Clarke Griiffin tiene 23 años, estudiante de idiomas en una universidad privada, no quiere saber de sus padres, tiene gran resentimiento por el daño que causaron a su vida. Alexandria Woods es de familia humilde, trabaja en una fabrica para pagar su...
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Lexa
Con los ojos muy pesados por el sueño inicio a tomar una humeante taza de café oscuro y sin azúcar, lo cual llama la atención de mi madre.
- Hija te has acostado muy tarde anoche, no has descansado lo suficiente y mira toda esa cantidad de café que estas tomando, no deberías con el tratamiento...
- Madre lo necesito, por favor no me regañes, anoche me quede estudiando hasta muy tarde, la universidad en este último año está siendo muy exigente – y lo era pero yo está librando una batalla contra el tiempo-
- Al menos no has olvidado tomar tu medicamento – esa bendita píldora que cada noche sin falta debía tomar-
- No la he olvidado mamá y la odio porque es la me causa el sueño, como quisiera no tener que tomarla.
- Lexa eso ya lo hemos hablado desde hace muchos años, los médicos dijeron que era de por vida.
- Madre yo lo pienso mucho, tiene que haber otra forma de vivir, odio tener tanto sueño y el ligero temblor de manos que me produce.
- Por favor hija no vayas a dejar el medicamento sin consultarle a un médico – mi madre me miro con cara suplicante y eso me impacto-
- Tranquila mamá, ya soy un adulto y se cuidarme - vi los ojos de mi madre llenarse de lágrimas y una punzada se me clavo en el corazón, me levante y la abrace-
- Cuídate hija por favor – me dijo con un pequeño sollozo pero recobrando rápidamente la compostura-
- No te pongas triste, mejor organiza pronto tus cosas, yo voy salir a estudiar con una compañera y al medio día estoy acá para que vayamos con Roan a almorzar, me han contado de un sitio nuevo en el segundo parque, venden pollito asado que tanto te gusta – la sonrisa de mi madre me tranquilizo-
Diez minutos después estaba rumbo a casa de Clarke, aunque aún me sentía adormecida, la cafeína estaba haciendo lo suyo, no puedo negar estoy muy nerviosa, no he dejo de pensar en ella, parezco una tonta, apenas si la conozco, tengo que tomar control de lo que siento o puedo terminar muy decepcionada. ¿Qué es lo más que puedo aspirar con ella?, quizás ser su amiga o solo su lectora, otra voluntaria más del centro de soporte. Ni siquiera sé si le interesaría estar con una mujer ó si es hetero, es extraño pero que sea invidente es lo menos siento como una barrera, creo que es más obstáculo su clase social, de lejos se ve que tiene dinero y yo soy solo la obrera de una fábrica. Todo eso piensa mi cabeza pero mi corazón que es loco está saltando de alegría de saber que solo falta unos minutos para bajar del autobús y buscar la dirección que me indico.
Encontrar su casa fue sencillo, así que he llamado a la puerta y escucho gritar del otro lado:
-¿Quién es?
-Hola Clarke, soy Lexa – de inmediato sentí que el seguro de la puerta fue retirado y apareció una sonriente Clarke-
