inicio del maraton capitulo10

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Un muy feliz dia del amor y la amistad  y como las quiero aquí les dejo  su regalo un maratón 
Espero lo disfruten 😍😜

 Un muy feliz dia del amor y la amistad  y como las quiero aquí les dejo  su regalo un maratón  Espero lo disfruten 😍😜

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Volviendo a la realidad suspiro. Aunque breve, el paseo era lo bastante largo para que Kira se preguntara qué diablos había hecho y que estaba planeando hacer.
Ella había dejado que un hombre al que apenas conocía le provocara un
orgasmo en su camioneta en un estacionamiento. ¡A plena vista! ¿Qué está mal conmigo?
¿Y por qué ella no estaba más horrorizada de sus acciones?
Esa era la peor parte. Ella no albergaba una pizca de vergüenza en absoluto, a pesar de que había actuado como una mujerzuela. A pesar de su confusión sobre sus acciones, cuando le preguntó por su dirección, ella se la dio. Sin dudarlo, ni se apartó cuando él le agarró la mano izquierda y la puso sobre su musculoso muslo. Él la mantuvo allí colocando su mano más pesada encima de ella. El íntimo contacto la emocionó.
A pesar de su reciente clímax, su deseo por él permanecía insaciable. ¿A quién
le importaba si ella apenas lo conocía y quería nada más que caliente, sexo
placentero? Ofrecía exactamente lo que quería.
Pasar un buen rato sin condiciones ni expectativas. Teniendo en cuenta los
recientes acontecimientos, ella podía manejar una noche de diversión sin sentido.
Al menos ella lo quería, hasta que se detuvo delante de la tienda de su tío. Solo
un vistazo hacia fuera del lado de su ventana basto para cambiar de opinión.
No fue la gran cristalera con su azulado letrero “Fresh From The Brine” lo que
llamó su atención, o la puerta de la tienda con sus horarios establecidos y el letrero de
"cerrado". En cambio, su mirada se concentró al lado de la modesta pequeña puerta
que usó después de horas para llegar a su casa.
Personalmente, prefería el acceso interior porque la escalera exterior era
ridículamente empinada. Pero cuando la tienda estaba cerrada, tenía que recurrir a la
otra entrada de su casa.
Sin embargo, el temor que la tenia jadeando y resoplando y que había apagado
su deseo abruptamente no era el tramo de escaleras. Fue la visión del mensaje
pintado, corriendo en riachuelos rojos, sobre el portal blanco y el cristal de la puerta lo55
que hizo caer su corazón.
Puta perra. Sólo una persona alguna vez la llamó así.
¿Cómo podía haberla encontrado? Había huido a través del país. Tomado un
apartamento sin un contrato de arrendamiento. Nada estaba a su nombre. Y sin embargo, ese mensaje, ese nivel de odio... Solo conocía una persona que haría esto.
El conocimiento de que Gregory pudiese estar al acecho mato cualquier idea de
pasar una agradable velada con el hombre a su lado. No podía decirle a Arik la cosa
desordenada que era su vida. Pero, ¿qué excusa podía utilizar para decirle a Arik que
se fuera? Por alguna razón, decirle: —Hay que dejarlo porque mi ex novio psicópata
podría estar acechándome—, no parecía una gran manera de terminar una noche que
debería haber terminado en su cama y con mucha menos ropa.
Por no hablar, siendo un chico, que Arik probablemente se comportaría como
todo un macho ante ella e insistiría en protegerla.
A los hombres realmente les gustaba golpearse el pecho para proclamar su
superioridad sobre los demás, lo que podría resultar sexy, -especialmente él sin
camisa-, pero no era lo que necesitaba en ese momento.
¿Así que como cómo podía apagar el chisporroteo que todavía sentía, y
escapar? Ella solo conocía un modo seguro de apagar su libido. La mejor bloquea-
pollas: la buena de Mamá.
-Mierda, no puedes venir esta noche. Me temo que acabo de recordar que
tengo que llamar a mi madre. Ella está teniendo algunos grandes problemas pre
menopáusicos, ya sabes sofocos y esas cosas. Le prometí que charlaríamos más tarde esta noche. Lo había olvidado completamente. Realmente lo siento. Tendremos que quedar en otra ocasión,- le soltó en una rápida corriente de palabras mientras se bajaba de la camioneta de Arik.
Antes de que pudiera llegar a la puerta para cubrir el grafiti, sintió una presencia a su espalda. El miedo automático que sintió la hizo gritar hasta que se dio cuenta de que era simplemente Arik, que se había movido más rápidamente de lo que esperaba. De alguna manera él había salió del vehículo sin que se diera cuenta y se cernía sobre ella. El saber que era él no hizo nada por calmar el rápido latido de su corazón.
-Te lo dije antes, no me mientas.
Ella se dio la vuelta y trató de ponerse delante de la evidencia y la razón de su mentira.
-Está bien, quizás mi madre no está esperando una llamada. Simplemente no
quiero herir tus sentimientos diciéndote que he cambiado de opinión. Prerrogativa de
una mujer, ya sabes. 
Sonaba débil incluso para ella y él no se movió ni una pulgada.
Ojos ambarinos se fijaron en ella.
-Muévete.
-¿Para qué?
-Así puedo ver lo que estás escondiendo.
-¿Yo? ¿Ocultando algo?Ella trató de mostrarse inocente batiendo sus
pestañas.
No funcionó. Colocando una mano a ambos lados de su cintura, la levantó y la
puso fuera de su camino, revelando el mensaje que goteaba en toda su gloria profana.
-¿Qué diablos es eso? -Él clavó un dedo en la puerta.
-Los adolescentes devaluando los valores de propiedad, -dijo ella, seguido
por un débil intento de risa. Él no se lo tragó, a juzgar por su ceño fruncido.
-Este no es un mensaje aleatorio. Está dirigido a ti, y tienes miedo. 
-No, no lo tengo. -Ella debería haber sabido mentir mejor. Su madre siempre decía que era pésima mintiendo.
Arik no se lo creyó ni por un segundo.
-No soy idiota. Tienes miedo porque sabes quien dejó esto.
-Tal vez,-se cubrió ella. Él se cruzó de brazos y la miró. Era impresionante como la miraba.
Ella se encogió de hombros.
-Está bien, sí que tengo una idea. Pero debería ser imposible. Se supone que está en el oeste. No hay manera de que pudiera saber dónde estoy.
-¿Él es el ex-novio que no terminó bien? 
Ella se encogió de hombros.
-Es posible, o esto realmente podría ser sólo un acto al azar de arte
callejero.
-El arte son las imágenes o las iníciales reales, no la palabra "puta perra"
ensangrentada. 
Ella se estremeció cuando él lo dijo en voz alta. Pero entonces sus palabras
penetraron. ¿Sangre? Seguramente no. Se mordió el labio inferior por la preocupación.
-No sabemos si es sangre. Podría ser ketchup.
-Yo trabajo con la carne. Reconozco la sangre cuando la veo. ¿Este tipo te ha
amenazado antes?
¿Cuánto debía contarle? Arik parecía terriblemente enojado. No con ella, sin
embargo. Alguien estaba bombeando testosterona, un verdadero macho reaccionando a una amenaza percibida. Lindo, ¿pero ella realmente necesita otro hombre en su vida causando caos? Incluso si Arik se ofreciera a protegerla, ella no estaba segura de querer su ayuda. Tenerlo a su alrededor, posiblemente donde Gregory pudiera verlo, solo causaría más problemas.
Gregory tenía graves problemas de celos. Realmente graves. Sólo una de las
muchas razones por las que había cortado con él. El problema era que Gregory no
había tomado bien el rechazo.
-No es nada de lo que tengas que preocuparte. Es mi problema, y voy a tratar
con él. Me pondré en contacto con la policía local y veré si su orden de alejamiento
sólo se aplica para mi antiguo lugar de residencia. Si no puedo transferirla, entonces
solicitare una nueva. Problema resuelto.
Un músculo se marco a un lado de su mandíbula.
-No es un problema resuelto. Este tipo es, obviamente, un enfermo si te ha
seguido a través de todo el continente sólo para amenazarte.
-Bueno, yo no llamaría exactamente a esto una amenaza, es más como un juicio sobre mi carácter.
¿Eso que escucho fue un gruñido?
-Kira, ¿por qué deliberadamente le estas restando importancia a esto? 
-Debido a que este no es tu problema. Es mío, ¿de acuerdo? Y debería haber
tratado de arreglarlo en lugar de huir. Fui estúpida, pensé que si me iba, y me ponía
fuera de la vista, estaría fuera de su mente. Que Gregory me dejaría en paz. Estaba
equivocada. Así que ahora voy a tratar con él. Sola.-
Sus labios se apretaron.
-Sola no. 
-Sí, sola. Esto no tiene nada que ver contigo. No somos una pareja,
¿recuerdas? Lo qué significa que no tienes nada que decir sobre mi vida personal, y
esto es personal. Así que ahora, si me disculpas, voy a ir arriba, llamar a la policía, y
hacer frente a esto. Por mi misma.
Con eso, abrió la puerta y entro en el pequeño vestíbulo. Ella se volvió para
cerrar la puerta detrás de ella, asegurándose de ponerle cerrojo haciendo caso omiso
de la mirada de Arik a través del cristal ensangrentado.
Y, sí, la miraba fijamente. En silencio, pero aun así sus ojos lanzaban el mensaje
que ella sintió entre sus omóplatos mientras caminaba por las escaleras, como
diciendo, “Estás siendo terca”.
Sip. Pero no podía evitarlo. Culpa de su madre que la había criado de esa manera.
Cuando llegó a la parte superior de las escaleras, jadeando y resoplando, la
pendiente aun sin ser más fácil que la primera vez que la había subido, podía admitir
para sí misma un hipo de miedo ante la puerta cerrada de su apartamento que burlaba de ella. ¿Pero que había al otro lado de ella? Seguridad, ¿o caminaba hacia el peligro?
Tal vez debería haber dejado que Arik me acompañara, sólo para comprobar.
Soy una muchacha grande. Puedo manejar esto. Ella, y el spray que sacó de su
bolso. Lo sostuvo en una posición alta, lista para rociarlo y entro en su apartamento.
Nadie saltó sobre ella, lo que significaba que no tendría que cambiar sus bragas.
Evitando venirse abajo con los puños fuertemente cerrados, ella inmediatamente
encendió un interruptor de luz e iluminó la pequeña entrada.
Todavía nadie, pero había demasiadas sombras para su gusto, rincones oscuros
donde algo, o alguien, podría esconderse.
Prácticamente hiperventilando, encendió cada lámpara que tenía, incluso las
luces del tocador del baño. Nadie se escondía en las esquinas, nadie salió de su
armario o detrás de la cortina de la ducha blandiendo un cuchillo con la música de
Psicosis.

El tranquilo apartamento debería haberla tranquilizado, pero el miedo no se
desvanecía.
Él sabe dónde estoy. Él no ha renunciado.
¿Qué haría Gregory a continuación?
A diferencia de lo que le había dicho a Arik, ella no se molestó en llamar a la
policía. Ya sabía lo que dirían. Hasta que Gregory no hiciera algo, no podían actuar. El
mensaje en su puerta no contaría. Ellano podría demostrar que él había dejado el
mensaje con sangre, al igual que ella no podía probar todas las otras cosas que había
hecho en casa… las flores muertas en su peldaño de entrada, los neumáticos
acuchillados de su coche. Cuanto se trataba de acechar -e inspirarle terror- Gregory
jugaba demasiado bien.
A solas, sin nadie que la viera, o la juzgara, Kira, finalmente empezó a temblar
de miedo. Sus extremidades cedieron, sus músculos convirtiéndose en gelatina
temblorosa, y cayó al suelo. Pero ella no noto la dureza bajo sus nalgas o la frialdad del
yeso de la pared contra la que se apoyo, un muro que impediría un ataque sorpresa
desde atrás. Ella levantó las rodillas contra su pecho y las abrazó, meciéndose lentamente mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Alivio y terror, todo en uno.
Ella podría haber jugado el papel de mujer fuerte y capaz con Arik, pero la verdad era que Kira estaba aterrorizada.
Al haber recorrido unos cientos de millas, realmente había esperado dejar su
pasado atrás. Durante un momento esa noche, con Arik burlándose y deleitando todos sus sentidos, casi se había permitido darle a Arik algo más que su cuerpo. Tal vez creer
que podía empezar de nuevo.
Error. No podía seguir adelante con su vida. Ahora no. No con Arik. Ni con
nadie. Joder, si no fuera por el hecho de que necesitaría su cheque de pago de la60
barbería, empacaría una bolsa y huiría esta noche.
Gregory no estaba trabajando con nadie, no por lo que ella sabía. Él ya lo había demostrado cuando incendió su peluquería en la parte de atrás de su casa. A Kira no le
importaba lo que afirmó el jefe de bomberos. Y una mierda las ratas mordieron el cableado.
¿Podría su ex novio recurrir al mismo truco dos veces? No podría soportar que
su abuelo perdiera la tienda en la que había trabajado por cuarenta años a causa de
ella. Pero con Gregory, todo era posible.
¿Cuál es su plan? ¿Qué es lo que quiere?
Sabía que ella no lo quería, así que ¿por qué no la dejaba en paz? ¿Qué iba a
hacer ahora? Él le había dejado un mensaje, pero dudaba que eso fuera todo. La
pregunta era, ¿dejaría de sentir con miedo antes de que él hiciera su siguiente
movimiento, o estaba ya implementando el siguiente paso en su plan de venganza?
Soy una idiota por estar aquí. Tendría que haber ido a un hotel a pasar la noche. Era muy tarde ahora. Ella no se atrevía a salir de la relativa seguridad de su apartamento.
El miedo la mantuvo despierta por un tiempo. Veía la ventana que daba acceso
a la escalera de incendios, pero las luces brillantes de su apartamento no la dejaban
ver mucho más que un reflejo de su piso. Por lo que ella sabía, él podría estar agachado allí, observándola. A la espera de que se durmiera. De que fuera vulnerable.
Ella se estremecía ante cada sonido que hacia el viejo edificio como crujidos a
través de la noche. La fatiga intentó reclamarla. Daba cabezadas, sólo para despertarse asustada, segura de que él había venido por ella.

La mañana no llegaba lo suficientemente pronto. Y en aquel momento ella tuvo
que tomar algunas decisiones.

Cuando un Alfa Ronronea  •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora