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GUARDIANES

Una vez que se teletransportaron aparecieron en una pequeña habitación del castillo, todas las paredes eran doradas y el techo estaba lleno de adornos preciosos que antes no había podido observar, en el centro había una pintura de lo que parecía ser una familia, un hombre y una mujer en el medio con coronas en sus cabezas y una pequeña bebe cargada en brazos y con una tiara.

Detrás de Venus y Leo estaba un espejo, el cual habían atravesado una ocasión anterior, cuando Venus hizo su prueba, este espejo era la otra parte del transportador de la puerta que estaba en casa de Leo y sus amigos. Él espejo era hermoso, de aspecto caro y totalmente de la realeza, como si fuese antiguo y llevase ya varias generaciones.

La habitación era diminuta, cuatro pequeñas paredes y sin ninguna ventana, pero habían dos puertas muy altas de color oro, las mismas por las que entraron la vez anterior, medían al menos dos metros de altura, estas llevaban a un pasillo amplio que te permitía recorrer unas partes del castillo, ya que para recorrerlo todo completo debías desviarte por otros pasillos y puertas.

—Espero que estés lista —la miro Leo antes de intentar abrir la puerta de la habitación.

—¿Para hablar con la emperatriz? —recordó el motivo por el cual habían llegado a ese lugar. Su frente se arrugó imaginando cómo sería esa mujer, por lo que sabía la emperatriz era una mujer que cumplía un papel muy importante en ese lugar.

—Sí —dijo Leo abriendo lentamente la puerta, después se hizo a un lado y dejó que Venus pasara primero, cuando ella lo hizo le echó una mirada preocupante, Leo cerró la puerta después de salir también—. No te asustes, dudo que sea tan dura contigo como lo fue conmigo, creo que con las mujeres es más sensible y menos terrible, recuerda lo que te dije sobre ella.

—Gracias, creo que eso ayuda —camino a su lado.

A lo largo del pasillo había ventanas larguísimas que le permitían a Venus conocer el reino por fuera. Había bastantes edificios, se preguntaba cómo podían parecer también de la realeza, eran simples edificios, nunca los imagino de otra forma diferente a las que había en las ciudades grandes de su dimensión.

Uno en especial le llamó la atención, era de los más bonitos de todos, era imposible que pasara desapercibido. Intentaba averiguar de qué era o que hacían dentro de él.

Tanta fue su curiosidad que no se dio cuenta de que se había quedado parada observándolo, Leo por su parte si lo notó.

—Ya vamos tarde —le recordó. Se paró a un lado de ella y la observó de perfil, acababa de descubrir que le gustaba como se miraba concentrada en una cosa—. Ojalá tuviera el tiempo para darte un recorrido por aquí y conocieras cada rincón del lugar como yo, pero ahora no lo hay.

Dijo eso de una manera tan triste y tierna que hasta Venus se desconcertó y salió de su ensimismamiento. Lo miro a lo ojos, y por un segundo creyó haber visto algo más en ellos qué simple ternura.

—¿Qué hacen en ese edificio? —volvió su atención a lo de antes.

—Esa es la torre más importante del lugar —miro a la torre y después regreso la vista a Venus—. En ella se activa el escudo invisible que protege al reino de los dragones, ese escudo impide que entren, también nos avisa cuando un dragón está cerca para prepararnos para atacar, o cuando un dragón está atacando el escudo y quiere entrar.

—Entonces sería una completa catástrofe si esa torre no funcionara bien —dijo en voz baja, aun así, Leo la escucho a la perfección.

—Sí, probablemente lo sería. Por eso es importante que estemos siempre preparados para un ataque, ya que puede suceder en cualquier momento.

VENUS Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora