capitulo 11

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Proteger.
Ése fue el segundo instinto de Arik después de que él se las arreglara para
controlar el primero, que rugió ¡Matar!
Satisfactorio, pero también contra las leyes humanas. Aguafiestas.

Sin embargo, algo había que hacer. No hacía falta un sentido del olfato finamente afilado para percibir el terror que emanaba de Kira. Un simple grafiti no debería haber bastado para aterrorizar a su valiente ratón. Pero cuando ella había expuesto la posibilidad de que la amenaza podía haberla dejado un ex-pretendiente, él empezó a formarse una imagen.
Una imagen que requería más información. Pero él no podía exigírsela a ella,
que fue la única razón por la qué él le permitió huir sola a su apartamento. Fue contra
su buen juicio, pero él lo permitió, teniendo que contentarse con el conocimiento de
que no estaba lejos.
La lógica, sin embargo, no alivió a su bestia salvaje interior. El olor de sangre, y
no sólo sangre, sino la sangre de un lobo, fue lo que lo condujo al borde. Quienquiera
que había dejado el mensaje era un Lycan. Un enemigo. Uno que no sólo se atrevió a
amenazar a su mujer, sino que también se atrevió a entrar en su territorio.
Aunque Arik no dirigía a los lobos de esta ciudad, el grupo licántropo eran
pocos en número, ya que no muchos se lanzaron a la vida de la ciudad, sabían que no
debían cruzarse en su camino.
Las reglas declaraban que todo Lycan que entrara en su ciudad tenía que
reportarse al líder de su clan. El líder, a su vez, notificaba a Arik, que, siendo un rey
felino cortés, le permitía al visitante quedarse, con la condición de que él o ella se
comportaran. Pero cruza la línea y...
Digamos que Arik hacia cumplir sus leyes, que habían sido creadas para protegerlos a todos del descubrimiento. El hecho que alguien se atreviera a presentarse para causar problemas no sentaba bien en absoluto. Sobre todo porque significaba que Kira estaba tratando con algo más que un ex-novio ordinario que se negaba a dejarla ir.
Otro intenta reclamarla. Pero fallará. Él se aseguraría de ello.
Arik tenía que ignorar a su león, que orgullosa e impacientemente, exigía que ellos la siguieran y permanecieran cerca de ella. Un instinto afilado durante los años le decía que ella estaba segura en su apartamento. La cerradura no mostraba signo de haber sido manipulada, y un chequeo rápido del callejón no reveló ningún rastro reciente de cualquiera que tratara de subir por la escalera de incendios. El lobo había dejado su mensaje y marchado.
Pero cuando se trataba de Kira, las suposiciones no eran suficiente. Él necesitaba estar seguro. Para verla a salvo por sí mismo.
Para ese fin, se encaramo a la raquítica estructura metálica que el protocolo de
incendios exigía, quedándose fuera de vista de la ventana bien iluminada en el segundo piso. Un atisbo rápido dentro le mostró un lugar pequeño, amueblado sencillamente. Él no notó ninguna señal de violencia y ni oyó nada más que suaves sollozos.

Ella llora. Soltó un rugido silencioso de frustración.
Él luchó duramente para no entrar en el apartamento de Kira y arrastrarla a sus
brazos, prometerle que no tenía nada que temer. Sin embargo, ella había dejado claro
que quería estar sola, y forzando la entrada ahora no haría nada para aliviar su temor.
Y dado que ella agarraba una lata de spray pimienta, cualquier esfuerzo por llegar a
ella sería desagradable para ambos.
En cambio, él sería su protector oculto, él haría guardia afuera. No temas, ratón.
Yo te cuidare. No te harán daño. No podía prometer lo mismo para el tipo que la
asustó.
Un tipo del que necesitaba un nombre y una cara. Arik hizo algunas llamadas
telefónicas, y no, a él no le importaba que fuera tarde y que las personas pudieran
estar acostadas.
Si ellos trabajaban para él, entonces eran presa fácil.
-Hayder.Él no se molestó con sutilezas cuando su segundo contestó.
-Necesito que averigües lo que puedas sobre Kira... Él hizo una pausa cuando
comprendió que no conocía su apellido. Maldición.
-¿Kira qué?
-No sé su apellido, pero no debe ser demasiado difícil de averiguar. Ella es la
nieta de Dominic, recientemente se mudó aquí desde el oeste.
-¿Puedo preguntar por qué estás pidiendo información sobre la muchacha?
-Porque yo lo digo.
-Excúseme, Sr. Alto y Poderoso por atreverme a hacer una pregunta.
-No estás excusado, pero te diré por qué quiero la información ya que podría
ayudar. Parece que su ex-novio ha aparecido para acosarla. Por lo que parece, es
tremenda joyita. Piensa que aterrorizar a las mujeres es aceptable. Me gustaría
encontrarlo y mostrarle por qué es una mala idea. Mostrarle con lento y agonizante
detalle por qué nadie amenaza a los que él considera suyos.
-Sabes que el asesinato va contra la ley, le recordó Hayder.
-Sólo si ellos encuentran un cuerpo.
-Buen punto. ¿Tienes alguna pista sobre este tipo?
-No mucho. Ella utilizo el nombre de Gregory y dijo que ellos salían cuando estuvo en el oeste. Oh, y ella tiene una orden de alejamiento contra él. Él también es
un lobo.
-¿Un Lycan que se atreve a entrar en nuestro territorio?- El tono de Hayder
cambió. Arik no era el único al que no le gustaban los intrusos.
-Atreviéndose y ahora amenazando a una mujer. Quiero que lo encuentres. Te
he dado bastantes detalles para que puedas desenterrar alguna suciedad. Quiero una
foto del idiota y más detalles.
-Tendré algo en tu escritorio por la mañana.
Mañana estaba demasiado lejos.
-Tu tendrás algo para mí en la próxima hora.
-No me pagas bastante por esto, refunfuñó Hayder.
-Te dejo vivir. Ése es suficiente premio.
Con la tarea de Hayder puesta, y su enojo todavía cociéndose a fuego lento, al
siguiente que Arik llamó fue a Leo.
-Si no quieres que en las noticias aparezca un informe de un león que corre
salvaje por la ciudad, trae tu culo aquí. Y trae una botella de disolvente y algunos
trapos. Él le dio la dirección a su omega antes de colgarle.
Mientras esperaba a Leo, hizo todo lo posible por controlar su bestia rabiosa.
Pero mientras él mantenía al león contenido, el hombre estaba bastante condenadamente agitado también.
Alguien había amenazado a Kira. Ella podía decirle que no era de su incumbencia hasta que las vacas vinieran a la puerta de la cocina y se ofrecieran para la cena. Ahora mismo, ella estaba arriba. Llorando. Su combativo ratón llorando abiertamente.

Cuando un Alfa Ronronea  •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora