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-Ethan y Edgar Mendes, hijos de Sean y Danielle Mendes ¿O me equivoco?

-No -contesto.

-Tenemos noticias para ustedes -dice el hombre.

-Estoy vivo -volteo para verlo.

Trae la misma ropa de cuando lo por última vez, cuando fue a casa y me dejó esas monedas y papeles raros.
No es posible, él no puede estar muerto, seguro es un sueño, uno muy real.

-¿Cómo han estado?

-¿C-cómo...?

-Ethan, tranquilo.

En cuestión de segundos aparece un maletín en sus manos, se acerca a Edgar para entregarlo; se escuchan tres disparos y la camisa blanca de mi papá en segundos se tiñe de roja, sus ojos llorosos me ven a los ojos y cae.

Despierto ausustado y con la respiración agitada.

Veo la hora en mi teléfono.

4:30 am

Me recargo en el respaldo de la cama y espero a que mi corazón se calme un poco.

Temo cerrar los ojos, no quiero volver a verlo.

(...)

-Hoy es el gran día -me dice Ansel.

-¿De qué? -pregunto.

-La obra, Alex, universidad, directivos.

-Oh, cierto...

-¿Pasa algo? De nuevo estás muy distraído.

-Ayer tuve un sueño muy raro.

Nos sentamos en la mesa de siempre, ahí ya están Agar y Aarón.

-¿Un sueño raro? Tú eres raro -contesta Aarón.

Aunque Aarón me tome de loco les cuento cómo fue mi sueño, lo feo que se sería estar ahí, y cómo fue que me quitó el sueño.

-¿Alex sabe de esto? -inquiere Aarón.

-No, ni suiqera sabe lo que pasó con Fred la semana pasada.

-Tienes que decirle -me dice Aarón.

-No, hoy es el gran día -imito la voz de Ansel-, no quiero arruinarle nada.

-Tal vez necesitas ayuda -me dice Agar.

-¿Ir a un psiquiatra?

-No Aarón, me refiero a que necesita sacar todo lo que siente.

-Cerrar ciclos -dice Ansel.

Un amor complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora