Capítulo 24

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Sherlock
Anne me miró confundida, yo la miré serio.
-Esto debe terminarse.
-¿Qué? ¿De que hablas?
-Lo nuestro fue un error - la vi llorar, pero me mantuve firme.
-Deja de jugar.
-No es ningún juego, es la verdad.

-¡Basta! Rompes mi corazón.
Ella retrocedió y se sostuvo del sillón para no caer.
-Te lo haz roto tu misma, creyendo que de verdad me había enamorado de ti. Sólo fue un experimento que se me ocurrió al conocerte. No sé amar, nunca lo haré.
-¡¿Pero que te hice?! - no dejaba de llorar.

La mire fijamente, no demostré sentimientos de culpabilidad.
-Nada, pero creí que sería divertido. Te deduje. Viniste en busca del verdadero amor. Y te di amor, pero no del verdadero - dije fingiendo una falsa y altanera sonrisa.
La vi enojarse, se acercó a mi y me dio una cachetada.
-De verdad creí que podías cambiar. Pero me equivoqué, no sientes amor por nadie, ni por tu propia familia.

-Deja de llorar, sabías perfectamente en donde te estabas metiendo.
Ella se fue a la habitación. Tomó una mochila con sus cosas.
-¿Te irás? Vas a huir de tus problemas, típico. Algo no te gusta y te largas. Eres infantil, patética y una niña mimada, eso es lo que eres.

-Y tú un maldito sociopata.
Me tiro una caja, la abrí. Ahí estaban los cheques que le había entregado Mycroft.
-Dime a tu queridísimo hermano que renuncio y que no me interesa si es que te pasa algo o no - abandonó Baker Street. Me sentí fatal, no quería lastimarla. Pero era necesario para que Irene no la lastimará.

Pero tuve que ser cruel, Irene era capaz de matarla, y no quería eso, hice algo que no hacía desde niño: Llorar. Me apoye en el sillón en el que había estado ella. Le quería decir: Oye... Eres importante en mi vida y de verdad me da miedo perderte. Pero ya había roto su hermoso y frágil corazón, el que me había regalado y yo lo había hecho pedazos cómo si nada.

Anne
Subí a un taxi, sentí que mi corazón estaba roto. No iría a casa de los Watson, llame a Vanessa. Me recibió en su pequeña casa, lloré y lloré durante horas.
-Es un imbécil, ¿Cómo pudo decirte eso? Las va a pagar.

-Me duele mucho, siento que voy a morir... Yo creí que de verdad estaba enamorando de mi... Creí en sus palabras, sus caricias, sus besos, todo... Fui una tonta... Debí irme cuando mis padres querían que me fuera con ellos. Pero quería quedarme con Sherlock, pensando que me amaba.

-¿Cómo ibas a saber que hacia eso? Tranquila, lo iré a enfrentar. No tenía derecho a lastimarte.
-Ojalá nunca hubiese venido a Londres, y de ser así, nunca haberlo conocido, ojalá se hubiese marchado en ese avión en cuanto pudo irse.
-¿Lo odias? - yo tenía mi cabeza sobre sus piernas.
-No sé. Creó que estoy tan enamorada de él que creó que nunca podre odiarlo.

Vi que estaba lloviendo, salí al patio y grité por dolor, rabia e ira. Había jugado conmigo y yo no le había hecho nada.
Llegó Vanessa y me ayudó a pararme, entramos, me puso una toalla y me abrazo.
-Te traeré ropa seca, ¿Quieres un chocolate caliente?
Asentí sin muchas ganas, estaba destruida, física y mentalmente.

Vanessa volvió al cabo de unos segundos con dos tasas de chocolate caliente, lo tomé despacio.
-Espero que no te molesté dormir en una habitación llena de cajas, llevó poco tiempo viviendo aquí.
-No te preocupes, estaré bien.
Ella me sonrió y fue en busca de un pijama.

-Creó que somos de la misma talla - miro la hora -Sera mejor que vayas a dormir, mañana compraré helado.
Yo sólo asentí positivamente, me fui a bañar, después seque mi cabello, me puse la pijama,con suerte de la misma talla que Vanessa.

Me acosté, recordé las caricias de Sherlock, sus manos sobre mi piel, la vez que lo hice por primera vez. Sus labios en todo mi ser. La primera vez que lo conocí y que discutimos por quien viviría en el departamento, cuando bailamos en el Hotel.
Cuando recibí un balazo para salvar su vida, y él pidiéndome que no lo dejará.

No podía dejar de pensar en él, sobre todo en sus adictivos besos, la forma de tocar mi piel con tanta delicadeza y pasión. Lloré, no podía dejar de pensar en todos los momentos juntos. Cuando sin querer me corté y él curo mi mano, esa vez no podíamos dejar de mirarnos. Todo eso era falso, sólo fui uno de los tantos experimentos de el grandioso Sherlock Holmes.










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¿Cómo creen que reaccionen John, Mary y la señora Hudson al enterarse que Anne se fue?


HIM & I \ Sherlock HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora