capitulo 18

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Fuga frustrada.
Unos fuertes brazos la atraparon.
-Déjame ir.
-No.
Un agarre implacable la arrojó sobre un hombro musculoso. Y ni una persona trató de detenerlo. Por el contrario, la mayoría mostraban expresiones divertidas o
directamente se reían.
-Bájame.-
-No.
- ¡Arik!-Ella prácticamente gruñó su nombre.
- ¿He mencionado lo mucho que me gusta cuando dices mi nombre así? Y me
refiero a que realmente me gusta. -Su entonación ronroneada no dejó ninguna duda
en cuanto a lo qué se refería.
Ella intentó otra táctica, apelando a las mujeres con las que acababa de
conectar por medio de cosas del pelo.
-¿Van a quedarse ahí y dejar que me secuestre de nuevo?- Ella capto la
atención de Zena y le dio una mirada suplicante.
Pero su nueva amiga, con sus elegantes plumas y capas hechas, simplemente se
encogió de hombros.
- Él es el alfa. -
Con lo cual Zena parecía pensar que eso lo explicaba todo, pero eso solo confundió más a Kira. ¿Qué había en Arik para que todas estas mujeres parecieran intimidadas por él? O, peor aún, ¿estaban ellas bajo su yugo?
Apenas él la dejo en el suelo en la cabina del ascensor ella puso sus manos e sus caderas y le hostigo.
-¿Qué demonios, tipo grande? No puedes cargarme por ahí como si fuera un saco de patatas.
-¿Porque no?
- Debido a que no se hace. Insisto que me dejes ir en este instante. 
- Me prometiste que no te irías.
-¿Qué más se puede esperar que diga una vez que dejaste claro que tu plan
era mantenerme prisionera?
-Prisionera implica una celda y trabajo duro. Difícilmente se puede llamar a
mi ático eso.
-No, pero el hecho de que no pueda irme lo hace. Una jaula de oro sigue siendo una jaula. 
-Es por tu seguridad. Tu ex no se ha rendido.
Ante su declaración, ella se congeló.
-¿Qué quieres decir?
-Trató de acercarse a tu apartamento. Y más recientemente, hizo una llamada
a la peluquería buscándote.
-Mi familia…
-Están seguros. Tengo hombres custodiándolos, a todos ellos. Este tipo,
Gregory, no podrá acercarse a ellos o hacerles daño. Pero esto sólo sirve para demostrar que no es seguro para ti estar por ahí.
Tal vez no, pero ella no estaba del todo convencida de que fuera seguro estar
aquí con él tampoco. Había algo extraño acerca de esta situación. Desde la forma en
que seguía insistiendo en que ella le pertenecía hasta la manera extraña en que todas las mujeres que había conocido en la planta baja parecían conscientes de ello y no se sorprendían por sus acciones.
¿En qué se había metido? ¿Había inadvertidamente tropezado con un culto con Arik como su líder? Eso explicaría mucho y la llevó a decir.
-No voy a formar parte de tu harén.
Apoyado contra la pared del ascensor, Arik la estudió atentamente, sus ojos
ámbar se iluminaron con regocijo.
-¿Mi harén?
-Ya sabes, esas mujeres de allí abajo parecen pensar que eres una especie de Dios que debe ser obedecido.
Sus labios temblaban.
-Ojala obedecieran. En su mayor parte, les gusta sacarme un poco de quicio.
-¿Así que no niegas que eres su líder?
-¿Por qué negar la verdad? Ellos responden ante mí. Todo el orgullo lo hace.
Ahí estaba esa palabra otra vez. Orgullo(manada). Pero de alguna manera ella no creía que se refiriera al tipo de sensación de éxito. La forma en que la utilizó era más como en jerga de león. Una palabra imaginativa en vez de llamarse como lo que eran, un grupo o secta.
-Bueno, lo que vosotros seáis, o lo que sea que adoréis, no quiero ser parte de ello. No estoy en harenes sexuales raros o en cosas religiosas extrañas. Así que, si no te importa, aunque aprecio lo que estás tratando de hacer por mí, yo prefiero irme.
Brazos musculosos cruzaron su pecho.
-No.
-Estoy empezando a comprender cómo algunas personas sensatas son
conducidas al asesinato.- Ella lo miró.
El sonrió. El imbécil.
Ella luchó contra el impulso de devolverle la sonrisa. Le dijo a sus rodillas que
no temblaran o si no. O si no qué, no lo sabía, sólo que necesitaba permanecer fuerte
ante su encanto.

-Oh, Kira. Hay tantas cosas que no entiendes.
-Entonces explícamelas porque te aseguro estoy cansada de sentirme como si me estuviera perdiendo algo. -Un rompecabezas gigante donde tenía todas las piezas pero le faltaba la pieza clave, la pieza que daría sentido a todo lo demás.
El ascensor se detuvo en el piso del ático, y las puertas se abrieron. Como no
había ningún lugar para correr, Kira siguió a Arik de regreso a su casa, pero ella
mantuvo las distancias, prefiriendo pasearse frente a un gran grupo de ventanas. La
impresionante vista no pudo mantener su atención, no con él en la habitación.
El se tomó un momento para despojarse de su chaqueta y aflojarse la corbata
antes de dejarse caer en el sofá, disimulando que la observaba.
Tiempo para algunas respuestas.
-Entonces, - dijo mientras ponía las manos en sus caderas, -¿vas a explicarme qué demonios está pasando realmente?
-Eres tan deliciosa, ratón, cuando te pones furiosa.
-No empieces a coquetear conmigo. Quiero respuestas.
-Y yo te quiero a ti. La intensidad latente en sus ojos fue acorde con la sonrisa sensual que él le dirigió.
Siguió intentando permanecer enojada con él, para mantener su mente alerta,
y luego él dijo algo adorablemente posesivo y se veía tan condenadamente delicioso.
¿Cómo se supone que una chica luche contra su encanto? Tal vez defendiéndose con la
supuesta sensualidad a la que él no se podía resistir.
-¿Sabes qué? Yo también te quiero, excepto que es difícil para mí aceptar a un
hombre que me está tratando como a una idiota frágil que no puede manejar la verdad.
-Más como una muñeca frágil.
-No te atrevas a compararme con un juguete sexual de plástico que puede desnudarse y es anatómicamente correcto. A diferencia de una muñeca hinchable, voy a preguntar porque soy real.
Su risa surgió, fuerte y audaz.

Cuando un Alfa Ronronea  •||Saga El Orgullo Del León I ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora