VENUS Un nuevo mundo

10

CAÍDA

Venus despertó con un dolor de cabeza inmenso, todo su cuerpo le dolía y suponía que debía ser por todo el ejercicio que había hecho el día anterior, en verdad se preguntaba si algún día se acostumbraría a ello.

Froto su cuello con la mano derecha y luego se estiró antes de levantarse de la cama. Bostezo ligeramente y se puso de pie por fin.

Acudió al baño para lavarse bien el rostro y cepillarse los dientes y su cabello también, lo único que quería era bajar a desayunar aunque fuera con la pijama puesta. Y así lo hizo, bajo las escaleras con su pijama de girasoles.

Entro a la cocina y puso pan en la tostadora, saco la jalea de uvas que tanto le encantaba y la vertió en los panes, para beber se sirvió un vaso de jugo de naranja.

Se sentó en la barra de la cocina, su madre no estaba, ya eran más de las ocho y debía estar en el trabajo, espero para sus adentros que la hubiese visto dormida en su cama esa mañana, puesto que cuando llego en la noche ya era bastante tarde y su mamá ya estaba dormida para poder avisarle su llegada.

Luego de que se devorara el primer pan tostado el timbre de la puerta se escuchó, apenas y alcanzó a escucharlo, en la cocina no llegaba tanto él sonido por la pared y las puertas. Salió de esta y se dirigió hacia la puerta principal.

Era Leo. Con su traje de combate.

—¿Puedo pasar? —la observó de pies a cabeza, a él le pareció que su pijama la hacía ver de lo más adorable, su cabello se veía ligeramente ondulado, no liso como todos los días, y a decir verdad, a él le gustaba más ondulado.

—Pero, ¿qué diablos haces aquí? —le preguntó sorprendida, no lo esperaba para nada—. Quiero decir, ¿por qué vienes tan temprano? No pude terminar mi desayuno, adelante, sabes que puedes pasar —se hizo a un lado dejándole espacio suficiente.

Bufo un poco molesta por interrumpir su desayuno pero le gustaba que Leo estuviera allí, eso no lo podía negar.

Leo se detuvo muy cerca de ella, quería decirle todo lo que tenía dentro, no podía dejarlo para después.

—¿Hice algo mal para que de repente te comportes así conmigo?

Venus se desconcertó, si eso lo decía por lo que le dijo al abrir la puerta si que se lo había tomado muy en serio.

—¿De que hablas? —pregunto aun confundida.

—¿Por qué anoche que llegaste arrojaste mi espada al sofá como si fuera cualquier cosa? ¿No sabes lo importante que es para mi? ¿Y por qué no quisiste que yo te acompañara a tu casa si sabes que siempre lo hago? Es más..., ¿por qué te fuiste a ultimo momento si tu mamá te había dado permiso para quedarte toda la noche con nosotros?

—Leo, para por favor —lo detuvo Venus, no quería una escena como esa cuando no se la merecía porque no tenía a nadie a quien rendirle cuentas, excepto claro que a su madre, y menos dejaría que le exigieran algo en su casa—, yo no me estoy comportando diferente contigo, simplemente estoy guardando la distancia que debí tomar en un inicio por respeto a Alex. Y lo lamento, tal vez arroje la espada pero no era mi intención hacerlo, solo me quite el cinturón que era bastante pesado y lo dejé en el sillón una vez que me pude librar de él, y no, no te conozco lo suficiente como para saber cuán importante es esa espada para ti. No quise que me acompañaras porque quería una compañía diferente, Gabriel me agrada, es un buen tipo y creo que debería de empezar a hacer amistades con todos en el equipo no solamente contigo, Jacob y Alex también son grandiosos y me gustaría conocerlos mejor, si no quise quedarme fue porque supuse que no había una cama extra para mí, descuida, yo sé que tengo mi cama aquí, en mi casa, así que no tengo porque quedarme a dormir en casas ajenas.