VENUS Un nuevo mundo

3

LUZ DE LUNA

El miedo se apodero de ella por un breve instante. Luego intentó conservar la calma, «Eres valiente Venus, lo eres recuérdalo» se decía.

Estiró su brazo izquierdo debajo de la cama y con la mano lo sujeto firmemente.

—Ah quema, quema —chilló.

Soltó el cubo dejándolo frente a sus delgadas rodillas, quiso esperar a que se enfriara. Revisó la hora en el pequeño reloj de su buro «6:34» dijo en su mente.

¿Qué podía hacer? ¿Qué significaba que un cubo como esos apareciera así como así debajo de su cama? ¿Alguien habría entrado a su casa y lo dejaría allí? ¿Debería de ir a buscar a Leo al bosque y preguntarle? Después de todo, era el único al que podía preguntarle, era todo lo que tenía.

Desde luego que no podía invitar a Lucas, no estaba enterado de nada así que lo descartó. Debía ir sola, quería ir sola, claro que quería ir sola, así no existirían momentos incómodos con Leo, no entendía su repentino deseo por querer estar con él a solas de nuevo.

Pero no sabía exactamente dónde encontrarlo, ¿o sí? Rápido recordó el árbol.

Buscó un buen conjunto de ropa para ducharse antes de irse, esta vez quería ir cómoda y tenía tiempo de sobra. De su armario sacó una blusa de tirantes gris, una capucha negra y un pantalón del mismo color, sus tenis eran negros también, no quería llamar la atención con colores brillantes en medio del bosque, sería una presa fácil para esos humanos voladores con alas aterradoras de los cuales no conocía el nombre porque Leo no quiso decirle.

Venus se estremeció un poco recordando el terrible cuerpo tirado en el piso con una flecha de metal clavada justo en el corazón. No podía acusar a Leo de asesino si no sabía lo que esa cosa era capaz de hacer.

«O matas..., o mueres» le había dicho él.

Entró en la ducha caliente, se relajó, masajearse la cabeza la tranquilizó y le hizo sentir sueño. Y recordó entonces que su madre llegaba a las siete a casa, se apresuró y salió. Si quería irse debía apresurarse.

O tal vez podría quedarse para cenar con ella, hace días que no lo hacían, de hecho le apetecía que cocinaran juntas, sintió que debía dejar el plan de buscar a Leo en medio del bosque tan noche para preguntarle por una figura de seis lados exactamente iguales.

Pero tenía curiosidad, podría aprovechar la noche con su madre, después fingir que iba a "ir a dormir" y en su lugar escabullirse por allí. Sí, eso haría.

Se secó el cuerpo con ayuda de una toalla y se sujetó el cabello con otra. A continuación se vistió sin ponerse el suéter aún. Lo dejaría para el momento en que saliera de casa.

Cepillo su cabello, le gustaba dejarlo húmedo para sentirse fresca.

Cuando salió del baño vio que el cubo todavía estaba tirado en el piso a un lado de su cama, lo recogió, no quería que nadie lo viera, ¿Qué explicación se supone que daría si le preguntaban que era? Lo metió dentro de una diminuta mochila negra que cerró con zipper.

Una vez terminó bajó las escaleras, casualmente su madre iba llegando, se asomó por la ventana justo cuando el coche apagó las luces y fueron segundos después que su madre apareció con una gran caja de pizza y un bolso lleno de dulces, palomitas, refrescos, y una enorme cantidad de cosas más en la entrada de la casa.

Venus capturó la escena, esto era mejor de lo que se había imaginado. Tenía que admitir que su madre logro sorprenderla. No merecía que le mintiera, no merecía la mentira de la noche anterior y tampoco merecía la mentira de esta noche.