La fecha marcada, —Su primer día de sexto de primaria.— Fue como su juicio final.
No, en realidad, fue tal y como la profecía que su sueño había dictado un día antes, donde sería mirado con curiosidad hasta finalmente perderse.Sí, debía de ser ignorado. Así se había dictado en algún momento y así debería de seguir. Ya que era lo correcto...
Ray está exasperado, su mirada vuela por el aula de clase. O bueno, al menos la mitad de su mirada lo hace, su otro ojo sólo contempla oscuridad.
Lentamente los colores se vuelven pálidos.
Huyen, corren muy lejos hasta dejar los tonos gélidos de una famosa película de los años ochenta.
Lúgubre y temperamental. Brusca y ceniza.
Le agrada.
Sólo hasta que se sienta es que puede estar tranquilo, baja su mirada hasta que su frente topa con la brillante mesa de tonos naranjas y algunas siluetas incomprensibles realizadas con pluma.
El bosquejo se vuelve más denso.
El alto follaje por fuera pierde la acaramelada vista, la hace arrastrar por los suelos.Poco después, se pierde junto al invisible chiflido del viento.
Está tan acostumbrado...
Ese dulce invierno suyo está de nuevo con él.Para Ray no es maldad, sólo una simple vista aguda tan bella y solemne. Ese invierno suyo corre por sus piernas, preciosamente.
Su corrompido corazón late desmedidamente. Cierra sus ojos, gruesas voces de demonio lo están buscando una vez más.
—¿Tú aquí de nuevo? ¿No dijiste que finalmente te irías?
—Para ser sólo un tonto de verdad causas muchos problemas.
—Sabes que es cierto, inútil. Deberías de irte.
—Nos molesta tu presencia.
—Nadie te quiere.
Ray está bien.
Cubre sus oídos, cierra sus ojos. Suspira profundo y deja el dolor correr hasta que se pierde en un inaudible rugido de estómago. El hambre le ha brotado.
Él prefiere ocultarlo, busca alternativas. Sabe que no debe de escuchar, no debe, pero los susurros no se detienen.
Esos son demonios. Y son malos.
Han estado siempre con él, buscando atormentarlo......Pero ha sido fuerte; Aunque sabe que siempre lo andan rondando.
Una lágrima corre por su mejilla hasta perderse en la blanca camisa que carga.
Mierda, dolor de estómago le ha dado.El cielo se oscurece un poquito más por cada segundo que pasa. Pero sólo puede pensar en lo aburrido que es.
Su profesor habla, más no escucha. No quiere hacerlo. Se obliga a no entender, ya que si lo hace, se romperá en mil pedazos.
Y no puede hacer eso.
Está prohibido para él.
—Perdón por seguir aquí.— Murmura antes de ser llamado.
¡No voltees! Se grita. ¡Estarás mal! Repite. ¡Es un error! Es muy tarde. Su mirada se ha levantado.
—Tú eres Ray, ¿Cierto?
—Así es...
—¿Por qué no estás poniendo atención a mi clase? ¿Tan aburrida te parece desde un inicio?
El apuesto hombre a su lado sonríe. Da una imagen tranquila. Es agradable y no da una sensación de terror.
Él no es un demonio. Parece un ángel, uno muy bello que ha llegado para salvar su día y corazón putrefacto.
Error. Se dice. Más es muy tarde.
Las primeras palabras armoniosas que gestionan alegría le envuelven en una manta de Cashmere dándole paz.—Lo siento, estaba distraído.
—Entiendo, lo pasaré por está vez ya que es el primer día. Pero por favor, trata de poner atención; No te gustaría que esto te afecte en un futuro para los exámenes finales, ¿Cierto?
Ray ha sonreído antes de negar.
Él es lindo.
Él es agradable.
Él es su profesor.
Entonces voltea, topándose directamente con una sonriente mirada invernal de un joven peliblanco.
Lo está mirando.
Y no estaba viendo mal, le dirigía una sonrisa.Invierno mío, invierno suyo,
Que usualmente es frío para talar tus huesos.¿Aquello era posible?
Invierno mío, ese cálido copo de nieve era irreal.
Dulce corazón congelado, su séptima nevada sería una de las más preciosas que viviría.Invierno suyo, él se ha dejado embelesar tan rápido que su corazón de repente a tiritado.
Dagas cálidas han comenzado a caer.
De caminó a casa, Ray ha permanecido en silencio. Es habitual para su madre verlo de tal forma.
Aunque no la sonrisa colocada a ras de labio que ahora él poseía.
—¿Ha pasado algo bueno hoy?— Pregunta con tranquilidad.—. Te vez bastante alegre.
Ray lo piensa por unos momentos.
No había una razón precisa para aquella felicidad.En realidad, solamente recibir dos miradas gélidas habían sido su todo.
Aquellas habían sido suficientes para sacarle su primera sonrisa.Esas eran las primeras miradas amables que recibía después de tanto.
No siempre debía de haber alguna respuesta concreta.
—No realmente... Sólo estoy... Bien.
No era una mentira, era verdad, ¡Su verdad! La única rebosante en su pecho, la única ayudando a su corazón para no agrietarse más.
Tal vez no era tan desagradable después de todo.
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Past.© [Ray x Norman]
FanfictionJamás intentes buscarme. Nunca me encontrarás. No me mires con lástima. No la necesitó. Guarda esas palabras y llantos de dolor. Yo no lo valgo. Deja de tratar. No vas a entender el dolor por el que pase. Sié...