Past.© [Ray x Norman]

33 | Hungry.

          En silencio, aquel policía suspira.
Está cansado y el viejo hombre delante de él no parece querer cooperar.

Sólo sonríe, como si estuviera burlándose de ellos.

—Preguntaremos una vez más.— Se escucha en el amplió cuarto de aire helado.—. ¿Dónde está el cuerpo de Ray?

Nada.

Absolutamente nada.

Detrás de un vidrio polarizado, dos pares de ojos —Unos negros y otros azules.— Están escuchando todo de forma atenta.

Mirando también, deseando que ya todo pase y aquella persona que tanto han esperado por meses vuelva a ellos.

Aunque, aún teniendo delante a aquel hombre de canas y edad avanzada, parecen seguir estancados.

Pues no hay señales de quién tanto quieren.

Todo sigue en blanco.

—¿Dónde está Ray?

Norman lleva consigo la libreta de aquel pelinegro que hace tiempo le fue entregada.

La presiona cada vez más contra su pecho, incluso a arrugado algunas hojas y la portada en el proceso debido a tanta fuerza que ejerce.

Traga en seco, antes de escuchar algo que le pone furioso.

—Él está conmigo.

Aquellas fueron las primeras palabras de aquel secuestrador.

Secas y sin sentimiento.

—Déjate de bromas.— Le advierte un detective.

—No estoy bromeando.— Contesta.—. Él está aquí, ahora, conmigo. Siempre lo ha estado y siempre lo estará.

Isabella y Norman se observan mutuamente, luego miran al detective que asiente silenciosamente.

Se están comenzando a cansar.

—Queremos saber dónde está el cuerpo. Sin juegos, ni bromas.

—Él está aquí, conmigo.

No saben a que se refiere ni tampoco importa el cómo intenten sacarle la información.
Aquel hombre se niega a hablar ante todo.

Dice cosas que para la autoridad presente, no tienen sentido.

—Queremos la verdad.

—Ya dije la verdad.

Norman siente sus ojos húmedos, ¿Hasta cuándo será que aquello acabará?

Todo está ahí, las piezas encajan, sin embargo, él sigue sin ver a la persona que tanto anhela.

Su corazón duele, duele más que las veces anteriores.

—Mira, lo que menos necesitamos ahora es utilizar la violencia. No puedes seguir ocultándolo más. Te hemos atrapado.

—¿Y qué quieren que diga?— Dice el mayor con tono burlón.—. Ya he dicho lo que debería. ¿Acaso quieren que mienta? Ray está conmigo y siempre lo estará, nada ni nadie podrá separarnos jamás.

Los puños de Norman se tensan con obviedad.

Por primera vez desea matar, matar a aquel que tanto daño le ha causado hasta ahora.

Desafortunadamente un grueso vidrio transparente lo aparta de sus deseos más profundos.

Luego observa como aquellos policías intentan hacerlo hablar, sin éxito alguno por otra media hora más.

•

•

     Y ahí acaba por ese día. Los policías suspiran y el agente ordena que aquel viejo sea encerrado en una celda apartada.

Necesitan ver qué es lo que pasa.

Necesitan algo más, pero no saben que es.

Ambos salen de la celda y van hacía la habitación privaba donde Norman e Isabella los esperan.

—¡Agente Kim!— Dice Isabella, alterada y yendo hacía la primer autoridad que ve pasar.—. ¿Qué sucedió?

—Como ya habrán visto, él se niega a hablar. Sin embargo, siempre dice lo mismo; Que Ray está con él. Parece que nadie podrá sacarlo de esa idea.

—¿Y? ¿Ya han investigado el lugar donde lo tenía?

—Sí, sin embargo, no hemos podido encontrar nada, además de sangre.

—¿Y su cuerpo...?

—No hay nada, absolutamente nada que nos dé una pista de su paradero.

Los labios de Isabella se tuercen en disgusto y Norman no hace más que esconder sus ojos llorosos en la libreta.

Quedan en un vago silencio agotador e incómodo.

—Aún así, mañana seguiremos interrogándolo. No hay que perder la esperanza.

Finamente tras unos minutos, Isabella toma al peliblanco de la mano. Está decaída, pero feliz a la vez.

Igual está resignada, sabiendo muy bien que por ese día ya no había nada que hacer.
Además de que estaba oscureciendo rápidamente y las calles se volvían peligrosas.

Era también, tiempo de volver a casa.

—Gracias por todo.— Comenta y sale.

Deseando que mañana todo avanzará para mejor.

De verdad lo desearon...