Clarke Griiffin tiene 23 años, estudiante de idiomas en una universidad privada, no quiere saber de sus padres, tiene gran resentimiento por el daño que causaron a su vida. Alexandria Woods es de familia humilde, trabaja en una fabrica para pagar su...
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Lexa
He tratado de hacerme la tonta pero sé que algo está pasando, aquí estoy con los ojos abiertos mirando al techo sin poder dormir, mi hermosa novia duerme profundamente como un ángel, lo único bueno de las noches de insomnio es contemplarla en la penumbra, trato de no moverme mucho para no despertarle; al principio pensé que era el estrés por mi nuevo trabajo que no me dejaba dormir pero cada día es peor, porque así tenga días tranquilos solo duermo las primeras horas y luego nada, al amanecer de nuevo me da sueño y pronto es la hora de levantarse, en el día me siento cansada, adormilada y me toca recurrir a tomar bebidas estimulantes y energizantes para funcionar.
Luego esta eso de los golpes, el otro día me tropecé con una mesa en la oficina y ni siquiera sentí dolor, solo días después descubrí un gran hematoma en mi rodilla, es como si la piel estuviera dormida, debo ir al médico definitivamente algo no está bien conmigo, pero lo que definitivamente me llevo a la máxima preocupación fue lo ocurrido anoche, me avergüenzo de solo pensarlo.
Me he levantado a tomar un poco de agua y despejar mi mente, quizás así concilie el sueño, nunca me había sucedido, yo deseo a Clarke de una manera increíble, su belleza y ternura me seducen, mi sexo se humedece tan solo con una sesión de besos o caricias y siempre he estado lista para ella porque es insaciable, nuestra momento íntimo de anoche fue fantástico pero no logre el orgasmo, mi novia hizo su mejor esfuerzo pero mi cuerpo simplemente no respondió, ¿qué me está pasando? Clarke de la manera más comprensiva me dijo que eso puede estar pasándome por el cansancio o el estrés, me da miedo que piense que no la deseo.
- ¡Cómo te extraño Kat¡ -susurro pensando en voz alta-
Katherine además de mi amiga era mi médico y me ayudo a entender muchas realidades de cuerpo, pero ella no está, no tengo más remedio que solicitar una cita médica como cualquier mortal y esperar mi turno para contarle mis incomodidades al doctor, quizás eso de no dormir tenga consecuencias como quedar frígida de por vida, que se yo, mejor me voy a intentar dormir un poco y no pienso más tonterías.
A las 6 am nos levantamos y Clarke estuvo como si nada, quizás soy yo la dramática y de verdad estas cosas pasan por cuenta del estrés, me preparó un delicioso desayuno en tanto me bañe y organice, luego comimos juntas en tanto eran las siete y mi transporte me recogía.
- Que tengas un lindo día amor – me dijo mi rubiecita en tanto me abrazaba y besaba mis labios-
- Tú también hermosa, cuídate y que tengas éxito en tu búsqueda de mobiliario para la empresa.
- Gracias preciosa, puse en tu mochila una manzana, cómela, no me la traigas de nuevo – esos detalles conmigo me derretían de amor- Te espero a la tarde para que caminemos un rato en la playa.
- Bueno amor
Bese su labios y me separe de ella, después de 6 semanas en Rio de Janeiro las cosas ya debían ser rutina pero aun parecía un gato asustadizo cada vez que salía de la puerta del edificio, miraba a todos lados, la calle a esas horas era un poco solitaria, saque el teléfono móvil para enviar algunos mensaje a Kat, si tenía suerte quizás hoy podría contactarla, era una mujer ocupada y seguro que a esta hora y por diferencia de horario estaría en procedimientos quirúrgicos.
