El va a lanzarse.Seguro que eso le parecía a Kira. Ella había pensado que una vez que la comida llegara disminuiría la tensión sexual entre ellos. Sin duda, los desafíos verbales lanzados
mantenían la tapa en la olla hirviendo, pero no eran suficiente para apagar el fuego.
La franqueza del hombre la fascinaba. El tomó sus reproches y burlas con ira fingida, a veces como afrenta, frecuentemente con risa. Entonces él tomó represalias con clase, no lanzando falsos halagos a su manera, en cambio, lanzaba sugerencias escandalosas.Casi había llegado al punto que necesitaba abanicar su piel enrojecida cuando llegó la comida. Mucha. Arik había ordenado el doble de su comida, que no era
pequeña. Comenzaron con la ensalada. No era un alimento atractivo, cualquiera
estaría de acuerdo.
Y sin embargo, cuando ella lamió un poco de la cremosa salsa César de su labio
inferior, podría haber jurado que Arik gimió.Definitivamente él metió un pie entre sus
piernas. Él había se había quitado los zapatos debajo de la mesa y los dedos del pie,
más ágiles de lo que hubiera esperado, emprendieron su camino hasta su pierna. Ella lo detuvo antes de que golpeara el vértice de sus muslos.
-¿Qué estás haciendo?
-¿Quien yo? Nada. Un hombre de su porte no debería tener la capacidad de parecer inocente y diabólico, al mismo tiempo.
Ella intentó mover su pie. No se movió. En realidad, ascendió más.
-No te atrevas.
-Yo sólo buscaba un lugar más cálido. Su aire acondicionado es un tanto
demasiado frío para mí.
-Yo no soy un calentador de pies.
-Tienes razón. Eres más que eso. Personalmente, preferiría que envolvieras todo mi cuerpo.Y ese fue el rumbo que tomo la charla durante la ensalada. En cuanto a su pie, ella lo
mantuvo sujeto hasta el final, pero sólo porque él no insistió.
Ella, por otro lado, se encontró en apuros para no deslizarse en el banco y dejar que los dedos del pie presionaran contra cierta parte dolorida de su cuerpo.
El hombre llevo los juegos preliminares a un nuevo nivel, —¡aunque ambos estaban todavía vestidos!
Sin embargo, ella había descubierto su debilidad. Lamer sus labios era una. Por
cómo él miraba ávidamente el paso de su lengua. Sin embargo, fue su gemido de
placer en su primer bocado del filete perfectamente sazonado, besado por el fuego que lo tenía haciendo el sonido más extraño.
Ella terminó de masticar y tragar el suculento trozo de carne antes de preguntar,
-¿Estás bien? Pareces un poco tenso.
-No hay nada pequeño sobre mi tensión, ratón.
-¡Hombres! Siempre tan preocupados con el tamaño cuando se trata de la
lengua. -Ella podría haberse arrastrado debajo de la mesa cuando las palabras—
aflojadas por un muy delicioso Martini—, salieron de sus labios.
-No te preocupes, ratón, cuando se trata de lamer, soy un maestro.
A eso, no hubo ninguna respuesta, porque ella seguro como el infierno no iba a
soltar la que le vino a la cabeza, “Pruébalo”.
Su juego previo verbal durante la parte principal de la comida no fue nada
comparado con el postre. Parecía que se había cansado de estar solo. Una vez más, se
arrimo a ella, compartiendo su banco.
-Estás en mi espacio. -
-Lo estoy. Acostúmbrate. Me gusta abrazar.
Su afirmación la dejo boquiabierta. Fue el momento de tomar una cucharada
de postre en su boca. Tarta de queso con cubierta de caramelo. Su favorito.Ella gimió. En voz alta. Con gran placer.
Gruñó algo. Suavemente. Y entonces él la besó, para su placer.
Resultó un beso corto. Ella protestó, y otra cucharada de dulzura se introdujo
en ella. Seguido inmediatamente por otro beso. Dulce Dios. Caliente beso. Ooh, algo
de lengua. Tanteando.Una voz preguntando si él podía conseguirles algo más —el camarero en serio
quería morir.
Como si compartieran sus pensamientos, ambos contestaron,
-La cuenta.
Arik arrojo unos billetes sobre la mesa, mucho más de lo necesario para su
comida. Su prisa por sacarlos de allí resultó bastante halagadora.Ellos lograron salir del restaurante y dar la vuelta a la esquina antes de que él la empujara contra una pared. Sus duros labios reclamaron los suyos en un beso tórrido, que absorbió toda la razón de su mente. Sus grandes manos ahuecaron su trasero, tirando de ella contra él, destacando la evidencia de su excitación. Su gran excitación.
Se aferró a él, los dedos agarrando los músculos de sus anchos hombros.
Olvidando su anterior determinación de mantenerse alejada. Él tenía razón en una
cosa; lo deseaba. Quería una noche de sexo salvaje y apasionado.
Un evento placentero, sin compromiso, sólo por el placer de hacerlo.
Pero ella preferiría no estar en público.
-Sé de una cama vacía, ,susurró descaradamente contra su boca.
-Una cama estaría bien, pero no sé si lo lograremos, - fue su respuesta.
-¿Que se supone que significa eso?
-Verás.
¿Por qué sus ominosas palabras hacían que se le contrajera su matriz y se
estremeciera de placer pre-orgásmico? En pleno callejónSi quieren otro capitulo llegamos a 50🌟 hoy subo otro nos leemos pronto
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Cuando un Alfa Ronronea •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]
General FictionLa arrogancia del león no se define sólo por aquellos que él manda, sino que también reside en su pelo, por lo que cuando un ser humano se atreve a masacrar la melena de Arik, él consigue su venganza y la reclama como su compañera.