29 | Sun.

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Isabella.

          Delante de aquellos policías me encontraba. Estaba nerviosa.

Hacía bastante que había perdido la noción del tiempo, sólo veía la luz del sol entrar y salir a sus horas habituales, horas que para mí eran un martirio.

Desde siempre lo han sido.

Cierro mis ojos deseando una vez más que se traten de buenas noticias sobre mi querido hijo.

Algo me dice que es así, es la esperanza que siempre me ha a acompañado, pero que también me ha fallado continuamente.

—Señora Isabella...— Una autoridad comienza a hablar, y yo internamente comienzo a rezar.—. Varios habitantes cercanos a pueblos fuera de la ciudad dicen haber visto a un hombre con las características que se han dado a publicar. Aunque aún quedan algunas dudas.

—¿Dudas? ¿A qué clase de dudas se refiere?

A veces la ley se me hacía muy idiota, dudaban mucho, y aunque sé que tal vez no hayan las pruebas suficientes, ¿Por qué esperar si varias personas ya dicen haberlo visto?

Cada vez, aquel mal presentimiento aumentaba mis ganas de vomitar.

—No podemos confirmar que el secuestrador de su hijo este ahí, sin embargo, las zonas estarán siendo vigiladas constantemente.

—Y si algo llegase a pasar...

—Si algo llega a pasar, la ley actuará de inmediato. No se preocupe. Su hijo volverá sano y salvo.

Eso es lo que me han dicho desde la primera vez en que los contacte.

Una y otra, y otra vez.

No sirve para calmarme, pero si como una salida para que ellos se vuelvan a ir de mi casa, y me dejen, sola, incapaz de poder hacer algo.

Haciéndome sentir como una inútil ante todo esto.

—¿Cuánto tiempo más tardarán en devolverme a mi hijo?— Preguntó con temor y voz destrozada.

Creo que más no podría estar. Pero así es.

—No lo sabemos, señora Isabella. Usualmente los secuestradores piden dinero a través de amenazas telefónicas o algo perecido, todo con un propósito, pero él ni siquiera parece saber lo que hace, o lo que quiere.

Eso es lo que tampoco me deja dormir tranquilamente por las noches.

¿Qué quiere con mi hijo? ¿Qué tiene él? ¿Por qué justamente él?

—Posiblemente sólo se aprovecho de la soledad que sentía en ese momento, tratándolo bajo un manto falso de cariño y amor fue que lo convenció de confiar en él.— Dijo el otro policía, llamando mi atención.—. En ese caso, muy probablemente estemos tratando con un pederasta.

¿Acaso sería por un amor enfermo?

Me dije a mí misma que no.

Que mi hijo no podría ser víctima de algo así, pero... ¡Debo de ser realista!

Todo lo que ha pasado me indica que es así y aquel hombre es un jodido pedófilo de mierda que atrajo a mi niño para someterlo.

Sólo pensarlo me ponía mal, me asqueaba.

Y deseaba sacar todas aquellas horribles imágenes de mi cabeza en donde Ray era abusado.

¿Qué era lo que ahora le estaban haciendo?

—Señora Isabella, lo sentimos, pero debemos irnos ya.

Aquellos policías tomaron mi mano, casi dándome la confianza que claramente no tenía y se despidieron.

Dejándome con aún más dudas que por supuesto, por mi cuenta jamás podría descubrir.

—La mantendremos informada de todo.

Aquellas fueron sus últimas palabras, jurándome en ellas que Ray seguía bien.

Hoy en día, ha pasado un mes desde que me dijeron aquello.

Past.© [Ray x Norman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora