BLESSED [Klance]

Alud

Era como si las estanterías del supermercado se le fueran a venir encima. Un bombardeo de sentimientos enfrentados lo estaban ahogando. Tuvo que sujetarse a una estantería para tener un punto de apoyo ante tan mareo. Aquello no podía ser verdad. Le venían a la mente todas aquellas conversaciones con Keith, sus sonrisas de tonto enamorado y sus esperanzas con Shiro. Maldita sea, Keith literalmente le había dado a Shiro todo lo que tenía durante casi un año. No podía entender como había sido capaz de engañar al chico, y más viendo que estaba enamorado de él. Era lo más ruin y asqueroso que había visto jamás. 

-¿Lance?-Hunk se asomó al pasillo.- ¿Dónde estabas? Llevamos un rato buscándote. ¿Lance? ¿Amigo?-se acercó a él.

-¿Oye estas bien?-Pidge chasqueó los dedos frente a él.- Es como si hubieras visto un fantasma.

-Yo... tengo que irme. -se dio media vuelta.- Lo siento chicos, ya os contaré. -de forma acelerada, salió del supermercado a toda prisa. Al principio simplemente avanzaba a grandes zancadas, pero su corazón fue tirando de él y acabó volviendo corriendo hasta la residencia.

Tampoco sabía por qué hacía aquello. Shiro lo había amenzado literalmente, si le decía algo a Keith podía buscarse problemas a él, y también a Keith. No sabía como iba a mirarlo a la cara cuando llegara. ¿Qué le iba a decir? ¿Le iba a hablar sin más, como si no pasara nada? No podía fingir algo así.

La ansiedad empezó a carcomerlo, la espera se hacía eterna. Tal vez lo mejor era huir e ir a visitar la habitación de alguna de sus chicas para pasar la noche allí. Si, sería lo mejor. Cogió el cargador de su móvil y lo desconectó del enchufe, pero entonces la puerta se abrió.

-Hola ~.-Keith sonrió y entró en el cuarto. - Espera...-miró un librito que tenía entre las manos y después miró a Lance.- Salut, ça va?

-¿Qué?-Lance entró en pánico.

-He cogido una guía fácil de francés en la biblioteca.-Keith se quitó las zapatillas y dio un giro sobre sí para dejarse caer a la cama de espaldas.- Estoy practicando.

El peso del mundo entero parecía estar sobre los hombros de Lance. Ver a Keith tan feliz era doloroso. Intentó abrir la boca para decir algo, pero solo pudo dar un pequeño sollozo ahogado.

-¿Lance?-Keith se incorporó inmediatamente al oirlo.-¿Estas bien?

-S-si... -susurró dando media vuelta.

-Hey.-Keith se puso en pie y fue hasta él. Con cuidado colocó su mano sobre su hombro.- Si ocurre algo puedes contármelo...

-Keith...

No podía. No podía decírselo. Por más que lo intentaba las palabras no salían.

-Es... yo...-unas lágrimas cayeron por sus mejillas. Entonces Keith suspiró y con dulzura, tiró de los hombros de Lance para abrazarlo.

-Esta bien. No tienes que hablar ahora.

Lance no pudo contener el llanto con aquello. Se agarró a la sudadera de Keith y lo abrazó con fuerza. Se sentía despreciable, pero de veras que no podía hacerlo.

Estuvieron abrazos por lo menos media hora, ahí, de pie. Sin decir nada. Keith de vez en cuando le acariciaba la espalda, pero en ningún momento se separó de él. Cuando Lance estuvo algo más calmado, levantó la cabeza del hombro de Keith y lo miró.

-Lo siento... no se... que me ha pasado.

-No te disculpes.- Keith cogió un pañuelo y se lo tendió.- Esta bien ver que tienes sentimientos Mcclain.-sonrió el pelinegro.- Oye, ya sabes que puedes contar conmigo, ¿no?