parte2

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Yuuri permaneció en el cuarto de lavado tan solo un momento, no mas de 10 o 15 minutos, y por ello no entendía como en tan corto tiempo podría haber ocurrido aquello. Víctor lo miraba de modo serio, sentado en la cama de aquella habitación que ahora lucía tan vacía; mientras él se quedó parado debajo del marco de la puerta.

— ¿pero que dices?— preguntó el nipón incrédulo a que fuera real la idea de que Yuri ya no estuviera mas en aquella casa. Su corazón dolía solo de imaginarlo.

— lo que oíste, mi abuelo llevó al omega a un lugar donde estará mas seguro, y mas cómodo el tiempo que resta— el mayor se mostraba de forma tranquila, mientras Yuuri tan solo guardaba silencio intentando controlar sus emociones, para que estas no empeoraran mas la situación— el también nos invitó a mudarnos con él pero claro, debía consultarlo contigo primero

— lo haré— respondió inmediatamente, para sorpresa del ruso.

Realmente no esperaba que Yuuri terminara accediendo tan pronto, y de una forma tan simple. Le estaba hablando de convivir con su familia, las personas que mas lo odiaban en el mundo; pero al japonés no parecía importarle eso ahora mismo y, ese hecho no hacía mas que enfadarlo; pues con aquel acto Yuuri le demostraba cuan importante era aquel omega para él. Pero aún así, intentó mantener la calma.

— entonces es un hecho, nos mudaremos a la casa grande en un par de semanas— habló nuevamente, haciendo que el menor cambiara de semblante.

¿Un par de semanas? Era mucho tiempo, y le molestaba que Víctor tomara decisiones sin tomar en cuenta lo que él pensaba de ellas, eso era un acto egoísta, pero estando ya Yuri fuera de su alcance, no tenía otra opción mas que acatarlas, al menos hasta estar cerca del rubio nuevamente. Después de ello, aclararía las cosas con Víctor. 

— de acuerdo— dijo sin mas para retirarse del lugar, ante la mirada de un ruso confundido.

No lo entendía, era la primera vez en mucho tiempo que no podía comprender la actitud de su esposo, Yuuri siempre había sido tan predecible para él que; llegó a jurar que por lo mínimo le reclamaría lo sucedido, entonces el podría recriminar lo que vio, encararlo, para luego escucharlo disculparse, y el poder perdonarlo, y que todo volviera a ser como antes, pero se equivocó.

No podía evitar sentir que estaba perdiendo a la persona que amaba, que el nipón se alejaba cada día mas de él, y que los sentimientos que una vez compartieron, iban desapareciendo poco a poco, como el agua que se escurre entre los dedos.

............

Miraba a través de la ventanilla de aquel lujoso coche en movimiento, sintiéndose un poco culpable por no esperar a despedirse del nipón, ¿pero que podía hacer? Su maleta estaba lista desde el primer día que entró en aquella casa; además, sentía que para ambos esto era lo mejor, sobre todo después de lo ocurrido. No podía permitirse estar con sentimientos confusos, ni dejar que estos se apoderen de su juicio, por eso ahora que se le había presentado la oportunidad de alejarse de aquel lugar, no tardó nada en aceptarla, y marcharse con aquel viejo, aun cuando este no le inspirara ninguna confianza 

  A veces deseaba poder renunciar a todo esto, olvidar y comenzar de nuevo. Y aunque esa era la promesa que le hicieron en un comienzo; dudaba de que pudiera hacerlo en verdad. Se negaba a aceptarlo, pero hoy se dio cuenta de que; definitivamente, Yuuri no le era indiferente, y que el bebé que esperaba, del cual nunca sabría ni su nombre, tampoco lo era. Y era doloroso tan solo pensar en su futuro.

Pasó no mas de una hora hasta que el coche se detuvo frente a una gran mansión, estaba rodeada de flores y arboles podados muy bien cuidados, parecía tener mas de 500 habitaciones, en verdad lucía inmensa por fuera, y aun mas por dentro; era como haber regresado al lugar que una vez llamó hogar, y eso no hacía mas reconfortante esta situación.

El amor no tiene forma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora