Victoria volvió la mirada hacía Heriberto y observó su mano, él la sostuvo, su esposo había apretado su mano con fuerza. Su corazón se había disparado contra su pecho, latía de una manera impresionante, no podía creer lo que estaba viviendo; con rapidez apretó el botón de emergencia y luego se concentró en su esposo. Lo llamó por su nombre unas cuantas veces, le rogó que abriera los ojos y le diera la dicha de volver a verlos. Derramó un centenar de lágrimas y sostuvo la mano de su esposo con ambas manos, le besó la frente en repetidas ocasiones y le susurró palabras de amor que brotaban de lo más profundo de su ser.
_Heriberto, mi amor sé que me estás escuchando, te sentí mi vida, tienes que despertar, házlo por mí, por nuestra hija, por nuestra familia que necesita renacer...—sonrió en medio de las lágrimas y le depositó un beso en los labios.—Despierta por favor, yo necesito de ti para vivir.
El doctor había llegado prácticamente corriendo hasta la habitación, éste era otro médico del hospital. Le habían designado el caso de Heriberto después de que el otro doctor fue apartado y arrestado por la policía. Entró con rapidez y revisó los signos vitales del paciente, las enfermeras venían tras suyo y lo primero que hicieron fue tratar de despegar a Victoria del paciente.
_Señora por favor salga, no podemos atender al paciente si usted está aquí. —pidió la enfermera.
Doña Isabel que hasta el momento se mantenía alejada y mirando impresionada el acto, reaccionó finalmente y se acercó a su hija, tomándola de los hombros para tratar de tranquilizarla y sacarla afuera, como los médicos le estaban pidiendo.
_Hija, tenemos que salir por favor, escúchame—tomo el rostro de Victoria entre las suyas para que lograra mirarla—escuchá al doctor, ven conmigo es solo un momento, hazlo por Heriberto—le suplicó mientras una lágrima involuntariamente corría por su mejilla.
_Señora si no se retira de la habitación no podremos atender a su esposo.—pronunció el doctor con seriedad.
_Me sostuvo la mano, les juro que lo sentí y lo ví, Heriberto va a despertar, haga que despierte.—expresó Victoria entre sollozos desesperados.
_Ya hija, ven conmigo—mencionó doña Isabel y logró sacarla de ahí a duras penas.
_Heriberto va a despertar mamá y yo tengo que estar con él.—dijo Victoria con desesperación.—Tú no lo entiendes pero él me escuchó, escuchó mis súplicas, me sostuvo la mano con fuerza, yo sé que él va a despertar, déjame ir con él por Dios! —exclamó antes de romper en llanto.
_Victoria, hija... Por favor mantén la calma, yo te creo mi vida, pero tienes que dejar que los medicos hagan su trabajo, mírame...—busco la mirada de Victoria—tú quieres que Heriberto esté bien, entonces cálmate y deja que el doctor haga lo que tenga que hacer, yo te entiendo hija pero poniéndote así no vas a lograr nada, todo lo contrario, si sigues así te van a prohibir la entrada, eso quieres.?—preguntó sin apartar su mirada la de Victoria.
_No, pero yo necesito estar con él allí...
_Entonces no estás pensando en Heriberto! Por lo que mas quieras cálmate... Te lo suplico—pidió en un hilo de voz, para luego hecharse a llorar todo lo que se estaba contendiendo, la situación la tenia al borde de la locura y desesperación, le dolía de sobremanera ver así a su hija y no poder hacer nada.
_¿Qué sucede?— preguntó María apresurando el paso hacía ellas.Esteban que también venía a lado de su esposa, se sorprendió bastante al ver el estado en que se encontraban doña Isabel y Victoria, si dudarlo también se acercó a ellas.
_Heriberto, él me apretó la mano, lo ví lo sentí, él me escuchó María, mi esposo escuchó mis palabras.—explicó entre lágrimas.
_Victoria!—María, se acercó a ella y su impulso la llevó a abrazarla muy fuerte, sentía ese dolor como suyo y no lo gustaba verla sufriendo de esa manera—pero ya lo vieron los médicos?—doña Isabel asintió ante la pregunta de María—entonces trata de calmarte Victoria, si? Todo estará bien y pronto los médicos van a salir por notícias—mencionó mientras seguían abrazadas.
_Tiene que despertar para que podamos buscar nuestra pequeña.—expresó con dolor.
_Claro que va despertar y juntos van a encontrar a tu hija, pero para eso tienes que estar bien tú, no quiero que te pongas mal y te pase algo, asi no vas a poder cuidar de nadie Victoria—mencionó Maria dulcemente tratando de calmar a Victoria.
_Mi esposa tiene razón Victoria.—expresó Esteban observando a ambas.—Quería informarte que ya tramitamos todos los papeles para transladar a Heriberto, la jet está lista.
_Muchas gracias por todo señor San Román, no tenemos como pagarle todo lo que estan haciendo por mi hija—mencionó doña Isabel, observando a María y Esteban.
_Mi madre tiene razón. Lo que están haciendo por mí no tiene precio, les agradezco eternamente, sinceramente nunca nadie se había preocupado en ayudar tanto a mí familia.
_No tienen nada que agradecer, María y yo las ayudamos con gusto y lo seguiremos haciendo siempre y cuando nos lo permitan.—expresó Esteban a lo que María asintió con una sonrisa.
_¿Pudieron capturar a los hombres que intentaron asesinar a mi esposo? —preguntó con un nudo en la garganta.
_No Victoria, aún no lo encuentran—mencionó Maria nerviosa.
_¿Y el doctor que lo iba a desconectar?—expresó con odio.
_Fue detenido, están investigando el caso con sus declaraciones, hace rato Luciano, me estaba comentando que el doctor quisiera hablar contigo.
_Yo no hablaré con el hombre que casi asesina a mi esposo, lo quiero ver tras las rejas de dónde no podrá salir nunca, y si necesito mover mis influencias lo haré.—dijo con severidad.
_Es tu ultima palabra hija? Estas segura que no quieres hablar con ese hombre?—preguntó doña Isabel con seriedad, observando a Victoria.
_Más segura no puedo estar, no tendré piedad con alguien que no la tuvo con Heriberto.

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Milagro De Amor
RomanceLa vida es un laberinto y tan solo el más fuerte logra encontrar una salida y obtener un "Milagro de Amor"