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COPOS EN FORMA DE CORAZÓN

—Gracias por ayudarnos —dijo Venus luego de un rato de silencio, que por cierto no fue incómodo, pero, pensó que debía de ser ella quien rompiera el hielo.

—Estaba pensando... —dijo Leo inmediatamente—, lo que habías dicho mientras le cortábamos el cuello al leviatán, eso de que aun no mirabas el libro y que ya creías que le faltaban muchas cosas por mencionar, nadie sabía que Corvus tenía una cola afilada.

El rostro de Leo era de curiosidad, dejo de mirar el atardecer para mirarla a ella a los ojos y confirmar con certeza que si lo había escuchado.

—Oh... —susurró—, es que paso algo —ahora hablo con su tono de voz normal—, antes de lanzarme al leviatán, Corvus me dijo algo...

—¿Corvus? —levantó ambas cejas—. ¿Cómo que Corvus te dijo algo?

—Entonces era en serio que eso no venía en tu libro de dragones, ese de donde aprendiste las habilidades y las debilidades de cada uno —comentó con tranquilidad—, sé que es raro, pero escuché la voz de Corvus en mi cabeza.

—Sí, bueno, sí es raro —dijo—, mi dragón no me ha dicho nada, no he escuchado ninguna voz en mi cabeza y yo también me he comunicado con él, así como he visto que tú haces con Corvus.

—Puede que sea una habilidad que solo los luz de luna poseen, así como sus buenas habilidades de rastreo —se encogió de hombros—. Aunque es sólo una suposición, soy quien menos sabe de este tema.

—Tendremos que preguntarle a los demás si sus dragones no les han dicho algo.

«No es algo que sólo yo puedo hacer, todos los dragones lo hacemos, pero es bastante difícil cuando lo hacemos por primera vez con una persona nueva, en mi caso, era la primera vez que lo hacía», escuchó Venus dentro de su cabeza una vez más.

—¿Por eso ninguno lo ha hecho? —preguntó ella en voz alta.

—¿Nadie ha hecho que? —se confundió Leo.
«Rayo estuvo a punto de hacerlo con su jinete, con Jacob, pero no pudo hacerlo», dijo Corvus dentro de la cabeza de Venus.

—Entonces pueden hablar entre ustedes también —dijo Venus en voz más baja.

—¿Estás hablando con Corvus? —le preguntó Leo.

—Sí —le respondió—, lo siento, ¿me habías dicho algo? Es difícil escuchar con una voz dentro de tu cabeza.

—No, nada importante —le sonrió—, debe ser divertido hablar con tu dragón.

—Es agradable —admitió—. Pero es raro, siento que es muy distinta a la voz de un humano, y a la vez muy similar, no puedo explicarlo, aunque si hablaran, así como nosotros, creo que sería todavía más raro.

Leo lo pensó.

—Sí, lo sería al menos para mí.

—Ellos también se comunican —le comentó Venus—, los dragones, creo que es más sencillo comunicarse entre ellos que con nosotros. Corvus me dijo que Rayo intento comunicarse con Jacob, pero no sabía cómo.

Leo regreso su vista al atardecer, era una vista que jamás pensó tener y la disfrutaba, la luz naranja volviéndose oscura a su alrededor mientras el sol bajaba lentamente ocultándose entre las montañas dándole fin a la luz del día, permitiendo que la luna brille y reine en la noche junto a las estrellas.

—¿Crees que teman que reaccionemos de mala manera?

—Tal vez teman que nos asustemos... —repuso ella.

VENUS Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora