La arpía, haciéndose pasar por la madre de Arik, se fue, pero sus acusaciones
aún resonaban en la cabeza de Kira. Pero el hecho de que la bruja tuviera una aversión
instantánea hacia ella no era lo que perturbaba tanto a Kira. Rebobinó la manipulación de Arik hacia ella. Se tomó un momento para procesar lo que dijo, pero una vez que caló en ella, tuvo que preguntar,
-¿Qué demonios fue eso?
-Pido disculpas por el comportamiento de mi madre, pero para ser honesto,
así es como es.
-Me importa un comino tu madre loca. Estoy hablando de todo el rollo "es
mía". Está empezando a perturbarme toda esta cosa de "hombres de las cavernas" que
está pasando. Tú no me posees, tipo grande. No soy un juguete que puedes reclamar y
luego dejar -Incluso si dicha actitud era un poco caliente-Yo soy quien decide a
dónde voy y con quién.
-No, por el momento todavía no. Estás en peligro, por lo que no vas a ningún
lado por el momento. No hasta que este problema con tu ex-novio sea atendido.
-¿Y cómo vas a resolver lo de Gregory?---Porque excepto que su ex pudiera
distraerse con alguna otra pobre chica o conseguir su culo arrojado a la cárcel, no
podía ver cómo Arik pensaba que podía ayudarla.
-Vamos a decir que tengo mis medios.
La amplia sonrisa no la tranquilizó, no con la tormenta fría en sus ojos.
-No lo vas a matar, ¿no? -Preguntó, medio en broma. Algo sobre lo que Arik
dijo que no era un hombre que hacía las cosas a medias. Pero seguramente, ¿no se
rebajaría a la violencia o asesinato? Por otra parte, ¿qué sabía realmente de él?
-¿Te importaría si Gregory encontrase un fin lamentable?
Qué extraña pregunta.
-Si estás preguntando si me importa lo que le suceda a Gregory, entonces no.
El violento idiota se merece lo que le suceda.
-Pero ese bastardo no vale la pena como para meterse en problemas. Por no
hablar de que no creo que tu color sea el naranja, y no eres el tipo de hombre que se
agache por el jabón. Así que vamos a mantener las cosas legales. En otras palabras, no contratar ningún sicario o poner los pies de Gregory en cemento y tirarlo desde un muelle.
Él se rió.
-Realmente tienes una imaginación muy viva. Sicarios... -Él se rió-No hay
necesidad de preocuparse por ello. Soy más del tipo práctico "manos a la obra"
Y eran bonitas esas manos. Grandes. Fuertes. Distrayentes.
-Mantén tus manos limpias. Gregory no vale la pena de que te arriesgues a que seas arrestado.
-Yo no sería atrapado.
La respuesta arrogante hizo que rodara los ojos.
Tu arrogancia realmente no conoce límites. Sólo mantente alejado. Por favor. No necesito tu ayuda.
-Sin embargo, la tendrás de todos modos.
La frustración burbujeó, y ella gritó.
-¿Por qué eres tan terco?
-¿Por qué me gustas?
Intentó purgar la irritación fuera de ella. Parpadeó y lo observó, se dio cuenta
por primera vez desde que fue secuestrada esta mañana que él todavía llevaba el traje
de la noche anterior, aunque arrugado y la corbata floja. Su mandíbula brillaba dorada
con el inicio de un rastrojo de barba, y las líneas de fatiga aumentaban sus rasgos.
La verdad la golpeó.
-Nunca te fuiste anoche.
-Por supuesto que no. ¿De verdad crees que te dejaría después de ver el mensaje y lo asustada que estabas?
Él lo dijo como si no hubiera ninguna duda de que él la protegería.
La comprensión de que él había regresado sólo para verla, llenó su corazón.
Había hecho algo totalmente dulce, inesperado, y a la vez tan bueno, y aquí estaba ella, siendo una perra total.
¿Por qué?
Debido a que la asustó.
Arik la asustó, no porque ella temiera daño alguno de su parte, a pesar de su
cargo de secuestro. No, tenía miedo de él porque parecía demasiado bueno para ser
verdad.
Míralo. Rico, generoso, increíblemente sexy, totalmente interesado en ella, en
absoluto asustado o intimidado por su actitud obstinada y capaz de lidiar con su
lenguaje sarcástico.
El paquete perfecto con la madre maliciosa clásica. Él era la fantasía romántica
de todas las chicas. Pero ella no lo creía. No creía que podía tener tanta suerte.
Tiene que haber algo mal con él. Algo que no había visto, pero cuanto más
revelaba de sí mismo y de su personalidad, y más tiempo pasaban juntos, más atraída
se sentía.
Ella trató de alejarlo por miedo, pero él no se movió. Siguió tratando de que
confiara en él. Exigió que la dejase protegerla. Él dominaba todos sus sentidos sólo con
su presencia.
Él quería hacerla suya.
¿Estaba maquinando un plan tortuoso?
Claro que sí. Ella quería sucumbir.
¿Pero y si se equivocaba al respecto?
¿Podía darse el lujo de sumergirse en su mundo y su vida, sólo para descubrir
más tarde que él era una mala persona? ¿Llegaría a ser tan agresivo como Gregory
cuando estaba con ella? ¿Y si ella se permitía creer que podrían tener una relación,
sólo para que la abandonase una vez que el desafío pasase? ¿Podrían su ego y su
corazón, hacer frente a este tipo de rechazo?
La verdadera pregunta era, ¿se atrevería a correr el riesgo de creer que tenían
algo real entre ellos? ¿O dejaría que las experiencias del pasado y los errores la
alejaran de un posible futuro brillante y agradable?
Mientras ella repasaba su mini revelación, él bostezó. Una gran bostezo, de
proporciones épicas. No podía dejar de reír.
-Me alegra que pienses que es gracioso. Yo necesito una siesta, pero no me
atrevo a cerrar los ojos, ya que es probable que quites el cerrojo al primer ronquido.
-¿Tú roncas?
-¿Puedo mentir y decir que no lo hago?
La admisión de esta falta sólo hizo apreciarlo más.
-¿Qué pasa si prometo no dejarte mientras duermes?
Él arqueó una ceja de oro.
-Esto no tiene precio. ¿Me estás pidiendo que confíe en ti? Irónico, ella le pidió que le concediera una cosa que ella misma se negó a darle:
un poco de confianza.
-Lo digo en serio. Prometo no salir corriendo mientras estés durmiendo.-
-Me gustaría creerte ratón, pero eres tramposa. ¿Qué tal un compromiso?
Voy a tomar una siesta si te unes a mí.
-¿Quieres que nos durmamos juntos?
¿Ella y Arik en una cama, durmiendo? Ja. Como si su cuerpo fuera a dejar que
eso sucediera.
Parecía que él llegó a la misma conclusión.
-Pensándolo bien, no sé si me podría dormir contigo tan tentadoramente
cerca.
-Es un mal plan. Estoy de acuerdo.
-Yo nunca dije eso. Puede que no sea capaz de dormir, pero estoy dispuesto a
intentarlo.
Él volvió a bostezar cuando ella lo miró con recelo.
-Dormir solamente. Nada de travesuras -reiteró. Aunque ya tenía que saber
que era más una advertencia para sí misma que para él. Él realmente la tentó. Una
tentación que iba a resistir. Ambos eran adultos crecidos, capaces de controlarse a sí
mismos. ¿Oyeron esto, hormonas? Yo estoy al mando, y digo manos fuera.
-Si insistes.-Sonaba abatido.
Una parte de ella quería insistir en lo contrario. Sin embargo, pudo ver el
cansancio en él ahora que ella realmente presto atención. Él no era el único cansado.
Había dormido solamente a intervalos inquietos la noche anterior. Aún así, sin
embargo, ¿ella y Arik compartiendo la cama? Murmuró una última débil protesta.
-No tengo pijama.
-¿Funcionaria una camiseta mía?
¿Sólo una fina capa de algodón y sus bragas para separarlos? Ella tendría que asegurarse de que se mantenía en su lado de la cama.
Se cambió en el baño, despojándose de sus ropas y deslizándose en la gran camiseta que había obtenido en un paseo por el closet. Si bien estaba recién lavada, el olor a suavizante le recordaba a él. Su suave suspiro de placer le hizo poner una mueca.
Era tan patética. No podía dejar de codiciar un tipo que obviamente no era bueno para ella.
Cuando emergió del esplendor de mármol conocido como el baño, la ducha enorme con su mampara de cristal y su bañera de hidromasajes que la tentaban para
un rápido chapuzón, Arik ya estaba bajo las sábanas, acostado de lado, de espaldas a
ella, la cabeza en la almohada. ¿Dormido?
Por un momento dudó en tomar su ropa y salir huyendo. Olvidándose de su
promesa. Ella sabía que esto era una mala idea.
-Mete ese culo delicioso en esta cama, ratón.
Estúpido lector de mentes.
-¿Qué te hace pensar que no lo estaba haciendo? Hicimos un trato.
-Sí, lo hicimos, pero tengo la impresión de que te estás arrepintiéndo ¿Vas a correr como un ratón asustado de mí?
Debería. En cierto modo, se asustó sobre Gregory pero, con Arik... en realidad
podía ver las maravillosas posibilidades -si él era autentico.
Teniendo en cuenta lo equivocada que había estado, sin embargo, sobre su ex
luego de una serie de novios fallidos, ella no confiaba en sus propios instintos. Pero al
mismo tiempo, no era una cobarde, y quería mantener su palabra.
-Un trato es un trato. Voy a dormir contigo, pero ¿qué sucederá cuando nos
despertemos?
-Entonces todas las apuestas terminan.
¿Qué demonios se supone que significa eso? No se atrevió a preguntar.
Ella hizo su camino alrededor de la cama King-size. No se veía fuera de lugar, sin
embargo, en aquella lujosa habitación. Decorado en una paleta de colores muy
masculinos compuesto por muebles de madera de ébano, en el espacio destacaba una alta cama, con una cabecera tallada a mano a juego con una alta cómoda, mesillas de noche, y un banco cubierto de tela lujosa azul puesto a los pies de la cama. Las paredes estaban pintadas de un gris paloma mientras que la alfombra peluda, en la que sus dedos se cerraron con deleite, era de un azul profundo. Su edredón estaba hecho en
tonos de gris y blanco, con varias almohadas en el tono de un tormentoso mar oscuro.
Todo era masculino, muy caro y sorprendentemente cómodo. Trepándose en el colchón, se hundió un poco en la parte superior de la almohada, pero no resbalo sobre las sábanas de satén. Aunque extremadamente suave, las sábanas blancas acariciaron las partes expuestas de su cuerpo.
-¿Qué tipo de material es este?- Preguntó ella, frotando la tela para distraerse del hecho de que estaba actualmente en la cama con Arik.
-Bambú con algún número ridículamente alto de hilos
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Cuando un Alfa Ronronea •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]
General FictionLa arrogancia del león no se define sólo por aquellos que él manda, sino que también reside en su pelo, por lo que cuando un ser humano se atreve a masacrar la melena de Arik, él consigue su venganza y la reclama como su compañera.