Cap 7

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_¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo?—observándola sin emoción alguna.
_No te alegra la noticia?—preguntó dudosa.
_¿Sabes cuántas veces escuché lo mismo?—sonrió con amargura.—Todos los investigadores que contraté me decían lo mismo y siempre, siempre terminaba en una decepción.
_Victoria, por favor trata de mantenerte positiva, no te estoy asegurando que sea tú esposo pero las probabilidades son muy altas. Luciano prometió hablar hoy mismo con el Doctor que lleva el caso de ese hombre y cuando sepa algo más te lo diremos de inmediato—comentó esperanzada.
_¿Y dónde se supone que está?
_Eso no me lo dijo exactamente, pero por lo que sé el hospital está muy alejado de la ciudad
_Imposible que sea él, lo busque en cada hospital de la ciudad hasta en las morgues llegué a ir y nada.—recordó no pudiendo evitar derramar algunas lágrimas.
_Yo sé que ya has pasado por muchas decepciones—tomó temerosa una de las manos de Victoria—pero ten fé, creé que pueda ser él y si no es así los seguiremos buscando hasta encontrarlos. Nunca te canses!—le sonrió amablemente

Victoria pocisionó su mirada sobre la mano que le estaba sosteniendo María, una corriente eléctrica recorrió su columna vertebral causándole un desconcierto que nunca había experimentado. Volvió a subir su mirada y la observó a los ojos, veía en ellos tanta claridad que se encendió en ella una especie de fé imaginaría. Maria le sonreía pidiendo al cielo que Victoria no la rechazara, y muy para su sorpresa ella le devolvió una leve sonrisa acompañada de una lagrima.

_Escucharte me dan esperanzas María.—retiró su mano y se limpió las lágrimas.
_Me alegra mucho saber eso. Te va parecer extraño pero deseo de todo corazón que encuentres a tu familia y seas feliz, cuenta conmigo para lo que quieras—expresó mirandola a los ojos.
_Gracias y discúlpame por mi mal carácter contigo. Voy a mantener mis esperanzas vivas y tratar de borrar toda mi negatividad de la cabeza.
_Asi se habla Victoria!—dijo Camila acercándose a ellas junto con Doña Isabel—Disculpen que vengamos así, no crean que les estabamos espiando, pero me contó la muchacha de servicio que estabas aquí Maria y quise saludarte—sonrió y saludó a María.
_Hola Camila, me da mucho gusto verte—correspondiendo a su saludo amablemente
_Además nos encontramos con esta princesa en la sala. Y me dijo que quería saludarte.—decía doña Isabel que había entrado con Estrellita de la mano.

Victoria sonrió y se acercó hacía Estrella y se arrodilló hasta quedar a su altura, la contempló a los ojos por unos segundos y le regaló la sonrisa más sincera que hace mucho no se veía en ella.

_Hola Estrellita.—expresó suavemente.
_Hola Vicky—le sonrió y la abrazó muy fuerte.

Victoria entrecerró los ojos y disfrutó de la hermosa sensación que sentía por segunda vez, esa niña tenía el poder de borrar cualquier angustia de su corazón para reemplazarlo con felicidad y ternura.

_¿Cómo estás?—preguntó cuando finalmente se separaron.
_Muy bien, me puse contenta cuando mi mami me dijo que venia a verte—mencionó la niña emocionada.
_Pues yo también estoy muy contenta de volver a verte, cariño.—respondió sin borrar la sonrisa de sus labios.
_Entonces ya no está triste?—dijo sentándose en el regazo de Victoria cuando esta tomó asiento en el living.
_No, contigo no puedo estar triste.—dijo observandola.—Estrellita, ves esa señora que te trajo hasta aquí?
_Si—dijo observando con una sonrisa a la señora—es muy bonita igual que tú.
_Ella es mi mamá. Y se llama Isabel.—observó a doña Isabel con una sonrisa.
_Woow! No sabía que era tu mamá—dijo mirando a victoria y luego llevó su mirada a la de doña Isabel y le sonrió dulcemente.
_Mucho gusto señora, soy María la mamá de Estrellita—sonrió para luego acercarse a doña Isabel.
_Pues es un placer conocer a la madre de esta encantadora niña.—respondió doña Isabel observando dulcemente a la niñita.
_Muchas gracias, muy amable—Dijo para luego cargar a su hija en sus brazos.
_Vicky, tu tienes hijos?—dijo Estrellita mirandola.
_Si...—respondió largos segundos después, la sonrisa que tenía en los labios se había borrado en segundos.
_Y donde esta? Quiero conocerlo—sonrió emocionada.
_Estrellita. ¿No quieres acompañarme a tomar un helado?—sugirió Camila al ver la incomodidad que había causado la inocente pregunta de la niña.
_Sii helado!!!—Dijo emocionada se acercó a Camila y juntas se dirigieron a la cocina.
_Victoria discúlpa por favor, el momento incómodo que te hizo pasar Estrellita—mencionó María apenada.
_Descuida, María.—respondió al fin Victoria.—Es solo que aún no puedo hablar tan libremente del tema...—se disculpó mientras se secaba una lágrima solitaria.
_Es una niña Maria, no te disculpes donde ibamos a saber que preguntaría algo así—Dijo Isabel tratando de calmar el momento
_Mi madre tiene razón, María.—suspiró y la observó.—Mejor sigue platicandome sobre lo que te dijo el investigador.
_Bueno, Luciano me dijo que hoy mismo va contactar con el hospital y luego tendrías que ir para verificar si verdaderamente se trata de tu esposo.

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