VENUS Un nuevo mundo

5

CAOS

Leo se puso a observar cuales serían los tres dragones que le presentarían para poder ayudarle a escoger cual era el más sencillo para montar. Primero salió un meteoro mortal seguido de un trueno afilado. Él no pudo resistirse a decir:

—Esto es una barbaridad Michael —su voz fue potente—, estos son dragones malvados, de los más peligrosos.

El moreno siquiera se había molestado en prestarle atención.

Entonces salió el último bebé dragón, el oscuro luz de luna que habían visto Leo y Venus hace unos minutos en el bosque.

Leo pudo ver la intención de Venus de querer escoger a ese dragón, pero ella no sabía que ese, en especial, era el más inteligente y peligroso de los dragones, no era el más despiadado con los humanos, pero si era bastante astuto y poseía más habilidades que los otros para asesinarla.

Los dragones se encontraban en grandes jaulas de un material desconocido para Venus, tal vez era a prueba de dragones, a prueba de cualquier cosa que estos pudieran hacerle. Los feroces y hermosos animales la miraban fijamente, los primeros dos con enojo, pero Venus no podía descifrar con que emoción o sentimiento le miraba el luz de luna, era como sí no le interesara su posición, permanecía neutro.

—Debe escoger a un solo dragón —le recordó Michael—, se sensata en tu decisión, pues tendrás que montarlo y para hacerlo estarás poniendo tu vida en sus garras.

Ella se tambaleó, volteó a ver a Leo, pero él se encontraba igual de nervioso, incluso peor.

—Tienes que decidir ahora —la presiono el moreno.

Venus volvió a pasar sus ojos por los dragones, el primero era de color totalmente rojo, sus alas se abrieron en cuanto se percató de que era observado, lo hizo como si estuviese enojado, sacó humo por su nariz y Venus decidió que era mejor apartarse de su camino. Miró inmediatamente al dragón de un lado, éste era color azul como el cielo cuando es de mañana, parecía arte al igual que los otros, por un momento pensó en escogerlo, hasta que cambio de opinión al ver sus alas, parecían cuchillas filosas, brillaban ante la luz, Venus se imaginó siendo rebanada por la mitad con una de ellas, trago saliva a duras penas. Por último, llego frente a la jaula del último dragón e inmediatamente lo reconoció, de color negro con estrellas diminutas incrustadas en sus alas, dos ojos maravillosamente azules como diamantes y un cuello delgado y largo.

—¿Qué dragón montaras? —le pregunto Michael ya desesperado.

El nerviosismo la invadía. No le cabía en la cabeza que se enfrentaría a un dragón. No comprendía todavía como era posible que existiesen, pero estaban ante ella, no podía negar la realidad.

—Ese —señalo al luz de luna con su dedo índice de la mano derecha.

A su alrededor las personas lucían tan asombradas como espantadas y temerosas.

—Acabas de escoger al dragón más astuto, despiadado y malvado de todos, se nota tu desconocimiento sobre este lugar, Leo no ha sido tan buena compañía para ti después de todo —parecía burlarse, por primera vez esbozaba una sonrisa, aunque esa no fuera de felicidad—. Suéltenlo —ordenó.

Inmediatamente se llevaron las otras dos jaulas para no enfurecer a esos dragones, el luz de luna parecía más tranquilo que los otros, Venus no creía que fuese despiadado, o tal vez era la tranquilidad de este lo que debía preocuparle, probablemente ya tenía planeado como acabar con ella, como asesinarla, como hacerla sufrir, eso le provocó escalofríos.

La cerradura de la jaula fue abierta con el fuerte golpe de un hacha color plata. El dragón salió.

El bebé luz de luna sacó la ferocidad que llevaba dentro, pues, hasta hace unos segundos a Venus le había parecido bastante tranquilo y reconfortante, recordó cuando la perseguía en el bosque y la aplasto con una de sus garras, eso mismo hizo en cuanto abrieron la puerta de su jaula, su delgado cuerpo ya se ubicaba debajo de una garra del dragón de dos metros, éste rugió, pero no salió nada amenazador de su boca.