capitulo 7

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Shakira y alejandro sanz- tortura

Rugido.

A duras penas ahogó el sonido. Arik podría matar tranquila y felizmente al camarero que se aclaró la garganta e interrumpió su beso con Kira.

-¿Están listos para pedir?
Listo para darte una paliza. Separando sus labios de los de Kira, Arik miró al
joven que estaba a su lado de la mesa, con un bloc de papel en la mano.
Junto a él, Kira jadeó en voz baja, viéndose demasiado preciosa, con sus mejillas sonrosadas, ojos brillantes y labios hinchados. Ella se recuperó más rápido de
lo que le hubiese gustado.
-Me gustaría un Martini por favor. Uno grande. Voy a empezar con una ensalada César, con extra de ajo. Patatas asadas, y un chuletón de 350 gramos poco hecho. -Mientras pedía, ignorándolo cuidadosamente, Arik se recostó contra el asiento de cuero sintético. Pasó un brazo por encima del hombro, en un gesto posesivo que iba en contra del discurso que le había dado a Kira antes.
Sí, podría haber declarado que no quería nada permanente. No necesitaba el dolor de cabeza que le producirían las expectativas de una relación estable, tales como que tuviese que llegar a tiempo o comprar regalos. A veces un hombre sólo quería algo
sencillo y sin complicaciones.
A veces, sólo quería sexo. En este caso, él realmente quería que Kira fuese su amante. El problema era que una parte de él, una parte
pequeña, posiblemente quería algo más que tenerla desnuda en su cama.
Mantenerla.
Totalmente loco y en contra de todo lo que sabía, todo lo que le habían
enseñado. Arik sabía lo que su manada le pediría que hiciese, las mujeres por lo
menos. Le dirían que terminara con ella. Ahora. Sólo ponerse de pie y alejarse.
Reforzar su creencia de que era un idiota arrogante.
Lo era, y con cualquier otra mujer, lo hubiera hecho. Pero era Kira. Y, por alguna razón, Kira era diferente. Le intrigaban las diversas capas que tenía.
Debes conocer sus secretos. Tenía que encontrar la forma de atravesar sus
escudos, que estaban totalmente alzados en ese momento sentada allí, recatada e
inocente con las manos entrelazadas sobre el regazo. Intentando fingir que no se habían besado.
Dejó que sus dedos acariciasen su nuca, y ella se estremeció, incapaz de ocultar
su reacción ante él.
-Y usted, señor, ¿qué va a pedir?
¿Seguía ahí ese idiota, arruinando sus agradables pensamientos?
-Voy a pedir lo mismo que ella, doble ración. 
Palabras mágicas que hicieron que el camarero finalmente se alejase.
-¿Dónde estábamos? -Él ronroneó las palabras, algo que su forma de león
no podía hacer. Sin embargo, no te equivoques, este no era el ronroneo de satisfacción de un gato doméstico cuando consigue un regalo. Era el ronroneo de un depredador halagando a su conquista.
Lo hacía tan bien, que ella se escabulló y fingió indiferencia.
-Entonces, ¿qué piensas de la decoración?
Madera. Mucha, y él no se refería sólo a las paredes.
-Creo que estás evitando lo que acaba de suceder. Creo que deberíamos
hablar de ello.
-¿Hablar de qué? No fue para tanto. Me besaste.
-Fue más que un beso.
-Si tú lo dices.- Mientras respondía, continuó ignorándolo cuidadosamente.
Tan terca. Se quedó en silencio y la miró, sabiendo que no faltaba mucho para
que se volviese loca.
Tardó más de lo esperado, pero finalmente le espetó.
-¿Qué es lo que quieres de mí?
-Pensé que lo había dejado claro. Tú. Yo. Algún lugar privado
Inclinando la cabeza, le miró. Con los labios fruncidos.
-Eres muy obstinado.
-Lo sé. ¿Continuamos enumerando mis atributos alfabéticamente? como
guapo, impresionante, gracioso
-No eres tan divertido.
-Dice la mujer que estaba resoplando hace un momento.
-Engreído.
-Esa no sigue .
-No, pero chiflado sí.
-pasamos todas Llegamos a  la A  . Amante

Él sonrió mientras ella rodaba los ojos.
-Santo cielo. No vas a dejar de intentar seducirme hasta que consigas lo que
quieres, ¿verdad?
-No, -declaró con firmeza.
Ella dejó escapar un profundo suspiro.
-Está bien.
-¿Qué quieres decir con “está bien”?
-Vamos cenar y luego tendremos sexo. Pero no tardes demasiado en follar y
gruñir. Tengo que trabajar por la mañana, y voy a necesitar una ducha.-
Eso no sonaba exactamente seductor. Él frunció el ceño.
-Haces que suene como si fuese un trabajo.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado para que pudiera sonreír con la mirada.
-Supongo que eso depende de quién esté haciendo todo el trabajo. En este
caso, ese serías tú. Así que es mejor que lo hagas bien, o por mucho que mendigues o
pongas grandes ojos suplicantes no conseguirás otra oportunidad.
¿Mendigar? ¿Pensaba que él iba a rogarle? Su piel se arrugó, se deslizó de
nuevo en su asiento frente a ella para poder leer mejor su expresión.
Ella, por supuesto, entendido mal su movimiento estratégico.
-¿He pinchado el ego de alguien?
-Vamos a ver quién pincha a quién, -murmuró ominosamente.
Ella captó la insinuación. El rubor que brillaba en sus mejillas hizo que volviese
algo de su arrogancia.

Ella no es la única que se puede burlar verbalmente.

Pero ella hizo que comer fuese una forma totalmente nueva de tortura.

Pero ella hizo que comer fuese una forma totalmente nueva de tortura

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Cuando un Alfa Ronronea  •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora