15

32 4 0
                                    

AYUDA DOBLE

—¿Un snider? —el impacto de Jacob se transformó en preocupación—. ¿Cómo pudo escapar? Morirá si no está en su hábitat.

—Precisamente —dijo la emperatriz—, esperamos que no batallen para encontrarlo muerto por aquí cerca.

—¿Cómo podemos rastrearlos? —cuestionó Leo, no tenían pistas de saber los lugares a los cuales habían ido esas tres especies de dragones, con lo rápido que volaban fácilmente podrían encontrarse ya al otro lado del mundo.

—El luz de luna es el dragón que posee más agilidad que los otros para rastrear —dijo ella—. Será mejor que lo aprovechen.

La emperatriz se dispuso a atravesar el transportador, pero un movimiento sordo en los arbustos se lo impidió.

Leo dirigió su vista al mismo lugar que ella, y para averiguar que había allí detrás se acercó.

Sacó un cuchillo pequeño de su cinturón y con mucho cuidado daba pasos lentos sin hacer ruido. Cuando llegó se percató de que detrás del arbusto que se había sacudido hace tan solo unos segundos, permanecían escondidas dos adolescentes, de la misma edad de Venus.

Las dos muchachas se pusieron de pie aterradas por el cuchillo que les estaba apuntando a su pecho.

—¡No somos malas personas! —chilló Phoebe.

Izalaura guardo silencio, prefería que su amiga se encargara de la situación, estaba consciente de que la mayoría de las veces decía cosas incoherentes inconscientemente y en esta, precisamente, no le animaba mucho cometer ese error.

—¡Leo, detente! —exclamó Venus—. Yo las conozco, son mis compañeras en la escuela.

Leo lo estaba pensando, seguía apuntándoles con el cuchillo, podría enterrárselo a cualquiera de ellas, aun no tenía suficiente información para confiarse.

—Leo —volvió a decir Venus—, baja ese cuchillo.

—Esta bien Hughes —dijo la emperatriz—, baja el arma, démosle la oportunidad a Venus de que nos presente a sus amigas.

La pelinegra se puso nerviosa, pero su deseo por tratar de explicarles a sus dos compañeras de clase lo que estaba sucediendo era más grande, las pobres no tenían idea de nada y, sin embargo, se hallaban bajo una amenaza de muerte.

—Ellas son Izalaura y Phoebe —dijo—, las conocí hace poco realmente, son compañeras de la universidad, llevamos las mismas clases.

—¿Y qué es lo que hacían aquí? —preguntó la emperatriz exigiendo una respuesta.

Y Venus no la tenía, volteo a verlas a las dos queriendo saber también el porqué de su excursión al bosque, era imposible que no se hubieran enterado ya del ataque de los dragones.

—Estamos aquí porque vimos personas volando —dijo Izalaura—, nos pareció algo raro así que nos acercamos para saber si habíamos visto bien, después todo se puso peor cuando nos dimos cuenta de que no solo eran personas con alas, también habían dragones...

—Y por si no fuera suficiente, ver a Venus con una espada asesinando a esas personas y pretendiendo que todo lo que pasaba era algo normal o a lo que estaba acostumbrada, bueno, fue lo más extraño —dijo Phoebe.

Venus quería decirles que todo eso seguía siendo raro para ella, apenas podía familiarizarse, las circunstancias en las que se hallaba era algo totalmente distinto a lo que podría llamar normal.

—Así que ustedes ven a un dragón o personas con alas y lo primero que hacen es acercarse —decía Alex con sarcasmo—, que ganas de vivir tienen ustedes dos.

VENUS Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora