Capítulo 22

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Anne
Sherlock aún no llegaba, así que busque velas rojas, preparé su platillo favorito. Arreglé la mesa de la cocina y me senté a esperarlo, miré la hora, las nueve. Las horas pasaban y pasaban, hasta las tres de la mañana, no aguante más y me quedé dormida.
Desperté ya que Sherlock me acomodaba en nuestra cama.
-Llegaste.
-Shhh, sólo duerme, te quitaré los zapatos - así lo hizo. Se puso su pijamada y me tapó. Besó mi frente y se durmió. Me dormí enseguida, al despertar lo vi dormir. Me levante y fui al baño, descubrí que todo estaba en perfecto orden. Me fui a bañar, al salir Sherlock esperaba su turno.

Al salir decidí preguntarle en donde había estado.
-¿En dónde estuviste? Me tenías preocupada, hasta preparé la cena.
-Estaba en un caso - se fue a la cocina, lo seguí y me senté.
-¿Que caso?
-Es complicado.
-Quiero saber.
-No lo entenderías, es porque...
-Es porque no soy ella, ¿verdad?
-¿De quien hablas?
-Sabes perfectamente de quién hablo, de La Mujer.
-¿Quien te contó sobre ella?
-La señora Hudson y John, además, ayer leí el blog.

Se acercó a mí, me levanté y deje la silla en su lugar.
-Eso fue hace mucho tiempo.
-No tanto.
-¿Que tanto sabes sobre ella?
-Lo necesario, es la única persona que no puedes deducir.
-Ella fue importante para mi, pero eso cambió hasta que te conocí, ella...
-Rompió tú corazón - me acerque y tomé sus manos -Pero te prometo que yo jamás te voy a lastimar porque te amó - lo besé tiernamente.
-Yo también te amó.
Nos volvimos a besar, puso sus manos en mi cintura y yo las mías en su cuello, dándole masajes.
-Definitivamente sabes cómo ponerme contento. Con sólo tus caricias me relajas.

Sonreí y fui bajando mis manos hasta su pecho.
-Tengo varías formas para ponerte contento, ¿Quieres averiguar cuáles son?
-Por supuesto, ¿Aquí?
-¿Por que no?
Me subió a la mesa, con mis manos fui dándole masajes por todo su abdomen, estaba tensó.
-Si quieres vamos a la habitación para que te de un masaje.
-Vamos.
Al llegar se tendió en la cama. Puse velas aromatizantes.
-Tendrás que quitarte la camisa, te pondré una crema y te haré el masaje.
-Estoy bajo tus órdenes.
Así lo hizo, cerré la puerta, puse música relajante.

Me senté sobre él y le coloqué la crema, masajeando toda su perfecta espalda, aún tenía pequeñas marcas de mis uñas del día de San Valentín.
-¿En dónde aprendiste a dar tan buenos masajes cariño?
-Tengo una tía en Colorado que es masajista, ella me enseñó todo lo que se.
-Entonces agradezcamosle a tu tía masajista.
-Pero no es cualquier masajista - dije con un tono más seductor.
-¿A que te refieres? - preguntó girando su cabeza para verme.
-Tú sólo disfruta - relajo su cabeza, al cabo de unos minutos se quedó dormido -Descansa amor.
Me baje y me estiré a su lado, fui acariciando sus mejillas, los minutos pasaron, él despertó.
-¿Cuanto rato llevo dormido?
-Poco. ¿Cómo te sientes?
-Mucho mejor, ¿Quieres que te haga un masaje?
-Después, necesitas descansar, te lo mereces.
-Te adoró - cerro sus ojos.

Sus ojos, con el cambio de luz cambian, un rato son de un azul intenso, a un verde dorado, los míos son café claro. Acaricié sus labios, lo hice despacio para que no se despertará. Su trabajo de detective consultor lo dejaba exhausto, lo que me tenía siempre preocupada. Cerré los míos y lo abrace, sentí que hacía lo mismo. Estando acomodada en su pecho me transmitió calma y seguridad. Estar con él es cómo estar en el verdadero paraíso. El que no me atrevería a dejar jamás.

HIM & I \ Sherlock HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora