico

Lance se quedó acariciando a uno de los caballos mientras Keith terminaba las labores del gallinero. La verdad es que ya no sentía aquel tremendo pánico por haberse tirado a un chico. No le gustaba del todo la idea, pero mientras fueran sólo unos polvos esporádicos no tenía por qué haber ningún problema. Además, su padre jamás sabría de nada de aquello, lo negaría  rotundamente y diría que no se acordaba de nada parecido.

No sabía si se podía considerar bisexual o algo del estilo, nunca miraba a chicos, sólo le había pasado aquello con Keef. Así que de alguna forma quería creer que era algo morboso. De todas maneras, tenía que admitir que Keith era una bestia en la cama.

Aquello le hizo recordar la historia de ese tal James, y conforme sus pensamientos avanzaron volvió a su mente el recuerdo de antes de dormir. ¿Keith le había dicho a Shiro que lo quería? Era algo fuerte, sin duda. Pero sabía que llevaban siete meses con aquel rollo extraño. Lance sabía de relaciones, y era muy posible que Shiro si no le había dicho que lo quería, no fuera a hacerlo ya nunca. Sólo lo usaba para pasar buenos ratos.

Aunque él había hecho lo mismo. Lance sintió una presión en el pecho al pensarlo. No estaba bien, Keith tampoco merecía que lo trataran tal mal. Aunque no podía ponerse al nivel de lo de Shiro.

-Hey.-Keith se acercó a Lance y se apoyó en la verja de madera.

-Ho-hola.-Lance se sintió nervioso al verlo a su lado.- ¿Estas mejor?

-Si, si.-suspiró.

-Oye... se que lo de ayer estuvo genial... pero me siento algo mal.

-Ya, soy un tío y no eres bisexual, ni gay ni...

-No, nada de eso esta vez.

Keith lo miró extrañado.

-Se que no estas bien con Shiro y... bueno, tampoco quiero... portarme mal contigo.

-No te rayes Mcclain.-rió levemente.- Me pones, no te lo voy a negar. El sexo contigo esta muy bien, y la verdad, lo de ayer lo necesitaba. Sobre Shiro... bueno, las cosas... estan siendo complicadas.

-Se porta mal contigo. -dejó caer Lance.

-Yo tampoco soy perfecto... hay muchas cosas.

-No intentes protegerlo.-refunfuño Lance.- Eso haces siempre.

-Tú... no lo entiendes.

-Lo quieres. Supongo que el amor hace a la gente ciega.

-¿Qué sabrás tú del amor?-dijo Keith golpeándole levemente en el costado. -Oye, vamos a dentro. Empiezo a tener frío.

El resto de las vacaciones fueron tranquilas. Lance se llevaba increíblemente bien con los papás de Keith, que seguía sin creer el amor que le tenían a un idiota como Lance. Incluso le hicieron una bufanda azul de regalo a juego con otra de color rojo para su hijo.

La despedida fue muy dura, Keith no volvería a ver a sus padres hasta verano , y aquello le encogía el corazón. Los echaba mucho de menos, a ellos y la vida en la granja. Lance también sintió la despedida, aquella pareja de ancianos le habían dado más felicidad en una semana que su padre en toda su vida.

-Otra vez vuelta a la rutina...-suspiró Lance dejándose caer en la cama de la residencia.

-¿Tú familia no te ha dicho nada por no ir estas Navidades?-preguntó Keith guardando la ropa en el armario, olia toda a lavanda, como el detergente de sus padres.

-Bueno... hablé con mi madre en Navidad y año nuevo... pero poco más. Ella entiende que no vaya.-se abrazó a la almohada.- Cuando consiga algún premio se lo restregaré por la cara a mi padre.