23 | Heal.

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Ray.

         Mis ojos finalmente se abren; Y es cuestión de segundos para que note el decadente estado en el que me encuentro.

Siento sangre, sangre impregnada en mi ropa que se ha secado y ahora es rasposa gracias a eso.

Mi cabeza duele y un hilillo del mismo líquido corre por mis mejillas.

También mi vista se encuentra un poco borrosa, la única luz de la habitación es una vela colocada sobre una vieja mesa de madera.

...Pero eso no es todo.

Caigo en cuenta, en tan sólo unos segundos, que mis manos están por sobre mi cabeza amarradas con las cadenas.

Mierda, mierda, mierda.

Están muy bien sujetas y a penas puedo moverlas sin sentir dolor.

Están prácticamente ahorcando mis muñecas.

Además, el mal olor que sobresale también, supuse que provenía de mí.

Después de todo, ya ha pasado bastante desde la última vez que toque el agua tibia de un buen baño.

Estoy totalmente jodido.

A decir verdad, sé que deseche una gran oportunidad que jamás volveré a tener.

Soy un total idiota.

Siempre lo he sido.

¿Cómo he podido caer hasta este punto?

Cada que siento que no puedo más, una nueva puerta se abre, pero se cierra justo cuando voy a pasar para hacerme caer aún más bajo.

El límite no existe.

Y cada vez estoy más seguro de ello.

Cierro mis ojos por unos momentos tratando de regular mi pesada respiración.

Sólo huelo repulsión.

Agudizó mis sentidos y está vez puedo sentir una que otra gota de sangre que corre hasta chocar con el suelo y causar un ruido sordo.

Pasan unos segundos...

Hasta convertirse en minutos...

Minutos que intenté aprovechar para volver a dormir y volver a desear que todo esto se tratara de un sueño.

Aunque sé que lamentablemente no es así.

Creo que desear es lo único que aún me mantiene vivo.

¿Qué más podría hacer alguien como yo en está situación donde todo parece perdido?

Escucho alguna puerta abrirse, una sombra con forma humana se cuela y luego el ruido metálico de no sé qué, se hace presente.

—Es bueno que ya hayas despertado.

Y de nuevo aquella voz ronca me ataca.

Las luces son encendidas, luego la vela en la pequeña mesa es apagada y una charola con comida es colocada ahí.

Es carne, no sé de cual exactamente.
Pero mi estómago no evita gruñir.

¿Cuánto tiempo he pasado sin comer algo?

—Dime, ¿Tienes hambre?— El viejo se acerca a mí, notó que en sus manos lleva unos guantes llenos de sangre.

Ah, mierda.

Definitivamente no quiero saber qué es lo que ha estado haciendo.

—Sí...— Digo, bajando mi cabeza. Es un movimiento leve, pero aún así mis heridas duelen mucho.

—Que lástima.— Canturrea aquel sujeto tomando de nuevo la charola en sus manos. Toma un pedazo de carne y la lleva a su boca.—. No te daré nada.

Realmente ya me esperaba algo así.

Por lo que trato de no hacer muecas, sin embargo, mi estómago duele y ruega por algo de comer.

Es curioso.

Porque quiero morir, pero odio el dolor.

Así que morir de hambre no está dentro de mis planes, pero entonces, ¿Qué?

Veo a mi secuestrador tragar aquella carne como si de un animal se tratase, mirándome a los ojos en cada bocado, burlándose silenciosamente de mí y mi miseria.

Es repugnante, pero mi estómago sigue gruñendo en agonía.

Joder, joder, joder.

Quiero gritar, pero incluso con eso, mi mandíbula duele como los mil demonios.

He perdido toda mi fuerza.

¿Cuántas veces ya he deseado que esto acabe?
Han sido tantas que ahora pedirlo me haría caer más bajo.

—Oh, vamos. No seas así.— Escuchó que él me habla y luego sus pasos hasta donde estoy.—. No sabes el cuanto es que yo también deseó darte de comer, pero no puedo.

Toma mi mandíbula y me hace mirarlo a la mala.

Maldición, en verdad que el dolor hace temblar hasta mis huesos.

—¿Por... ¿Por qué?— Cuestionó tontamente.

—Porque estás castigado, mi vida.— Sonríe.—. Eres un niño malo, intentaste atacarme e incluso escaparte; Eso está mal. Ahora sólo estás sufriendo las consecuencias de tus actos. No te quejes.

Me suelta e inmediatamente mi estómago gruñe.

—Por cristo, de verdad me duele verte de está forma. Pero es la única manera que encontré para hacerte entender.— Se dirige a la puerta, listo para dejarme una vez más.—. A menos que pidas disculpas, tal vez así pueda compadecerme.

Pero mi orgullo sigue siendo más grande y me quedó en silencio.
Uno que es prácticamente tomado como un “No.”

—Así que... Las cosas serán de está forma, ¿No?— Ahora su voz se escucha seria.—. Estaré esperando a que pidas perdón, de lo contrario no te daré nada de comer.— Puedo oír el sonido de la puerta abriéndose una vez más.—. Saldré a por... Unos cabos sueltos, si sabes a que me refiero. Y está vez no intentes escapar.

Finalmente apaga las luces, cierra la puerta y me deja en total oscuridad.

Sé que debería de preocuparme por sus palabras, pero el dolor en mis heridas es tal, que simplemente lo he dejado pasar.

¿Qué mierda es lo que ha querido decir con eso último?

No lo sé.

No quiero pensar en eso.

No quiero saber nada sobre ello.

Past.© [Ray x Norman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora