_Me las trajo un viejo amigo. -contestó finalmente soltando el aire que contenía en sus pulmones.
_Que amigo Victoria?...-indagó frunciendo el ceño, nada contento.
_Más bien es un conocido mío de la empresa. -expresó con una mueca. -¿No te molesta, no?_Yo los dejo solos un momento, iré por un café..-informó Isabel incómoda por la situación, Victoria la observó asintiendo con la cabeza para luego retirarse.
_No, si solo es un conocido no tendría porque molestarme. -comentó acariciando su barbilla, intentando mantener la calma.- y vino a visitarte?...- mas que pregunta sonó a afirmación, su rostro se había transformado a uno muy serio, claramente estaba celoso.
_Pues solo me trajo flores y vino a ver cómo seguía. -contestó un poco molesta. -No puedo prohibirle a las personas que no vengan a verme, aunque me gustaría.
_Ese no es el punto Victoria... ningún hombre le dá flores a una mujer así porque sí, seguramente le interesas..- soltó sin ocultar su enojo y disgusto.
_No seas insolente, Heribeto. Si le intereso o no, no es asunto nuestro. Yo tuve muchísima paciencia por muchos años esperando a que vuelvas y no será por unas flores y unos celos que comenzaré a perderla.
_Discúlpame.- pidió pasando una mano por su rostro, soltando un largo suspiro.- es que... estoy celoso, perdí cinco años a tu lado, que cualquier hombre pudo aprovechar para acercarse a tí.- confesó bajando la cabeza.
_Si te esperé cinco años es porque mi amor hacía tí es eterno, nunca habrá un hombre más que tú en mi vida, Heriberto. -expresó con ternura. -Yo te amo, siempre lo haré, y ningún hombre que me traiga unas simples flores podrá cambiar eso...
_Perdóname por favor mi vida, por un momento los celos me cegaron, tengo miedo,.. Mucho miedo de perderte Victoria.- manifestó tomando una mano de ella entre las suyas.
_Olvidemos esto, y mejor háblame de lo que quieras. -le sonrió cálidamente y le besó las manos. -No quiero que perdamos tiempo en los celos, aunque me gusta que aún en este estado los siga causando.
_¿Como dices eso?. Siempre voy a sentir celos de ti, de cualquier hombre que se acerque a ti, tú sigues siendo la misma mujer de la que me enamoré, la que amo y amaré hasta el último suspiro de mi vida.- explicó acariciando su rostro con infinita dulzura, seguidamente besó sus manos.- sigues siendo tan hermosa como siempre.
_Me alegra oír eso de usted, doctor Ríos Bernal. Aunque los hospitales no me agraden tanto, hay un doctor en particular que me hace sonrojar. -dijo con las mejillas teñidas en un rosa pálido. -Tendrá que contratar guardaespaldas para que nadie se le acerque a su hermosa mujer y así no corre peligros...
_Tienes toda la razón, necesito reforzar la seguridad y controlar las visitas que mi mujer recibe, por eso en unos minutos nos llevarán en la suite mas grande de este hospital, para que estemos juntos. Quien mejor que yo mismo para cuidar a esta hermosa mujer ehh?.- expresó picaramente, acercándose a ella peligrosamente.
_Pues yo voto a favor, aunque a veces se ponga un poco alteradito. -lo observo con picardía. -Su esposa le agradece complacida que esté encima de ella las veinticuatro horas al día mientras esté en el hospital.
_Y cuando salgamos de aquí igual me tendrás encima tuyo...- sonrió con suspicacia, convirtiendo sus palabras en doble sentido, acortó la distancia y la besó con vehemencia y pasión.
_Me lo puedo imaginar. -respondió Victoria con los labios enrojecidos después de separarse de él. -Igual debería de comportarse aquí doctor, estamos en un hospital y si alguna enfermera entra diría que se está aprovechando de una paciente. -levantó una ceja coqueta y lo observó directamente a los ojos.
_Si me sigue coqueteando señora Rios Bernal, será imposible controlarme y lo sabe.- arqueo una ceja, sin dejar de mirarla a los ojos.- sigue siendo tal cual recuerdo hace cinco años, utiliza esa mirada para hacer lo que quiera de este pobre hombre.Cuando Victoria se disponía a responder con el mismo juego de palabras a su esposo, se vieron interrumpidos por una enfermera que venía a informarles que ya los trasladarían a su nueva habitación. En total unos cuatro enfermeros y un médico se encargaron de llevarlos a ambos, Victoria aún estaba bastante adolorida por lo que tuvieron que llevarla más cuidadosamente que a Heriberto que iba en una silla de ruedas; llegaron a la nueva sala y cuando Heriberto dijo que era mucho más amplia, no estaba mintiendo, pensó Victoria al ver lo amplia que era su nueva habitación sin contar el toque sutil de elegancia, no parecía una sala de hospital sino más bien parecía un hotel en cual ambos quedarían hospedados por un par de días más.

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Milagro De Amor
RomansaLa vida es un laberinto y tan solo el más fuerte logra encontrar una salida y obtener un "Milagro de Amor"