Past.© [Ray x Norman]

19 | Love.

Ray.

          El metal golpea mi espalda, luego caigo en acolchonados asientos.
El amarre en mis manos es reforzado y la puerta se vuelve a cerrar.

¿A qué se supone que se debe todo esto?

Mi corazón late muy rápido, sobretodo porque será la primera vez en mucho tiempo en que veré la luz del sol nuevamente.

La camioneta con vidrios polarizados se enciende y conforme los segundos pasan, es dirigida fuera del garaje en donde está.

Tal parece que es de noche, pero eso no me impide ver los árboles y casas a nuestro alrededor, envueltas en una templada oscuridad.

No sé que hora era, pero las calles estaban totalmente solitarias.

—¿A... Dónde iremos?

—A un lugar donde podamos estar seguros.

Los vellos de mi piel se erizan con sus solas palabras, tan secas y toscas que dudo del hecho de que este hombre tenga algún tipo de sentimiento.

Para mí, él es basura, tosca y maloliente.

He aprendido a ver de otra forma a las personas, y sin embargo, todas me resultan lo mismo de alguna manera.

Conforme avanzamos sin rumbo alguno, veo casas, árboles, tiendas, edificios y... ¿Acaso esa era mi calle? ¡¿Es en serio?!

Quiero saltar de este coche, pero entre más me muevo, mis muñecas parecen querer sangrar en algún momento.

Y de nuevo, dejó todo atrás para irme.
De alguna manera estoy seguro de que está vez será muy lejos.

De nuevo se forma un nudo en mi garganta al ver todo pasar.
Sabiendo que no puedo hacer nada en mi estado.

Lo he dicho mucho, pero jamás me cansaré de hacerlo... Esto es una total y vil miseria.

Al menos puedo tener un recuerdo... Uno triste y deprimente sobre el entorno en el que antes vivía sabiendo que con el tiempo de mi mente se ha de borrar.

No es algo que precisamente me agrade, sin embargo, he caído tan bajo que pienso en los abusos que sufría...

...Y que estos al menos han llegado a su fin.

Fue lo único bueno, algo que extrañamente me dio confort en aquel momento en donde veía el como mi primera y segunda vida se iban lentamente para formar una tercera.

¿Crees que es triste?

Vamos, piensa en todos los abusos de los que me he librado. De todas las quejas hacía mi persona que he dejado atrás.

...Sólo intentó encontrar el lado bueno de todo esto, comprendiendo que he llegado al punto sin retorno.

¿Ahora entiendes lo tan bajo que he caído, querido lector?

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         Un amplió paisaje se abre ante mis ojos en plena madrugada. Es curioso, porque se ve más hermoso a estás horas.

La cabaña en medio del bosque, a tan sólo un lado de la carretera y que ha sido abandonada no parece un lugar tan malo.

Al menos no para la persona que ahora me arrastra entre el pasto y tierra que se queda conmigo manchando mis ropas, las mismas que no han sido lavadas desde hace días. Semanas, tal vez.

La madera de aquella cabaña está totalmente desgastada, es amplía y de dos pisos, pero también da la ilusión de desmoronarse en algún momento.

Si tan sólo hubiese sido cuidada todo este tiempo, desprendería un ambiente cálido, no uno cutre y húmedo como ahora.

Hay muy pocos muebles, todos de madera y sumamente horribles.

En el centro hay una vieja mesa, un sofá y el suelo contiene varios agujeros.

Y, finalmente, a lado de una lámpara oxidada es que he sido aventado.
Aquel viejo se coloca delante de la mesa y pone cosas tales como; Navajas, pinzas, cuchillos de diferentes largos y otras cosas más que no pude ver claramente.

Esperó que sean para defenderse...

...Y no para usarlas en mí.

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Ah... ¿Morir dos veces es tan siquiera posible?

Porque yo pienso que si.

Lo estoy comprobando, porque lo estoy viviendo.

Cualquiera diría que es algo estúpido, ya que sólo se vive una vez; Pero, ¿Quién dice que realmente es así?

.

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Isabella.

         Conforme camino por aquella gran y desolada casa, en completo silencio y aterradores suspiros, puedo sentir el dolor agudo que yace dentro de mí.

Últimamente no puedo conciliar el sueño, pero cuando lo hago, es sólo para despertar a base de pesadillas en las que aparece mi lindo Ray.

Así que paso noche enteras caminando, sin rumbo fijo y rezando por un milagro...

Me abro paso dentro de la habitación de mi pequeño hijo, todo es tan deprimente... Pero aún así no me detengo y comienzo a pasear, viendo todas y cada una de sus pertenencias.

No estoy haciendo nada malo, ¿Cierto?

Veo algunos juguetes, su típica mochila negra, ropa perfectamente doblada en una esquina de su cama y en su escritorio, yace una libreta de pasta dorada mal forrada.

Se ve que lo ha hecho él mismo, no hay duda de ello.
Él siempre fue un chiquillo con una gran imaginación que gustaba de hacer las cosas por su cuenta.

Eso es algo que siempre me ha llenado de orgullo.

Y entonces me acercó, creyendo que son dibujos mal hechos o rayones cualquiera que Ray ha puesto en un ataque de aburricion...

...Pero no.

Todo ahí plasmado son palabras, tristes, melancólicas y con manchas de por medio, dándome a entender que mi niño ha llorado mientras escribía todo esto.

Mi malestar crece todavía más... Y aunque no puedo creerlo en un inicio, las palabras yacen ahí para recalcarme la verdad.

Conforme leo, mis ojos se humedecen, cierro el cuaderno de inmediato y salgo lo más rápido posible de aquella habitación.

Ante todo, sólo me hace preguntarme una cosa;

¿Tan mala madre fui todo este tiempo?