VENUS Un nuevo mundo

11

TORMENTA Y ESTRELLAS

El último golpe en conjunto de un meteoro mortal y un tormenta o también llamado trueno mortal, fue el que provocó que el cristal se partiera. El reino estaba expuesto. El rostro de Venus se llenó de terror, no esperaba que eso sucediera tan rápido, creyó que tenían ventaja por sobre ellos.

Habían al rededor de siete dragones allí, todos adultos por lo que estaban en su tamaño máximo. Destruían los edificios, aterrizaban en ellos y las ventanas se quebraban enseguida.

Leo miró a Venus, su rostro lleno de terror lo hizo querer protegerla contra cualquier cosa. Se escabulleron detrás de una pequeña pared que tenía aspecto de que otros guardianes la hicieron para ocultarse.

—Seré tú escudo mientras estemos aquí afuera, nada te pasará ¿me escuchas? —con sus manos sostuvo la cabeza de Venus, se atrevió a darle un beso en la frente—. No dejare que nada te pase.

Venus dijo que si con la cabeza, descubrió que no podía articular palabra alguna en ese instante, su garganta estaba seca.

Un meteoro mortal voló demasiado cerca de ellos percatándose de su presencia ahí. Venus se esforzó por desenfundar la espada pero Leo fue más rápido y le disparó con su rifle, utilizó por lo menos más de cinco balas, el dragón huyó, ninguno supo si llegó a herirse.

—¿Ves a Gabriel o Jacob? —le preguntó a Venus, ella dijo que no—. ¿A Alex?

—No veo a nadie —saco la espada y se puso de pie. Dispuesta a dejar de ocultarse por más tiempo comenzó a caminar con Leo a su lado. Ambos dieron pasaron veloces, tenían que encontrar a su equipo, no podían seguir separados frente a un problema de tal gravedad, se necesitaban.

—¡LEO! —escucharon los dos.

Voltearon cada quien por su lado para saber de donde provenía el llamado. La voz les era familiar aunque no podían diferenciar de quien, si de Jacob o de Gabriel.

—Sígueme —dijo él. Corrieron por toda una calle completa. Volvieron a gritar, ya estaban más cerca, no dejaron de correr.

Cuando llegaron a la esquina descubrieron que todo su equipo estaba unido, Alex, Jacob y Gabriel, pero no solo ellos estaban en ese callejón. Jacob les había mencionado que Alex estaba con el equipo de Roberts, y en efecto, seguían con ellos.

James Roberts estaba con su equipo y llevaba cargando en brazos a Alex.

—¿Qué le pasó? —preguntó Leo con su semblante serio, como un hombre celoso, pero él sabía que no lo estaba.

—Se torció el tobillo —respondió James. Con cuidado la bajo, Jacob sujeto la cabeza mientras que el otro muchacho igual de musculoso le rociaba un spray y le vendaba el tobillo.

—No es nada realmente —dijo Alex viendo a Leo y dándose cuenta del espectáculo que le estaba dando, James había exagerado mucho las cosas.

—Pero claro que es algo, un dragón te ataco y no tenías armas para defenderte. Tu equipo estaba muy divido Hughes. ¿Que opinaría la guardiana sobre eso?

—¿Por qué no lo averiguas si tienes tanto interés? —Leo se acercó a él a la defensiva. No iba a dejarse intimidar por nadie, menos por él—. A mi también me gustaría saber lo que diría.

—No me retes —el apuesto y fornido guardián se alejo y fue con su equipo. El ambiente se volvió tenso.

«Así que él es James Roberts» pensó Venus. Si, en definitiva no era como se lo esperaba, aunque realmente nunca pensó en cómo sería, no le presto atención ni se acordó de él luego de que Leo no le quiero decir quien era, pero debió imaginarse que si Leo podía llegar a sentir celos de alguien, por supuesto que sería de él.